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| El destino puede llegar a ser sorprendente |


Hace un año que conozco a Manjiro. La vez que me salvó a mi y a mi hermana, creí que sería la primera y última vez que le vería...

Pero ahora me encuentro aquí, junto a Manjiro, frente a la tumba de Shinichiro. Hacia 1 día que había fallecido en un trágico accidente.
Mi relación con Mikey mejoró con el paso del tiempo, ahora me dolía verlo así de deprimido, pues solo yo sabía mis verdaderos sentimientos hacia el... Creyendo que jamás serían correspondidos, desde hace tiempo que los mantengo ocultos solo para mi.

- Realmente siento la muerte de Shinichiro, Manjiro. Pero quiero que sepas que estaré para ti en todo momento, jamás te dejare solo. - confesó Kanae. Agachándose a la altura de Mikey, quien estaba incado frente a la tumba de su hermano mayor.

- Te lo agradezco, Kanae. Es reconfortante saber que al menos te tengo a ti a mi lado. Me encargaré que eso sea para siempre.- mencionó el Sano, regalándole una gentil sonrisa a la fémina.

- ¿A qué te refieres? - preguntó confusa, a veces las palabras de Manjiro, lograban confundirla.

- Tu eres mi propósito en esta vida, Kanae. - se coloco de pie, extendiéndo una mano a la chica para ayudarle a imitar su acción.

- ¿Cómo que soy tu propósito? Sabías que hay veces en las que llegas a confundirme más de lo normal... - bromeó. Aceptando la ayuda de Mikey, colocándose de pie.

- Aquel día. Cuando nos conocimos... Jure que yo te protegería. Y esa es mi meta. Por eso... Hoy, frente a mi hermano, quiero confesarte algo que desde hace mucho tiempo llevo guardando. - sin soltar la mano de la fémina, la acercó un poco más hacia el, mientras su mano libre, la posaba en la mejilla de Kanae, logrando un liguero carmesí en las mejillas de la contraria.

- Manjiro... - susurró. Sus ojos brillaban más de lo normal, mientras su corazón latía aceleradamente.

- Soy nuevo en esto, por lo cual me tardo mucho darme cuenta de cómo en verdad te veo... Desde que nos conocimos, siempre haz estado para mí. Por eso hoy, te confieso que... - hizo una breve pausa, meditado las palabras correctas que diría a continuación.

- Estoy enamorado de ti... Otsuka Kanae. Me gustas desde el primer instante que te vi, por eso me atrevo a proponerte lo siguiente; Kanae... ¿Quieres ser mi novia? - el corazón del rubio latía al mil, pero estaba alegre de al fin poder confesar sus sentidos a la chica que le robó el corazón... Su hermano estaría muy feliz de su logró.

- Manjiro... Cielos, claro que sí. Prometo nunca dejarte solo, estaré contigo hasta el final. - sonrió para acabar con la distancia que los separaba. Acabando en un cálido y tierno beso.

Una promesa inocente de niños, que no podría ser realidad.


| Años después |

- ¡No puedo rendirme!

Cierto chico Rubio teñido de ojos azules, había alertado a varios con aquel gritó desgarrador. Había una gran diferencia en cuestión de fuerza ante la pelea del oji azul, quien claramente iba perdiendo, pues se le veía agotado, más aún lleno de moretones y sangre.

𝐀𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐚 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫 - Manjiro Sano - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora