›[Ahora, fóllame]‹

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Steve daba vueltas en la sala como perro enjaulado. Sus fosas nasales se abrían y cerraban de lo molesto que estaba.

"Es un monstruo, un verdadero monstruo", se repetía recordando más fragmentos de la noche anterior.

—Oh, hola, Steve —escuchó una pequeña vocecita.

—Oh, Grace —dijo al voltear y ver a la niña sujetando un conejo blanco—. Creí que no estabas.

—Aveces Danno me tiene que proteger de hombres malos y me manda a una casa lejos de aquí hasta que todo se calma—decía mientras se le acercaba—. ¿Y tú dónde has estado?

—Uhm, trabajando, preciosa.

—¡¿Has atrapado más hombres malos?! —Preguntó emocionada.

—Un par. Sí —dijo con una leve sonrisa.

—¿Y Danno te ayuda?

—¿Por qué crees eso? —Preguntó curioso.

—Pues, Danno es una especie de policía misterioso. No es como tú, pero también se enfrenta a hombres malos ¡y tiene muchas armas! —Explicaba emocionada.

—Pues, jamás he trabajado con tu padre, pero de seguro es muy bueno en lo que hace.

"Y sí lo es..."

—¡Claro que sí! ¡Incluso salva animales!

—¿En serio? —Preguntó un poco sorprendido.

—Este es el señor Wallace. Danno lo salvó de unos señores que llevaban a muchos animales en unas cajas enormes para venderlos —contaba mientras acariciaba las orejas del animal—. Liberó a todos los animales excepto este porque le falta una patita.

Alzó un poco más al conejo para mostrar la falta de su patita izquierda trasera.

—Ya veo.

—Danno dice que los animales así no sobreviven afuera, así que me lo trajo para que lo cuidara.

—Suena a que... Danno es un superhéroe, ¿eh?

—Él es mi superhéroe.

—Grace, no debías salir de tu habitación —dijo Adam con voz seria.

—Solo quería saludar a Steve —contestó con inocencia.

—Tienes que volver a tu habitación —insistió, pero la niña se escondió detrás del otro.

—No quiero.

—Grace —la llamó de nuevo, esta vez molesto.

—Oye, no le alces la voz —intervino Steve.

—Tú no eres quién para darme órdenes —respondió con una mirada peligrosa.

—¿Qué sucede aquí? —Se acercaba el rubio. Adam se hizo para atrás.

—La señorita Grace no quiere volver a su habitación.

—Yo quiero quedarme con Steve —insistía la pequeña.

Danny miró a su hija y luego al moreno antes de ver al asiático.

—Supongo que puedes jugar un rato con él.

—¡Sí!

Adam solo mantuvo la mirada al frente con la mandíbula apretada.

—¡Vamos, Steve! —La pequeña jaloneaba al moreno de un brazo para así llevárselo al patio.

—Espero que no haya problemas con mi hija, Adam —decía con las manos aún en sus bolsillos.

—No, jefe —respondió sin verlo.

El Trato - Fanfic McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora