Capitulo 31

476 65 11
                                    

                                                                 Anastasia

Continuacion.......................

¿De verdad hablaba de mi fondo fiduciario frente a mi jefe? ¿El fondo fiduciario del que no quería saber nada? ¿Trataba deliberadamente de avergonzarme? ¿Hacer que Christian se sintiera incómodo? Pensé que vendríamos a hablar de negocios.

 —Quiero trabajar en Grey & Asociados. Trabajé duro por mi oportunidad.Y no necesito tu dinero. —¿Era tan difícil para él creer que era lo suficientemente buena como para querer esto? Este almuerzo debería ser sobre negocios y empezar a demostrarle a mi padre que no necesitaba un fideicomiso—. ¿Puedo preguntarte por qué piensas en subcontratar parte de tu investigación en este momento? ¿Algo ha cambiado en tu lado? —pregunté. 

Mis ojos parpadearon hacia Christian, quien asintió, alentando mi pregunta y me permití relajarme un poco.

 Mi padre suspiró. 

—Bueno, creo que es bueno mantener a la gente que trabaja para ti de puntillas, y he estado siguiendo lo que haces y pensé que me gustaría oír un poco más al respecto.

 Me mantuve callada durante el resto del almuerzo, concentrándome en las respuestas que mi padre dio a las preguntas de Christian, comprometiéndolas a la memoria. Intenté olvidar que el hombre sentado en la esquina de la mesa se encontraba genéticamente ligado a mí y me centré en él como cliente.

.....

De pie en mi cocina, eché un poco de tequila Patrón en el vaso de chupitodel Puente Golden Gate que coloqué en el mostrador y puse la botella junto a él.El tequila haría que el día de hoy disminuyera y me ayudaría a dormir.Max había ido a otra reunión en Midtown después del almuerzo,dejándome regresar a Wall Street por mi cuenta. Me sentía agradecida por elespacio, el tiempo para componerme antes de volver a la oficina. Había sidoimproductiva el resto de la tarde, pasando por los movimientos, mirando el reloj,deseando que se acelerara. Me fui tan pronto como pude para poder volver a casay beber.Y tanto tequila. El alcohol me sacaría de mi sentimiento de pérdida, deabandono, de vergüenza ante el que todavía tenía el poder de herirme.Cuando alcancé el vaso, llamaron a mi puerta. Podría ser Grace, pero eraimprobable porque habría llamado para asegurarse de que estuviera. No, seríaMax.La idea del duro cuerpo de Max sobre el mío, empujándome, llenándomede nada más que él, sonaba mejor que el tequila.Abrí la puerta de par en par, invitándolo a entrar. Pasó por el umbral ydejé que la puerta se cerrara de golpe.—Hola. Solo quería comprobar...

 Era la primera vez que veía a Christian con un cliente. Y era fácil entender porqué tenía tanto éxito. Tenía un encanto fácil que hacía que mi padre revelaracosas que yo no sabía si había planeado. Y Christian lo hizo todo sin darse nada de símismo. Dejó que mi padre dominara la conversación en términos de número depalabras habladas, pero la forma en que Max lo empujó hacia ciertos temassignificaba que Christian era el que movía las cuerdas.

 Era tan brillante como decían.

 Sabía que era inteligente, pero no esperaba el resto: el carisma, el control.Era como ver a un mago en acción, lanzar hechizos sobre la gente para que lecontaran sus secretos. 

—Y, por supuesto, Anastasia  trabajará en la presentación —dijo Christian,llamando mi atención mientras lo miraba fijamente. Miré a mi padre, dándoleuna sonrisa apretada. 

—¿Lo hará? —preguntó, sonando sorprendido—. ¿Con tan pocaexperiencia? 

Estupendo. Otra paliza delante de mi jefe. Me preguntaba si sabía que notenía que verbalizar cada pensamiento que tenía. 

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora