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| Llamado de emergencia |

- ¿Cuales son sus signos vitales? - preguntó el paramédico a su compañero mientras colocaba el suero en el antebrazo de Kanae.

- Pésimos. La bala impacto en una arteria vital cerca del corazón, pierde mucha sangre a cada minuto. - contesto mientras hacía presión en la herida.

La ambulancia freno de golpe una vez llegaron al hospital, siendo recibidos por los papás de la femina, quienes entraron en pánico al ver a su hija tendida sobre esa camilla llena de sangre.

- Kanae.... - susurro la mamá sin poder despegar la vista de su hija mayor.

- ¡Señores Otsuka! La chica sufrió un impacto de bala en una arteria vital, pierde sangre a cada segundo, sumándole el golpe en la cabeza que recibió al momento de caer al suelo.

Al oír eso, un click sonó en la cabeza de los adultos, inmediatamente empezando a corres hacia el quirófano junto a la camilla.

- Preparen infusiones de sangre O+, está perdiendo demasiada sangre, tenemos que hacerle una transición de sangre, ¡Rápido! - ordenó el papá de la chica miéntras con unas tijeras cortaba la ropa de su hija para lograr tener paso al lugar afectado.

- Cariño... Cómo es que nuestra princesa se encuentra así... - la madre se encontraba aún paniqueada en una esquina del lugar, miéntras veía como el cuerpo de su hija perdía el color a cada paso del tiempo.

- No es tiempo de pensar en eso. Ahora tenemos que concentrarnos en salvarle la vida, así que porfavor te pido que te concentres.

Las palabras de su esposo resonaron su cabeza. A paso rápido se puso todo el uniforme adecuado, empezando a conectar a su hija a un tanque de oxígeno y diversas máquinas, dando comienzo a la cirugía.

Mientras tanto Shinobu corría por las calles de Nigata, acompañada de Wakasa, quien era un gran amigo de Kanae desde que la mayor de las Otsuka era una niña. El había sido quien presenció como la chica recibía aquella bala y caía al suelo, golpeándose con una gran roca que había en el suelo.

El chico veía como Shinobu empezaba a tener una hiperventilación, tomándola de la muñeca frenando el andar de ambos.

- ¡¿Que carajos haces?! ¡Sueltame! - gritó la menor miéntras forcejeaba para librarse del agarre.

- Espera a que se regule tu respiración, a este paso caerás inconciente al suelo y no podrás saber nada sobre el estado tu hermana.

Shinobu cedió ante las palabras del adulto, sintiendo como poco a poco sus lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas.

- Es mi culpa... Si tan solo no la hubiese hecho enojar... Si tan solo no hubiésemos discutido, nada de esto estaría pasando. - lloraba la chica miéntras en su pecho sentía una opresión grande.

El chico se quedó en silencio, el no era el mejor consolando o dando consejos. Así que prefirió callar antes que decir algo inapropiado.

El llanto de Shinobu se escuchaba por toda la calle, la luz de la luna solo la hacia sentir más deprimida, y los recuerdos de las feas palabras que le dijo a su hermana resonaban por su cabeza.

- tomaremos un taxi para llegar más rápido, lo más probable es que en estos momentos Kanae se encuentre en urgencias siendo atendida. Tenemos que estar allá por cualquier cosa. - el chico paró un taxi y subió a el acompañado de la menor, indicándole al chófer a dónde tenia que ir.

- llamaré a Senju para avisarle lo sucedido, ella aprecia mucho a Kanae y creo que vendrá en seguida en cuanto le diga.

En cuanto termine de hablar, saco su celular marcando el número de la peliblanca. Mientras Shinobu parecía desconectada del mundo.
Estaba tan metida en sus pensamientos que no se dio cuenta de los gritos que daba la peliblanca del otro lado de la línea en el celular de Wakasa.

𝐀𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐚 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫 - Manjiro Sano - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora