›[Danny Williams]‹

296 32 16
                                    

—Residencia McGarrett, Honolulu










Con la oscuridad de la madrugada, soltó un enorme suspiro mientras estiraba cada uno de sus músculos sobre su cama dispuesto a levantarse temprano y comenzar su rutina de ejercicios arraigada a su mente como una garrapata gracias a sus años en la Marina. Pero sus planes se vieron ligeramente modificados por un brazo delgado y pálido que le rodeó el abdomen seguido de un quejido.

—Steve... —Arrastró las palabras más dormida que despierta—. Vuelve a dormir.

—Lo siento, pero tengo que levantarme. —Logró quitar el brazo de la rubia de su cintura y se preparó para ir a correr.

Las calles siempre solas, los débiles y tenues rayos del sol pintando el cielo mientras iba por su cuarta vuelta a la manzana. Al terminar, se fue a casa a prepararse su batido de proteínas encontrándose a la rubia en la cocina, despeinada y con una de sus camisas cubriendo su cuerpo.

—Ya te lo preparé —dijo dándole su vaso con el líquido verde.

—Gracias. —Procedió a beberlo mientras miraba hacia la playa.

—Ayer que llegaste del trabajo, solo fuiste a dormir. Ya no me dijiste nada.

—Lo siento. —Se giró para verla—. He estado muy cansado estos días.

—¿Qué tal el trabajo? —Preguntó sirviéndose jugo.

—Aburrido como siempre.

—¿Les dijiste sobre tus condecoraciones en la Marina?

—Sí, pero no les interesa. Solo soy un novato.

—Tranquilo. Talvez sea lo mejor. —Dejó su vaso en la mesa de la cocina para pasar sus manos por el pecho contrario—. ¿Qué tal las cosas con Mary?

Steve se tensó de inmediato.

—Sigue igual, no mejora.

—¿Y el banco?

—Iré en una hora. Espero que acepten darme el préstamo.

—¿Voy contigo? —Lo besó suavemente.

—No. Estaré bien solo.

—Steve, sabes que soy tu novia ¿verdad? Estoy para darte el apoyo que necesites, pero no puedo dártelo si no me dejas.

—Está bien. —Suspiró rodeando su cintura—. Vamos.










—Banco de Oahu—











—¿Está hablando en serio? —Preguntó Steve sin creer lo que le acababan de decir.

—Es lo más que podemos hacer, oficial McGarrett.

—Señorita, usted no entiende. Necesito ese dinero esta semana.

—Lo que usted pide es una fuerte cantidad de dinero. No podemos dárselo de la noche a la mañana.

—¿No hay nada que se pueda hacer para acelerar el proceso? Su hermana lo necesita —intercedió su novia.

—Lo siento. No podemos hacer más.

—Les he venido pidiendo ese dinero desde hace un mes ¡¿y ahora me dice que me lo dará hasta dentro de tres semanas más?!

—Oficial McGarrett, le pido que baje la voz.

—¡Son una bola de inútiles! —Se levantó de golpe—. ¡No les interesa la vida de los demás mientras tengan sus puestos seguros!

—Señor, necesita relajarse —le dijo un guardia que se acercó por el disturbio que se había formado.

El Trato - Fanfic McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora