Capitulo 22

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                                                                      Anastasia

Continuacion...............................

Pasó una mano sobre mi coño, luego metió sus dedos en mis pliegues. —Solo esta noche —susurró.

Perdí fuerza en mis rodillas y tropecé. 

»¿Ves lo que un simple toque te hace? ¿Ves el poder que tengo sobre tu cuerpo? —Retiró sus dedos y la decepción contuvo mi respiración. No tuve que responder—. Viniste aquí para ser follada, y no voy a decepcionarte. —Se inclinó y me levantó por encima del hombro.

 —¡Vine a decirte que trabajaría en la cuenta! —le grité a su espalda mientras pateaba mis piernas. 

—Viniste a ser follada.

 Bueno, tal vez tenía razón sobre eso. Excepto sobria, nunca me hubiera arriesgado a chocar con una de sus otras amantes. 

»Las Vegas —murmuró de nuevo—. Solo por una noche más.

 Me inclinó sobre su cama, mi culo rebotando en el colchón, y agarró mi pierna y tiró de mí hacia él. 

»Si solo te tengo por una noche más, necesito un recuerdo de esa bonita boca tuya envuelta alrededor de mi polla.

 Me senté, mis pies colgando sobre el borde de la cama, y él se puso entre mis piernas, ahuecando mi cabeza en su mano.

 —No se puede simplemente exigir una mamada. 

Levantó una ceja como si fuera a estar en desacuerdo. 

Negué con la cabeza y bajé los costados de su pijama hasta que golpearon en sus tobillos. Su polla saltó, dura y gruesa. 

—Parece estar funcionando. 

Quería tenerlo en mi boca, podía sentir que me mojaba entre mis muslos ante la idea de su polla entre mis labios. Pero claramente lo hice demasiado fácil para él, y no podía permitir eso.

 Me incliné sobre el colchón, abriendo mis piernas para que mi falda se amontonara alrededor de mis caderas, luego metí mi mano en mi ropa interior.Queriendo que no tuviera ninguna duda en cuanto a lo que hacía, moví una pierna sobre la cama para mejorar su vista y empujé mis manos más profundamente, encontrando mi apertura. 

»¿En serio? —preguntó mientras empuñaba su polla, arrastrando su mano hacia arriba. 

—Pregúntame amablemente. 

Se rio entre dientes, sacudió la cabeza y soltó su erección. Su energía cambió y se inclinó, quitándome la ropa. Primero mi falda, luego mis bragas.

Luego jugueteó con los botones de mi blusa. Me miró, y era el momento delevantar mi ceja.

 »¿Encontrando eso difícil? —le pregunté.

 Sin quitarme la vista de encima, me desgarró la camisa. Joder, eso era deseda y solo la usé tres veces. 

»¡Idiota! 

—Lo que sea —respondió, alcanzando detrás de mí y desenganchando mi sujetador—. Si solo tengo esta noche, necesito ver esto —dijo, mirando mi pecho mientras me palmeaba la piel y tiraba de mis pezones. Mi espalda se arqueó con su toque. Era tan enérgico, tan dispuesto acerca del sexo, al igual que con todolo demás. Tener ese enfoque concentrado en mi cuerpo era casi demasiado para soportar.

 Sus manos dejaron mis pechos y él arrastró su palma sobre mi estómago hasta que sus dedos encontraron mi clítoris. Gruñí mientras su pulgar daba vueltas y presionaba, sacando mi placer, centímetro a centímetro. Sus dedos acariciaron mis pliegues, y lancé mis manos sobre mi cabeza, necesitando que me enviara al borde. 

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora