'Un diario nos muestra un secreto'

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•Un diario, eso es todo lo que se necesita•

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•Un diario, eso es todo lo que se necesita

Adhara.

Es difícil de creer, lo sé, pero estaba sentada en los baños consolando a Myrtle la llorona. 

Resulta que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. 

Cuando pase por los pasillos que daban a su baño, escuché un gran llanto y me preocupé. Cuando ingresé a ver que sucedía, Myrtle la Llorona estaba llorando, si cabía, con más ganas y más sonoramente que nunca. Parecía estar metida en su retrete habitual. Los aseos estaban a oscuras, porque las velas se habían apagado con la enorme cantidad de agua que había dejado el suelo y las paredes empapadas.

—Ya esta, nadie volverá a atravesarte cosas Myrtle —decía mientras la miraba, ya que no la podía abrazar porque bueno, es un fantasma—. Si lo hacen, llámame y yo les tirare cualquier cosa para que vean como se siente.

Escuché unos pasos y una voz conocida acercarse.

—¿Qué pasa, Myrtle?  

—¿Quién es? —preguntó Myrtle, con tristeza, como haciendo gorgoritos—.¿Vienes a arrojarme alguna otra cosa?

—No te arrojarán nada más —dije con una sonrisa triste.

Harry, quién había entrado con Ron, fue hacia el retrete y le preguntó: 

—¿Por qué tendría que hacerlo? 

—No sé —gritó Myrtle, provocando al salir del retrete una nueva oleada de agua que cayó al suelo ya mojado—. Aquí estoy, intentando sobrellevar mis propios problemas, y todavía hay quien piensa que es divertido arrojarme un libro...

—Pero si alguien te arroja algo, a ti no te puede doler —razonó Harry—. Quiero decir, que simplemente te atravesará, ¿no? 

Acababa de meter la pata. 

—Que inteligente Potter —murmuré entre dientes.

Myrtle se sintió ofendida y chilló:

—¡Vamos a arrojarle libros a Myrtle, que no puede sentirlo! ¡Diez puntos al que se lo cuele por el estómago! ¡Cincuenta puntos al que le traspase la cabeza! ¡Bien, ja, ja, ja! ¡Qué juego tan divertido, pues para mí no lo es! 

—Pero ¿Quién te lo arrojó? —le preguntó Harry. 

—No lo sé... Estaba sentada en el sifón, pensando en la muerte, y me dio en lacabeza —dijo Myrtle, mirándoles—. Está ahí, empapado.

Harry y Ron miraron debajo del lavabo, donde señalaba Myrtle. Había allí un libro pequeño y delgado. Tenía las tapas muy gastadas, de color negro, y estaba tan humedecido como el resto de las cosas que había en los lavabos. Harry se acercó para cogerlo, pero Ron lo detuvo con el brazo. 

¹Adhara Black | HP × PJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora