Capitulo 18

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                                                                   Christian

Continuacion.................................

No sabía cómo reaccionar. Quería arrinconarla y hacer que me escuchara.Besarla. Follarla.

 »Soy irritante? —Sacudió la cabeza con incredulidad y se giró para encararme—. ¿Soy jodidamente irritante? 

¿Cómo podía hacerla ver lo que quería decir? Agarré una de sus manos,tiré de ella hacia mí, y la besé. Se liberó y empujó mi pecho, pero la abracé para que no pudiera escaparse. Finalmente, paró de intentar alejarse, aceptando que estaba atrapada, e inmovilizada. 

—Bésame, Anastasia —dije—. Haz lo que digo. 

—Eres un imbécil —dijo mientras me golpeaba en el hombro

.Llevé mis manos a su rostro y sus labios hacia los míos. No se resistió.Serpenteé mi lengua en su boca y encontré la suya lista y caliente. Gemí contra sus labios y deslicé mi mano hasta su culo, para tirar de ella, así podría sentir mi erección. Sus dedos se deslizaron en mi cabello y nuestros besos se volvieron frenéticos, mordaces y ávidos.

 Terminó nuestro beso y se alejó.

 »¿Christian? 

No sabía qué venía ahora. ¿Por qué se retiró de mis brazos? ¿Pediría que me fuera? 

—¿Si? —pregunté.

 —Quítate la ropa y fóllame —dijo.

 Sonreí cuando comenzó a desabrochar el resto de los botones de su camisa,sus dedos yendo a tientas sobre cada uno. 

—Ven aquí —dije y quité sus manos del camino. 

—Ten cuidado con eso. Esta blusa es nueva y no puedo permitirmereemplazarla.

 Desabroché los botones antes de que terminara su frase y deslicé la seda sobre sus hombros. Su piel lucía tan delicada que me incliné para besar la carnebronceada y expuesta, desesperado por sentirla bajo mis labios. Echó su cabeza hacia atrás y sonreí contra su piel.

 —Imbécil, ¿eh? —Me quité mi camiseta y salí de mis pantalones cortos. 

—¿Quieres que cambie de opinión? —Inclinó su cadera, las tiras del sujetador cayendo por sus hombros. 

—No vas a cambiar de opinión —dije, inclinándome hacia ella, subiendola falda por su cintura, y metiendo mi mano en su ropa interior. 

—No —dijo, con la voz entrecortada—. No puedo estropear esta falda,acabo de comprarla. —Mis dedos se presionaron contra sus pliegues y aunque no luchaba contra mí, podía decir que se preocupaba por su ropa. ¿Por qué?

—Acuéstate —dije, guiándola hacia la cama, donde rápidamente saqué su falda y bragas. 

—Christian...

 Quería sumirme en la manera en que decía mi nombre. 

—¿Sí? —Besé el interior de su muslo, a lo largo de su suave y firme piel,llegando a su coño. Le di una larga lamida en su hendidura pero seguí trabajando mi camino hacia su abdomen y entre sus pechos. El ritmo fue más lento que la semana pasada. Su enfado se desvaneció y solo existía en la manera en que aveces clavaba sus uñas en mis brazos o susurraba "Eres un imbécil", mientras yo continuaba besando, lamiendo y chupando su cuerpo entero.

 Estiró su cabeza hacia arriba, señalando hacia su mesilla.

 —Condón —dijo. Puede que piense que soy un idiota, pero no le molestaba mi polla. Tomé un condón y tan rápidamente como pude, lo enrollé. Mientras me extendía sobre mi espalda, Ana se levantó de la cama y comenzó a sentarse ahorcajadas sobre mí. 

—No lo creo —dije, empujándola sobre su espalda—. Te follaré. No tú amí. —De un empujón abrí sus rodillas con mis piernas y me introduje dentro deella. Sus cejas se juntaron mientras se concentraba en no hacer ningún sonidode placer que podía notar que ondeaba bajo la superficie. Salí y entré, queriendoliberar ese gemido. 

—Si vas a follarme, mejor que lo hagas bien —dijo. 

Extremadamente. Jodidamente. Irritante. 

Sabía que esto era tan malditamente bueno. Agarré su pierna y la alcé,profundizando, demostrando cuán bueno era. 

Mordió su labio, aún tragándose sus reacciones. 

—¿En serio?¿No me dirás lo bueno que es esto? —pregunté, jadeando,introduciéndome en ella, sintiendo su pulso debajo de mí—. ¿No vas a decir que esto es el mejor que has tenido? —Me estrellé contra ella, empujándola hacia arriba en la cama, mi mandíbula apretándose. 

—Que te jodan —gritó. 

—Sabes que lo es. Amas mi polla en tu interior, haciéndote venir. No puedes tener suficiente.

 Un profundo gemido rompió desde su pecho. Finalmente. 

»Ahí, ¿lo ves? Solo necesitabas rendirte y darte cuenta de lo bien que te hago sentir.

 Apretó a mi alrededor, alzando sus caderas para recibir mis empujes. Unr ugido vibró por mi garganta ante la vertiginosa sensación. 

»Tan. Malditamente. Bueno.

Arañó tan duro mi espalda que interrumpió mi ritmo. Cuando la miré,sonrió. Bajé sus brazos y deslicé mis palmas contra las suyas, sujetándola contra el colchón, y empecé a introducirme en ella de nuevo. 

»Vigile sus modales Srta. Steele. Si no es cuidadosa, no le dejaré correrse.

 Alzó una ceja.

 —Como si pudieras detenerme. 

No tenía ni idea.

 Me quedé inmóvil.

 —¿Quieres poner a prueba esa teoría? —Se retorció debajo de mí,desesperada por más de mi polla—. Sí, no lo creo. 

—Eres un cerdo arrogante —escupió y giró la cabeza a un lado. 

—Creo que lo que querías decir es "gracias por follarme". —Me moví por encima, moliéndome contra ella. Puede que estuviera provocándola, pero enverdad quería gritar cuán perfecta era, lo bien que me hacía sentir. Todos esos meses negando que quería follarla. Anastasia Steele era tan sexy, apasionada y codiciosa como lo imaginé. 

Sus respiraciones eran cortas y necesitadas, sonaba cada vez más ruidosasy menos controlada.

 »Eres hermosa. Y sexy y... —Me detuve un segundo. Tenía que ser cuidadoso de no venirme primero—. Y me vuelves loco en el trabajo. —Empujéde nuevo—. Porque quiero inclinarte sobre mi escritorio y empujar mi polla enti. Justo. Así. 

Gritó cuando se corrió, ondeando en torno a mí, haciendo gotear mi polla,ordeñándola, poseyéndola. No pude resistirme a ella y me vine, clamando su nombre.

 Me derrumbé encima de ella y disfruté la sensación de mi caliente piel cubriendo la suya.Rodando sobre mi espalda, estiré el brazo y la deslicé en mis brazos.

 —¿Esperas un choca esos cinco? —preguntó y reí entre dientes. 

—Deja de molestar por cinco segundos y ven aquí —dije. Se movió unos pocos centímetros más cerca y se acomodó contra mí—. Tan irritante. —Besé la parte superior de su cabeza.

 Después de unos pocos minutos se apoyó sobre su codo. 

—¿En serio has pensado en follarme sobre tu escritorio? 

Gemí.

 —No puedes interrogarme sobre lo que digo mientras follo.—

¿Por qué? —preguntó—. ¿Es alguna regla que no conozco?


Continuara............................



Hi chicass por aqui le deje este CAPITULAZO  de estos dos  que les parecio? Ana es algo irritante como dice Christian? O es solo que le gusta y no sabe como decirlo?

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora