›[Te lo prometo]‹

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Un día más en la oficina. Un día más pegado a su escritorio sin hacer nada interesante además de transcribir las heroicas hazañas de sus compañeros en el campo.

No lograba entender por qué llevando ya un año en el mismo puesto debía quedarse encerrado en la estación llenando papeles o buscando información cuando podía utilizar su energía y destreza para perseguir y atrapar criminales.

—Steve —lo llamó su jefe de equipo.

—Duke. ¿Necesitas algo? —Se levantó de su escritorio casi con desesperación.

—Sí. Necesito que transcribas esta confesión y luego la archives.

Su emoción se desplomó más rápido que un avión en picada.

—Sí, claro.

—Oye, ¿qué pasa? —Su desánimo no pasó desapercibido por el mayor.

—No es nada.

—Vamos. Te conozco desde que usabas pañales. No puedes negarme algo que es muy obvio para mis ojos. —Steve suspiró y se sentó de nuevo en su silla.

—Es solo que ya llevo un año aquí y quisiera poder hacer más que estar moviéndome de una oficina a otra.

—Te entiendo. Todos aquí pasan por lo mismo. Esto es para que aprendan que toda área es igual de importante. Si se necesitan papeles importantes, se le pide al encargado de los registros. Si se pierde la transcripción de alguna confesión, ya hay una copia en el sistema. Si estas personas no hicieran su trabajo, de nada serviría que los agentes de campo corrieran detrás de los criminales.

—Lo entiendo. Es solo que no soy un simple novato. Soy un ex seal de la Marina, sé que puedo hacer otras cosas. Tengo la capacidad.

—Yo nunca he dicho lo contrario, Steve. Y cuando llegue el momento, podrás demostrarlo.

—Sabes, siempre creí que esto de mantenernos en la estación era como una cruel iniciación para los novatos.

—Sí, eso también.

El mayor se alejó rápidamente y se encerró en su oficina sin darle la oportunidad de reprochar.

—Me saldrán callos de tanto escribir —se quejó de nuevo mientras tecleaba en un nuevo archivo.

Gabriel Waincroft.
30 años.
Arresto: 24 de Noviembre, 2023

Tomó el reproductor, lo conectó a unos audífonos y escribió todo lo que escuchaba.

—Sí. Yo transporté a esas personas desde China. También le vendí armas a muchos en esta isla. También asesiné a varios de sus compañeros.

—¡Steve! —Su compañera novata, Kono Kalakaua, golpeó su escritorio con sus palmas sobresaltándolo.

—¡Qué rayos, Kono! —Detuvo el reproductor al instante.

—Lo siento, pero te veías muy concentrado. —Se burló.

—Sí, lo estaba.

—Ya relájate. Sé que odias este puesto pero sé que pronto estaremos afuera atrapando prófugos.

—Te oyes muy convencida.

—Escuché una conversación del jefe Lukela sobre que están considerándonos para entrar en el equipo de Meka.

—¿En serio? —La vio de reojo con una pizca de esperanza.

—¡Sí! Mañana tomarán la decisión final así que cruza los dedos para que eso pase.

—Bien. ¿Ahora puedes dejarme terminar?

Kono le revolvió el cabello y salió disparada a su escritorio. Sus ganas de reclamarle desaparecieron cuando recibió una llamada.

—McGarrett —contestó como siempre.

—Oficial McGarrett, soy la doctora Malia. Necesito que venga lo más rápido posible.

En ese momento, su corazón estuvo a punto de detenerse.

—Voy enseguida.

Acelerado hasta la médula, condujo directamente al Centro Médico The Queen's. Como todo un relámpago, buscó la habitación que ya conocía y efectivamente ahí estaba. De pie junto a la camilla se encontraba la doctora revisando los signos vitales de la joven drogada con sedantes.

—Acompáñeme. —Ambos salieron de la habitación—. Oficial, esto no es fácil de decir.

—Dígalo sin rodeos. —Le exigió.

—La salud de su hermana está entrando en un punto muy crítico. No ha habido muchas mejoras desde hace tres meses. Y si quiere que aún la mantengamos viva, necesitamos que pague por el uso de los aparatos y por los medicamentos.

—¿Y eso cuánto costaría?

La doctora le mostró en sus papeles el costo total y por un segundo, el moreno sintió el peso del mundo.

—Sé que es mucho y ya debe varios meses...

—No, no. Está bien. —Se rascó la cabeza, pensando—. ¿Qué tan pronto necesita seguir con el tratamiento?

—No puede pasarse de esta semana.

Él asintió y entró a la habitación donde yacía su hermana.

—Ay, Mary. —Suspiró tomando su mano—. No sé cómo conseguir todo ese dinero.

Llevó su frente a sus manos unidas apretándolas con fuerza. Intentaba no quebrarse en llanto porque sabía que eso no ayudaría con su situación, así que cerró sus ojos para tomar fuerzas. Se esforzó por recordar a la pequeña Mary jugando con él en el patio de su hogar, esa pequeña que no había caído en las drogas, esa pequeña que no había tenido un accidente seis meses atrás y que ahora estaba entre la vida y la muerte.

Se aclaró la garganta cuando su celular sonó de nuevo.

—McGarrett.

—¿Oficial Steve McGarrett?

—Él habla.

—Lo llamamos del Banco de Oahu sobre el préstamo que solicitó hace dos días. Necesitamos que venga mañana para confirmar el día en el que se efectuará la transacción.

—Muy bien. Estaré ahí a primera hora.

Antes de irse, volvió a ver a su hermana completamente decidido.

—Voy a conseguir ese dinero pronto. —Besó su frente y acarició su cabello una última vez—. Te lo prometo.


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¡VOLVÍ, GENTEEEE!



Dos años después, he vuelto a retomar este fanfic que creí jamás volvería a tocar, sin embargo un día se me encendió la curiosidad de revisarlo y hasta yo me enojé porque no continuaba xD

Recordando que algunos son cortos para no sobrecargar de detalles que se pueden aclarar más adelante así que espero que este primer capítulo les haya agradado y si no pues... ╥﹏╥

Y avisando que este fanfic estará publicándose en tiempo real, esto quiere decir que cada capítulo se estará subiendo en un día específico, por lo tanto más de un día habrán dos o tres que se publiquen el mismo día :3

¡Feliz inicio de semana! ¡Los amodoro! Espero nos leamos pronto ٩( ᐛ )و



KattaLuna🌙

El Trato - Fanfic McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora