Capitulo 33

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                                                              Christian

Salí del baño para encontrar que Anastasia  no había movido un músculo.No podía culparla, habíamos pasado la mayor parte de la noche follando y parecía agotada.

—Por lo que he visto hoy, tu padre todavía te tiene bastante agarrada.

 Anastasia  tiró la sábana sobre su cara. —¿De verdad? ¿Estás ahí parado con tu polla fuera mirándome mientras todavía tengo tu semen entre mis piernas y vamos a hablar de mi padre?

 —No tienes mi semen entre tus piernas. Acabo de tirar el condón. 

Salió de debajo de la sábana para fruncir el ceño. —Lo dije en sentido figurado.

 Era tan impresionante cuando se enojaba conmigo y rápidamente me olvidé de lo que hablábamos. —Te ves hermosa. —Me arrastré hasta el colchón.Quería acercarla a mí, pero me pasó el brazo y se dirigió al baño. 

»No tomas su dinero, ¿verdad? —le dije mientras se iba. Su apartamento,su ropa. No recibía ninguna mesada por lo que podía ver. Me gustaba eso de ella.Era independiente. Incapaz de ser comprada. 

—¿Por qué preguntas? —Apareció en la puerta del baño, con una mano sobre el marco, totalmente despreocupada por su desnudez. Realmente me gustaba eso de ella. Me gustaba la forma en que sus caderas se balanceaban,enfatizando su cintura pequeña. Me gustaba la forma en que sus tetas salían como si quisieran participar en la conversación. Mi pene se endureció.

 »¿Christian? —me dijo y levanté la mirada para encontrarme con la suya—.Eres un pervertido.

 —Estás desnuda. ¿Qué voy a hacer aparte de mirarte?—No lo sé, ¿responderme?

 Hasta su sarcasmo me puso duro.

Tiró de su cabello hacia atrás como si fuera a atarlo, lo que levantó sus senos y alargó su estómago. —Ven aquí antes de que empiece a masturbarme.

 Se soltó el cabello y se acercó a la cama. La agarré, tirando de ella hacia abajo y contra mí, envolviendo mis piernas alrededor de las suyas, sujetándola a mi pecho. No podía acercarme lo suficiente para calmar mi sed por ella. 

—Tienes razón. No acepto dinero de él. Empecé a tomar algo de dinero cuando fui a la universidad. Pensé que me lo debía. Pero no me sentía bien. No conocía a ese hombre.

 La acerqué más. Parecían extraños en el almuerzo; él le hacía a ella las preguntas más básicas que cualquier padre ya debería haber sabido la respuesta.No existía afecto por parte de Anastasia. Era el hombre que nunca quise ser para Amanda. 

—¿Tu madre y él se divorciaron? —pregunté. 

—No. —Exhaló bruscamente—. No tuvo la decencia de casarse con ella enprimer lugar. 

Oh. —Pandora y yo no nos casamos —le contesté. 

—Sí, lo dijiste. ¿No querías casarte con ella? —preguntó. Después de verla hoy con su padre, me pregunté si querría hacerme esa pregunta por un rato. 

Metí un brazo detrás de mi cabeza. —Ninguno de los dos queríamos casarnos. 

—Pero querías a Amanda. Quiero decir, que te mantuviste en contacto con ella. 

Mi pulgar se deslizó sobre su cadera. —Claro. Pandora y yo hablamos de casarnos, y no puedo decir que no sé por qué no lo hicimos. Ambos estábamos apunto de ir a la universidad y tal vez sabíamos que estaríamos mezclando unerror con otro; fue una decisión justa. No es que Amanda fuera un error. Sólo queel embarazo no fue planeado. Claramente. —Anastasia  me miró y yo le sonreí—.Pandora y yo éramos buenos amigos y justo antes de la graduación una cosa nosllevó a otra... Nunca se suponía que iba a ser más que un adiós. —Suspiré—. Nosunió para siempre.

 Anastasia apretó sus labios contra mi pecho. —¿Nunca quiso casarse, nisiquiera después de que Amanda naciera? 

Besé la parte superior de su frente. —No lo creo. Conoció a Jason cuandoAmanda tenía un año.

 —¿Eso te molestó? —preguntó ella. 

—No, en absoluto. —Verdaderamente nunca lo hizo. Me gustaba Jason.Era bueno con Pandora y con mi hija.

»Creo que sus padres se sentían preocupados, pero siempre quise que Pandora fuera feliz. Habíamos sido amigos por mucho tiempo. Y eso no me impidió querer ser el mejor padre que podía ser. 

Anastasia  no respondió, pero podría decir que tenía más que decir. Me contentaba con quedarme en silencio a su alrededor. 

Eventualmente suspiró y dijo—: Acordé venir de compras porque asumíque Amanda se sentiría miserable yendo de compras contigo. Asumí que teinteresabas tanto por Amanda como mi padre por mí. 

Me eché un poco hacia atrás para mirarla. —¿En serio? —dije—. Leencanta ir de compras. No le importa con quién vaya, pero me gusta llevarla.Creo que desde que Pandora se fue, extraña... —Casi le dije a su madre, pero no quería que Anastasia entendiera mal lo que le decía—. Ya sabes, lo de las chicas. Y Mia sale como con una docena de hombres y Leila está... 

—¿Leila? —preguntó. 

—Mi otra hermana —le expliqué—. Y ambas abuelas quieren que Amanda se quede como una niña el mayor tiempo posible. Entonces, tenemos metas y objetivos mutuos allí. —La acerqué y apretó su mejilla contra mi pecho—. Le encantó tenerte allí. No dejó de hablar de ti cuando llegamos a casa; ciertamente levantó algunas cejas. 

—¿Sí? —preguntó ella—. ¿Qué clase de cejas? 

—Del tipo entrometido. Supongo que porque trabajamos juntos y vivimos en el mismo edificio. Creo que mis hermanas creían... —¿Qué pensaron? ¿Que estábamos saliendo? 

—¿Es Leila más joven que tú? —me preguntó y me sentí agradecido de que se hubiera ido en otra dirección. 

—Sí y un completo dolor en el trasero. Siempre interfiriendo en los asuntos de todos. Es una entrometida.

 Me reí al darme cuenta de que podría ser algo genético.

»Se parece mucho a Amanda de esa manera. —Amanda usaba su constante lloriqueo por querer una hermanita como interés propio, pero estaba bastante seguro de que quería que yo fuera feliz—. Tienen mucho en común.

 —Parece que tienes las manos ocupadas. Incluso sin Grey & Asociados. 

Suspiré. —Ocupan dos espacios diferentes en mi cerebro.

 —Tal vez —dijo. Movió su cuerpo contra el mío, y yo nos volteé hasta que ella estaba sobre su espalda y yo bajaba la mirada para verla. 

—Tú eres la excepción —dije—. Parece que te has establecido en ambos espacios. —Rocé la nariz contra la suya y la miré—. Hoy me di cuenta en el taxi.Me gustaba que pudiéramos estar juntos, cerca el uno del otro. Sin hablar, sin tocar.

Continuara..............................

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora