Capitulo 43

396 69 10
                                    

                                                           Christian

Te ves apagado —dijo Mia mientras metía una aceituna en su boca. Se suponía que debía ayudarme a preparar la cena, mientras Amanda y Leila se encontraban en la sala de estar. En cambio, se sentaba en la barra del desayuno, bebiendo y viéndome cocinar—. ¿Qué sucede contigo? 

—Siempre crees que me veo apagado —respondí, pero tenía razón. No había dormido bien desde que Anastasia salió de Grey & Asociados hace 15  días. Solo desapareció. Nuestro portero no la había visto; no contestaba su teléfono. Podría estar en una zanja o simplemente ignorándome. 

—Es cierto, pero esto es diferente. Cuéntale todo a tu hermana. ¿Es el trabajo? —Jadeó—. ¿Te has vuelto adicto al juego? ¿Perdiste todo tu dinero? ¿Descubriste que tienes una horrible enfermedad en el pene?

 Suspiré. 

—Detente. Solo estoy ocupado en la oficina. —Comencé a cortar los tomates, ignorándola. Generalmente era muy bueno en ocultar lo que sentía. ¿Comenzaba a mostrar mi preocupación por Anastasia? 

—Eso es mentira. Sé lo que es estar cansado por trabajo. 

Levanté la vista. 

—No es nada. Una chica del trabajo desapareció y estoy un poco preocupado. Eso es todo. 

—¿Qué quieres decir con que desapareció? ¿Como secuestrada? 

Puse los ojos en blanco. 

—Siempre asumes el escenario más dramático posible, ¿cierto?

 Se deslizó del taburete y agarró el vino del refrigerador. 

—Bueno, si esto te tiene todo sombrío y abatido, con ojeras bajo tus ojos, asumo que algo realmente malo sucedió. 

—No estoy sombrío y abatido —dije bruscamente—. Anastasia renunció y no puedo localizarla. 

—¿Anastasia? —preguntó. 

Me di cuenta por el tono de su voz y la sonrisa que tenía que acababa de abrir las puertas de Troya. Mierda. Debí mantener la boca cerrada.

 —¿Qué pasa? —preguntó Leila mientras dejaba la copa sobre el mostrador—. ¿Comeremos pronto? Estoy famélica. 

—Anastasia renunció y Christian no puede localizarla —dijo Mia, ralentizando sus palabras, intentando transmitir el significado a Leila. Era una idiota si no creía que sabía lo que hacía.

 —No es gran cosa —dije—. ¿Quieres que la rellene? —le pregunté a Leila

 —Siempre. ¿A dónde crees que fue? —preguntó Leila.

 Su tono sin importancia activó un interruptor. Me sentía harto de tener todo esto dentro. 

Solté el cuchillo en la tabla de cortar. 

—No tengo idea. —Cubrí mis ojos con la palma de mis manos—. La he llamado un millón de veces, pero no responde. Solo puedo esperar que esté enojada y que no esté, ya sabes, herida. —Me costaba pensar que estuviera herida por algo que hice. Lo peor era que no podía hacer nada para arreglarlo. La pérdida de poder no era algo a lo que estuviera acostumbrado o cómodo. Desde Amanda, he trabajado duro para ser el hombre que tenía una solución, para todo. Era parte de la razón por la que me hallaba tan centrado en el trabajo, sabía que el dinero resolvía muchos problemas. 

Ignoré la mirada que pasó entre mis hermanas. Me sentía demasiado frustrado como para que me importara. No conocía a ninguno de los amigos de Anastasia, no conocía ninguno de sus lugares de reunión. Habíamos existido en una burbuja perfecta, y me hallaba contento con eso. O lo había estado. Ahora solo desearía haberla conocido mejor. En parte porque podría saber dónde estaba, y en parte porque me di cuenta que existía mucho más por conocer. Y me odiaba por joder las cosas y perderme todo.

 —¿Qué hiciste? —preguntó Mia. 

—Lo jodí todo. Eso fue lo que hice. La saqué de una gran cuenta y renunció. —Expliqué todo lo que sucedió con RS Stanley y que Ray Steele era el padre de Anastasia. Apenas me detuve para respirar, se sentía bien sacarlo. Cómo no tuveen cuenta los sentimientos de Anastasia cuando la saqué del equipo. Siempre que los clientes hacían solicitudes de cambio de equipo, nunca me preocupaba por los sentimientos de la persona que recibía la noticia. Eran solo negocios. Pero la decisión de Ray de sacar a Ana era personal. Y debí haberlo notado. El hecho de aceptar su ultimátum tan fácilmente me hacía sentir incómodo, un poco sucio. Me encontraba seguro de no querer hacer negocios con un hombre que tomaba decisiones tan frías en relación a su hija. Para mí, Amanda venía primero que los negocios, mi orgullo. Todo. Nunca dejaría de ponerla en primer lugar. Ray Steele no era un hombre de fiar. 

—Siento que te pierdes una parte importante de la historia —dijo Mia—. No estoy segura, pero echar a un empleado del equipo y que renuncie normalmente no te molesta. 

No sabía qué decir. Nunca hablaba de mujeres con mis hermanas. Nunca hablaba sobre la angustia ni de las peleas con una novia, porque nunca experimenté ninguna de esas cosas. Tomé la botella de Pinot Noir que Leila dejó en el mostrador y rellené mi vino, impaciente por conseguir la copa tan llena como fuera posible. 

—¿Te gusta? —preguntó Leila.

 Asentí. 

—Finalmente —dijo Mia, casi para sí misma. 

—¿Y eras correspondido? —preguntó Leila.

 Tomé una respiración profunda. ¿Lo era? Las cosas estuvieron bien entre nosotros, pensé. 

—¿Cómo podría saberlo?

 La sonrisa de Leila iluminó su rostro como si hubiera esperado esta conversación toda su vida.

 —Bueno, ¿mantenía contacto visual contigo? ¿Ella...? 

—Jesús, Leila, ¿Conoces a nuestro hermano? El hombre no es un monje; sabe cuándo las mujeres lo quieren. Pregunta cómo saber si tiene sentimientos. ¿Tengo razón? —preguntó Mia.

 Asentí.

 —Sí. —Esto era insoportable. Raramente me hallaba en una posición en la que Mia tuviera más control sobre la conversación que yo.

 —Entonces, ¿dormían juntos? —preguntó Leila.

 Scarlett golpeó su mano en el mostrador

 —Trata de mantener el ritmo. 

—¿Qué? —gritó Leila—. Nadie me dijo que se acostaba con ella. ¿Lo sabías? 

—Lo sospechaba. 

—No lo hacías —dije—. Dices eso ahora, pero no sabías nada.

 —Cuando la conocí en el ascensor me di cuenta de que había algo entre ustedes. —Mia se encogió de hombros—. Tengo un sexto sentido para estas cosas. De todos modos, volvamos al hecho de que nuestro hermano siente algo

+++++++++++++++++++++

Bueno chicos creo que todas las mujeres tenemos ese sexto sentido con estos dos no??

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora