Capitulo 21

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                                                              Anastasia

Continuacion........

De alguna manera, entre salir del bar y llegar a mi edificio de departamentos, toda mi paciencia desapareció y los cócteles que consumí durante la noche me convencieron de que era una gran idea decirle a Christian que trabajaría en la cuenta de RD Stanley de inmediato.

 —Lo haré —dije cuando Christian abrió la puerta. 

—Ana, hola. —Refregó el talón de su mano sobre sus ojos y bostezó—.Quería hablar contigo más temprano, pero huiste.¿Qué hacía? Parada frente a la puerta de mi jefe, en medio de la noche, y claramente un poco borracha. ¿Quería que me despidieran? Retrocedí hasta que golpeé la pared, pero dejé que mis ojos recorrieran el fuerte torso desnudo de Christian y siguieran el sendero de pelo que se reunía en su ombligo y desaparecía debajo de sus pantalones de pijama. 

»Creo que es mejor que entres —dijo, su voz grave y profunda.

 Sacudí la cabeza de manera exagerada y oculté mis manos detrás de mi espalda. Se acercó a mí y me jaló del codo. »Dije que entres. 

Perdí el equilibrio y caí contra él. Alcanzando para sostenerme, presionemis palmas en la piel firme y caliente del pecho de Christian. Me alejé, pero me atrajomás cerca, nos volteó y nos encaminó al departamento.

»Estás borracha —dijo mientras me presionaba contra la pared de la entrada y cerraba la puerta con el pie. Su rostro se hallaba a pocos centímetros del mío. Lo quería más cerca. 

—Un poco —confesé. 

—¿Por qué huiste? No vas a renunciar, si eso es lo que crees —dijo mientras arrastraba la nariz contra mi mandíbula.

 —Dime cuándo lo supiste —dije, colocando mis manos en sus hombros desnudos.

 —¿Supe qué? —preguntó mientras comenzaba a besar mi cuello. 

—Quién era mi padre. 

Retrocedió y se apoyó contra la pared, sus manos a cada lado de mi cabeza.—Te juro, lo descubrí hoy. Creo que Andrea asumió que existía una conexión, pero no lo mencionó hasta que recibí la llamada telefónica. —Se detuvo y sus ojos destellaron sobre mi rostro, como si estuviera intentando descubrir si le creía—.¿Por qué no dijiste nada? 

Me escabullí de sus brazos y caminé hasta la entrada. —No hablo con mi padre. No tengo nada que ver con él. —Jugueteé con la uña de mi dedo pulgar.

 —Está bien. Bueno, no tienes que trabajar en el discurso. Solo pensé... RD Stanley es el único banco de inversiones en Wall Street con el que no he trabajado.

 —¿Y? —repliqué y alcé la vista. 

—Bueno, no puedo rechazar la oportunidad. 

—No quiero que la rechaces.Alzó las cejas.

 »Quiero que ganes esa maldita cuenta, y voy a ayudarte.

 —¿Qué te hizo cambiar de opinión? 

Bajé la mirada. —No importa. Tienes que lo querías. 

Dio un paso hacia mí. —Dime, Ana. —Sabía que no debería decir más,pero existía algo en su tono que me hacía imposible no hacerle caso

.Contuve el aliento. —Tiene muchos hijos, ¿verdad?

 Sus ojos recorrieron mi rostro. 

»Soy la única mujer... y la única a la que no le ofreció un trabajo cuando terminé la universidad. 

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora