Capitulo 4

1K 72 9
                                    

                                                  Anastasia 

—De acuerdo, no. Imprimiría las fuentes y las llevaría a la reunión.

 Andrea asintió.

—Bien. ¿Qué más? —Tomó otro bocado de su emparedado.

—Probablemente intentaría localizar al contacto de Christian en la OMC unas cuantas veces más, tal vez por correo electrónico. Podría haberme esforzado más para encontrarlo. Y mandar todo a revisión. —Teníamos un servicio nocturno,pero debido a que trabajé hasta tarde, perdí el plazo para enviarlo. Debí asegurarme de que estuviera listo a tiempo. 

Levanté la mirada antes de recoger mi emparedado.

»No digo que no aprendí nada. Solo creí que sería más amable. He querido trabajar con él desde hace mucho tiempo. Simplemente no imaginé que fantasearía con golpearle la cara con tanta frecuencia. 

Andrea rio.

—Eso, Anastasia , es lo que significa tener un jefe.

Está bien, puedo aceptar que Christian fue amable con Andrea, y Joey, por lo que parece. Pero no lo fue conmigo. Lo cual empeoró todo. ¿Qué le hice? ¿Me seleccionaban para un tratamiento especial? Sí, mi informe podría mejorarse,pero a pesar de lo que dijo Andrea, no merecía la reacción que obtuve. Podría haberme arrojado un hueso.

Ahora que mis expectativas de trabajar con Christian se hallaban realmente destrozadas, tuve que concentrarme en obtener lo que pudiera de la experiencia y seguir adelante. Revisaría mi informe y lo haría perfecto. Aprendería todo loque pudiera de trabajar para Grey & Asociados, haría un montón de contactos,y luego de dos años me encontraría en una buena posición para establecerme por mi cuenta, o ir a trabajar directamente para un banco .

***No tenía ni idea de cómo convencí a mi mejor amiga, Kate, para que me ayudara a trasladarme a mi nuevo departamento. Al crecer en Park Avenue, no fue criada para el trabajo manual.

—¿Qué hay aquí, un cadáver? —preguntó, con sudor en la frente que se apreciaba con la luz del ascensor.

—Sí, mi última mejor amiga. —Incliné mi cabeza hacia la vieja caja demantas de pino a nuestros pies y la última cosa en el camión—. Hay espacio para otra. —Me reí.

—Será mejor que haya vino en el refrigerador. —Kate abanicó su rostro—. No estoy acostumbrada a ejercitar con la ropa puesta.

—Ya ves, entonces deberías estar agradecida. Expando tus horizontes —le respondí con una sonrisa—. Mostrándote cómo viven nuestras chicas normales.

 Me quedé con Kate cuando llegué a Nueva York desde Berkeley hace casi tres meses. Fue fantásticamente comprensiva en el momento en que mi madre envió todas mis cosas a su departamento de Brooklyn, pero ahora que la hacía ayudarme a mover todo a mi nuevo lugar, se le agotaba la paciencia.

»Y soy muy pobre para un refrigerador. Y vino. —El alquiler de mi estudio era horrible. Pero me encontraba en Manhattan y eso era todo lo que me importaba. No sería una neoyorquina que vivía en Brooklyn. Quería aprovechar esta experiencia por todo lo que valía la pena, así que sacrifiqué espacio por ubicación; un pequeño edificio victoriano en la esquina de Rivington y Clinton,en el Bajo Manhattan. Los edificios a ambos lados estaban cubiertos de grafiti,pero este lugar fue renovado recientemente y me aseguraron que se encontraba lleno de jóvenes profesionales, tan cerca de Wall Street. ¿Profesionales en qué?¿Sicarios?.

—Será... acogedor —dijo Kate—. ¿Segura que no deseas que pregunte por el dormitorio de enfrente?.

Mi apartamento en Berkeley era al menos el doble del tamaño de mi nueva casa. El lugar de Kate en Brooklyn es un palacio en comparación, pero no me importaba lo pequeño.

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora