04
«Alguien una vez dijo " eres tan grande como te propongas serlo y puedes llegar tan lejos como se te de la gana."
Adhara
Argos nos condujo hacia la parte oeste de Long Island. Grover iba sentado contra la ventanilla con Annabeth a su lado en el medio, a su lado estaba yo, y contra la otra ventanilla a mi lado se encontraba Percy. Los cuatro parecíamos compañeros habituales de coche.
— Ya un kilometro y no hay rastro de monstruos.
— Harry falso no digas eso, es como nombrar a Voldemort.
— Da mala suerte hablar de esa manera, sesos de alga -dijo Annabeth.
— Recuérdenme, ¿Por qué me odian tanto?
— No te odiamos —respondí.
— Pues... —me apunto— tu me has ignorado desde lo de mi padre —ahora apuntó hacia Annabeth— y tú casi me engañas.
La rubia dobló su gorra.
— Mira... es solo que no se supone que nos llevemos bien. Nuestro padres son rivales.
— ¿Por qué? —preguntó Percy.
— Cuantas razones quieres? —suspiró—. Una vez mi madre sorprendió a Poseidón con su novia en el templo de Atenea.
— Algo sumamente irrespetuoso, si me lo preguntas —argumenté.
— En otra ocasión Atenea y Poseidón compitieron por ser el patrón de la ciudad de Atenas. Tu padre hizo brotar un estúpido manantial de agua salada como regalo. Mi madre creó el olivo. La gente vio que su regalo era mejor y nombraron a la ciudad con su nombre.
— Deben de gustarle mucho las olivas —comentó Percy.
— Eh... olvídalo.
— Hombre, si hubiera inventado la pizza... eso podría entenderlo.
— ¡Dije que lo olvides!
El tráfico de Queens nos retrasó. En el momento en que entramos en Manhattan fue la puesta de sol y empezó a llover.
Argos nos dejó en la estación de autobuses de Greyhound del Upper East Side. Pegado a un buzón de correo estaba un volante empapado con mi foto: ¿HAS VISTO A ESTE MUCHACHO?. Percy se apresuró a quitarlo, y liego me hizo una seña de que no dijera nada.
Argos descargó nuestro equipaje y se aseguró de que teníamos nuestro billetes de autobús y luego se marchó, abriendo el ojo del dorso de su mano para darnos un último vistazo mientras salía del aparcamiento. Me pregunto muy seriamente como hace para ver con todos esos ojos.
La lluvia no paraba.
La espera nos impacientaba y decidieron jugar a dar golpecios a una manzana de Grover. Annabeth era muy buena. Hacia votar la manzana con rodilla, codo, hombro, yo no jugaba, no era buena para eso. El juego terminó cuando Percy lanzo la manzana muy cerca de la boca de Grover. En un mega mordisco engulló nuestra pelota. Grover se ruvorizo intentando disculparse pero Annabeth, Percy y yo nos encontrábamos muriendo de la risa.
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¹Adhara Black | HP × PJ
AdventureAdhara Casiopea Black siempre supo que su vida era distinta al modo de vida de los mortales, pero lo que no sabía era que había personas que los llamaban muggles. - Si pertenezco a los dos mundos ¿Los tengo que llamar mortagles? [ Percy Jackson × Ha...