Capitulo 37

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                                                                  Anastasia

Continuacion....

Intenté lavar la horrible reunión de Goldman Sachs, pero mi baño no ayudaba. Tampoco el aceite de baño Jo Malone o la supuesta música relajante que se filtraba desde mi dormitorio. Intentaba relajarme, tranquilizarme. Nada funcionaba. Todo lo que podía hacer era repetir la desastrosa reunión de ese día una y otra vez.

 Me deslicé bajo el agua, sumergiendo toda mi cabeza en la vana esperanza de que me quitara la vergüenza

 Subí por aire. No, todavía quería morir.

 Christian debe pensar que soy una idiota.

 Me quedé sin aliento cuando llamaron a la puerta. Justo a tiempo. Se hallaba aquí para decírmelo. Bueno, no tenía que abrir la puerta. Lo ignoré

 —Anastasia, sé que estás ahí dentro. Abre la puerta.

 No debí haber puesto esa música. Me levanté y me envolví en una toalla.

 Christian empezó a golpear la puerta. 

—Ya voy —grité. La abrí, me di la vuelta inmediatamente y volví al baño.

 —También me alegro de verte —murmuró. Dejé caer la toalla y me metí de nuevo en el baño.

 Esperaba que me siguiera, pero en lugar de eso escuché puertas de gabinetes abriéndose en la cocina. ¿Qué hacía? 

Apareció descalzo, sin chaqueta ni corbata, con dos copas de vino. En ese momento, podría haber sido el hombre perfecto. 

—Tienes un bonito y apretado trasero —dije. Sonrió—. Y siento mucho haberlo arruinado. 

Me dio una copa, que tomé con gratitud. Definitivamente trajo la botella con él, no tenía nada tan bueno. Sabía cómo si costara un mes de salario.

 Suspiró, cerró la puerta del baño y empezó a desabrocharse la camisa. Cuando desabrochó el último botón, tomó un trago de su vino y lo colocó en el costado de la bañera y se despojó del resto de su ropa. 

»¿Qué haces? —le pregunté mientras se metía en la bañera.

 No respondió, solo se sentó en el otro extremo, tirando mis piernas sobre las suyas.

 —Te paralizaste hoy —dijo, tomando un sorbo de su vino.

 —Sí, gracias, Capitán Obvio. Si viniste para hacerme sentir peor, puedes irte ahora mismo. 

Actuó como si no me hubiera escuchado, acariciando la pierna que tenía apoyada en su muslo. 

—¿Conoces a Michael Jordan? 

¿Ahora va a hablar de deportes? Estupendo. Justo lo que necesitaba

 Asentí. 

»El mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, ¿verdad? Un ganador consumado. 

—Er... Sí. —¿Adónde demonios iba con esto? 

—Bueno, algo que dijo fue el mejor consejo de negocios que he recibido. Era así: "He fallado más de nueve mil tiros en mi carrera y he perdido casi trescientos partidos". —Pasó las manos arriba y abajo por mis piernas—. "Veintiséis veces se ha confiado en mí para lanzar el tiro ganador del juego y fallé. He fallado una y otra vez en mi vida. Y es por eso que tengo éxito".

 Se detuvo y nos miramos fijamente. 

»Todos la cagamos, Anastasia. Todos nos paralizamos. Así es como mejoramos.

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora