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| Lazo roto |

El olor a incienso logra persivirse por todo el hospital.
El cuerpo temblando en el piso de shinobu y sus sonoros sollozos llenan cada rincón del hospital. Aún no lo creía, su hermana... Su preciada hermana se había ido.

El reloj marcaba las 5:15 de la tarde, todo se sentía como si fuera una mentira. Manjiro quería creer que todo era una mentira.

Los pasos apresurados resonaron por el pasillo hasta que dejarón de sonar. Una sombra se poso frente a Shinobu, quien solo levantola cabeza y sin poderlo evitar empezo a temblar.

- Shinobu... ¿Donde está tu hermana? - los padres de las otsukas se encontraban ya en el hospital, habían recibido una llamada por parte de shinobu, pero debido a su llanto no entendieron nada. Solo sabian que era relacionado con su hija mayor.

- ¿Donde está Kanae? ¡Por dios Shinobu hablame! - grito su padre, estaba desesperado, no sabía el estado de su hija mayor y le preocupaba más la situación en la que shinobu estaba.

- Kanae... Ella está... ¡PERDONENME! - no tenia la suficiente valentía para hablar, solo apunto a la habitación donde salia aquel olor a incienso.

Sin perder tiempo, los señores Otsuka caminaron hasta la habitación, frenando de golpe y ahogando un grito por lo que sus ojos veían.

- Kanae... Emma - pronunciaron al mismo tiempo, acaso... Eso era real?

- ¿que le pasó a mi hija? Quien la dejó así... Quien... Quien...¡QUIEN MATÓ A MI HIJA! ¿¡QUIEN FUE EL DESGRACIADO!? - las lágrimas empezarón a caer por montones por las mejillas de su madre, sus piernas dejarón de tener fuerzas haciendola caer, siendo sostenida a tiempo por su esposo.

- Esto es una jodida broma... ¡Kanae despierta de una vez! ¡Esto no es cierto, acaba con esta mentira y abre tus ojos! - su padre se negaba a creer, su reina... Aquello era una pesadilla.

Los gritos y sonidos de lamento llegaron a oidos de Manjiro y Shinobu, la chica no pudo hacer nada más que llorar y sollozar más fuerte, se culpaba... Se culpaba de no llegar a tiempo y salvar a su hermana y amiga.

Por otro lado Mikey... No lo creia, no quería hacerlo. Su hermana y el amor de su vida se habían ido, lo habian dejado.

- Kanae - susurro mikey mientras miraba aquel collar que compartía con la azabeche.

Su risa, su sonrisa, sus besos, su cara sonrojada, todos y casa uno de los momentos que paso con ella se repetian en su cabeza como disco rayado.

- Manjiro, te amo...

- ¡Manjiro! Ya se que nuevo sabor de pastel es mi favorito.

Sus gestos.

- Mikey es un lindo apodo... Pero siempre preferire decirte Manjiro... Mi Manjiro...

Su manera de hablar.

- Es hermoso... Gracias por traerme a este lugar...

La forma en la que tomaba su mano.

- ¿Santuario Mariposa? ¡Es un nombre hermoso!

Su forma de amarlo.

- Kanae, me niego a creerlo - su mirada perdida, ahora no tenia sentido su vida.

Nuevamente pasos se escucharon ppor el pasillo, pero esta vez, la persona paso de largo sin detenerce, entrando a la habitación donde los padres de Kanae se encontraban debastados.

Segundos después entra takemichi, quien tiene lagrimas en los ojos.

- Draken... - susurra.

El de tatuaje se queda a tónico con lo que ve. No solo el cuerpo de la que concideraba una hermana estaba tendidio sobre aquella camilla. Si no también el cuerpo de la mujer a la cual núnca pudo confesar sus sentimientos.

𝐀𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐚 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫 - Manjiro Sano - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora