›[Logros y derrotas]‹

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—Departamento de Policía de Honolulu






—¿Qué acabo de hacer? —Susurraba para él mismo mientras guardaba su uniforme en su bolsa deportiva.

Ni siquiera él podía creer lo que había hecho: se acababa de meter en la cama con un hombre. Y no cualquier hombre, sino Danny Williams, uno de los mafiosos más buscados del mundo. El mafioso al que su propio departamento estaba pisándole los talones.

—Estoy bien jodido —-susurró para sí mismo de nuevo cerrando su casillero.

—¡Steve! —Gritó Kono corriendo hacia él—. ¿Qué tal estaba Mary? Supe que te quedaste con ella, que por eso viniste a cambiarte.

—Uhm, pues bien. Aún no hay gran mejora pero solo es cuestión de tiempo.

—Qué bien. Oye, ¿estás listo para mañana?

-—¿Mañana?

—Mañana Meka se infiltrará en la red de Danny Williams. ¿No es emocionante?

—Claro. —Intentó avanzar pero Kono se le cruzó.

—Actúas un poco raro. ¿Qué pasa?

—No pasa nada.

—Steve, te conozco desde que entramos en la academia. Sé cuando mientes.

—No es nada. En serio. —La rodeó y continuó su camino.

—¿¡Es Lynn!? —Le gritó segundos después deteniéndolo—. Me he dado cuenta que su relación no ha ido muy bien.

Steve suspiró y se dio media vuelta.

—¿Tan obvio es? —Le siguió la idea.

—Vamos, Steve. Todos nos hemos dado cuenta de que hay tensión —le decía acercándose—. ¿Qué ha estado pasando?

—Sinceramente no sé. Todo iba bien, y de la nada creamos mucha distancia entre nosotros. —Se sinceró.

La verdad es que la pareja sí que había estado muy distante en los últimos meses. Y si rebobinamos el tiempo, todo comenzó desde que supo lo de Mary. Sacudió su cabeza ligeramente.

—Sé que es difícil. Con mi último novio también tuvimos diferencias y al final no resolvimos nada. Pero ustedes han sido una linda pareja, sé que lo resolverán.

—Sí, eso espero.

—Te veo mañana.







—Residencia McGarrett, Oahu—








—Hola —le saludó Lynn desde la cocina.

—Hola —le respondió dejando sus llaves y su arma en la mesa junto a la puerta.

Dejó su uniforme en la lavadora y regresó a la cocina. El olor a la comida simple de siempre le revolvió el estómago. Había sido así desde que empezó la tensión entre ellos.

—Oye, ¿quieres que pidamos algo de comer?

—¿Por qué? ¿Acaso cocino mal? —Respondió la mujer a la defensiva.

—No. Es solo que... Talvez estés cansada.

En parte, sí debía estar cansada y talvez no se había dado cuenta por su trabajo. Ella lo observó por unos segundos antes de apagar la estufa.

El Trato - Fanfic McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora