›[No es la última vez que me verán]‹

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—Banco de Oahu—













—Una disculpa de antemano, señor McGarrett, por el inconveniente que tuvimos hace un par de semanas —se disculpó la mujer que lo había atendido cuando pidió el préstamo.

—No, por favor. Soy yo quien debe disculparse por perder los estribos eser día. Usted solo estaba haciendo su trabajo.

—También lo comprendo aunque no lo crea. Sé que los procedimientos son largos y extenuantes cuando se trata de grandes sumas de dinero.

—Sí, la comprendo.

Luego de teclear y moverse de un lado para otro, volvió al escritorio con un portafolio.

—Muy bien, señor McGarrett, la transacción ya fue hecha —dijo la mujer que lo atendía—. Le agradecemos su comprensión y su paciencia.

—Gracias a ustedes. Que tenga un buen día —se despidió.

Luego de haber vuelto de la reserva, se había apresurado a ir por el dinero.

"Finalmente podré pagarle a Danny", pensó feliz, pero poco a poco esa felicidad se redujo. "Eso significa que no volveremos a vernos..."

Por alguna extraña razón, eso lo dejó pensando.
















—Centro Médico The Queen's—
















—¡Finalmente iré a casa! No es por ofender —dijo Mary divertida.

—Tranquila. Lo escucho más seguido de lo que crees —respondió la doctora igual de divertida.

—Pase a una tienda a comprarte ropa. Espero que te quede —agregó Steve dándole una bolsa con varios vestidos y ropa interior.

—Te dejaremos vestirte. Sal cuando estés lista —anunció la doctora antes de salir junto con Steve.

—Muchas gracias, doc.

—Yo no he hecho nada, oficial. El esfuerzo ha sido suyo y de su hermana.

—Pero si no hubiera intercedido por mí, no me hubieran esperado tanto. Por lo que le estoy eternamente agradecido.

—Es mi trabajo, oficial. Aunque... hay una forma en que puede agradecerme.

—Usted dígame.

—El oficial que vino herido aquella vez... ¿Sabe si está soltero?

—¿El oficial Chin Ho Kelly? Sí. Está completamente soltero... ¿Gustaría que se lo presentara?

—Si le es posible —dijo emocionada.

—Es un hecho —aseguró con una sonrisa de complicidad.

—Ya estoy —habló Mary saliendo con un vestido floreado y unas sandalias a juego—. No recordaba que tuvieras buen gusto en ropa, hermano.

—He aprendido aunque no lo creas —respondió divertido recordando cómo Grace le hablaba de su ropa favorita y cómo combinarla.

—¿O será que Kono hizo las compras por ti? —Lo acusó.

—Ya te dije que no, necia. —Le ofreció su brazo para ayudarla.

—Vaya, hasta caballeroso eres.

—Doctora, ¿la puedo dejar un par de días más? Creo que el cerebro no le funciona bien.

En respuesta, recibió un pellizco de su hermana. Y entre bromas y risas, ambos desaparecieron de la vista de la doctora.















El Trato - Fanfic McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora