Capitulo 46

444 72 9
                                    

                                                                 Anastasia 

Qué me hiciste hacer? —grité al altavoz de mi teléfono cuando salí de la I-95. El GPS me dijo que me encontraba a seis minutos de distancia. Odiaba conducir, especialmente en rutas que no conocía, y esta era mi primera vez en Connecticut—. Esta es una terrible idea. 

—Es una gran idea —dijo Kate—. De todos modos, pase lo que pase, habrás hecho lo correcto por Amanda. 

Le prometí a Amanda que la ayudaría a prepararse para su baile y no iba a decepcionar a una chica de catorce años. Sabía lo que era sentirse decepcionada por un adulto y nunca infligiría conscientemente ese sentimiento a otra persona. 

»¿Qué te pusiste? —dijo Kate—. Por favor dime que llevas una falda. A los hombres les gustan las faldas. 

—Estoy usando pantalones cortos.

 —¿Esa combinación caliente y casual que haces con la blusa abotonada, y los pantalones cortos de zorra?

 Sonreí, secretamente satisfecha por el apoyo. 

—No son de zorra. Solo cortos. —De acuerdo, eran un poco de zorra. 

Amanda era solo una parte de la razón por la que pedí prestado el nuevo auto de Kate para conducir a Connecticut. Quería ver a Christian. Para averiguar si el dolor en mis huesos se aliviaría cuando lo viera. Decidir si era amor o solo arrepentimiento lo que tiraba de mi corazón.

 Los hombres antes de Christian siempre fueron una parada en el camino hacia otra cosa. Siempre había visto la salida, nunca tuve los dos pies dentro. Con Christian no buscaba constantemente la salida. Había estado feliz de estar en el momento con él, compartir cosas, hablar, disfrutar solo de estar juntos. Mis sentimientos por él se acercaron sigilosamente por detrás y gritaron boo cuando Christian ya se había ido. 

—Vale, bueno, no la necesitarás, pero buena suerte. 

¿Cómo podría decir eso? Existía la posibilidad de que Christian estuviera furioso conmigo. Dejé mi trabajo sin avisar. Le grité en su oficina, luego apagué mi teléfono e ignoré cada uno de sus mensajes. 

Lo peor de todo, es que Christian no hizo nada malo cuando aceptó sacarme del equipo. Tal vez fue un poco insensible, pero mi relación con mi padre no era la batalla de Christian. No era como si la única razón por la que Grey & Asociados llegó a la presentación fue porque trabajaba allí. 

Mi estómago se revolvió ante la idea de no ser más una empleada de Grey & Asociados. Trabajé mucho para llegar allí. Pero no me arrepentiría. Conocí a Christian y, pase lo que pase entre nosotros, siempre le agradecería. Me obligó a tratar con mi padre. Pensé que Grey & Asociados me ayudaría a construir mi carrera, pero realmente me ayudó a remendar mi alma.

 Mientras me detenía frente a la casa de dos pisos color gris, mis nervios se afianzaron. No conocía al hombre que vivía aquí. El lugar parecía tan... doméstico. Había un jardín a un lado, y lo que parecía un granero en el otro. Conté cuatro autos en el camino de grava. Guau. ¿Estarían teniendo una fiesta? 

Metí la mano en el asiento trasero y saqué la sidra espumosa que traje junto con mi maquillaje. 

—Hola, Harper. 

Salí y vi a Amanda saludando desde la puerta. Sonreí, incapaz de saludar porque tenía las manos ocupadas.

 —Hola, ¿cómo estás? —respondí, mirándola por encima del techo del auto—. ¿Nerviosa? 

—No estoy para nada nerviosa —dijo mientras cerraba el auto—. Especialmente ahora que llegaste. 

Las voces se hicieron más fuertes a medida que Amanda y yo cruzábamos la entrada con pisos de ladrillo. La casa tenía una sensación completamente diferente a la oficina de Christian. Fotografías de Amanda salpicaban las paredes. Las puertas, los marcos y las vigas del techo se encontraban pintadas en un tono cálido, el espacio era grande y ventilado con puertas abiertas que daban al área de la piscina. Mientras nos dirigíamos hacia la cocina, Christian apareció.

El Rey de WsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora