'Conozco a los papás de Harry'

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«Sigo pensando que conozco a las personas de forma extraña, pero la manera en que conocí a Shira, James y Lily fue la más extraña de todas»

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«Sigo pensando que conozco a las personas de forma extraña, pero la manera en que conocí a Shira, James y Lily fue la más extraña de todas».


Adhara

Estábamos en las sombras del bulevar Valencia, mirando el rótulo de letras doradas sobre mármol negro: ESTUDIOS DE GRABACIÓN EL OTRO BARRIO. Debajo en las puertas de cristal, se leía: ABOGADOS NO, VAGABUNDOS NO, VIVOS NO.

Era casi medianoche, pero el recibidor estaba bien iluminado y lleno de gente. Tras el mostrador de seguridad había un guardia con gafas de sol, porra y aspecto de tío duro.

Percy se volvió hacia nosotros.

—Muy bien. ¿Recuerdan el plan?

—¿El plan? —Grover tragó saliva—. Si. Me encanta el plan.

—¿Que pasa si el plan no funciona? —pregunté.

—No piensen en negativo.

—Vale —dijo Annabeth rodando los ojos—. Estamos a punto de meternos en la tierra de los muertos, no hay que pensar negativo.

Percy sacó las perlas de su bolsillo, las cinco que la nérida le había dado en el río de Santa Mónica. Las observó con una expresión de esperanza y desesperación.

Me sentí mal, ya que yo saqué el tema de que el plan podría no salir bien.

Puse una mano sobre su hombro.

—Lo siento, cabeza de pulpo. Solo estamos nerviosas, ignoranos. Seguramente tienes razón, todo saldrá bien, ¿o no, chicos? —me volteé a ver a Grover, Annabeth y Amelia.

—¡Oh, claro que sí! —dijo Grover, asistiendo con la cabeza—. Hemos llegado hasta aquí. Encontraramos el rayo maestro y salvaremos a tu madre. Ningún problema.

—Ellos tienen razón —dijo Annabeth—. Todo saldrá bien.

—Me gustaba más mi plan, pero el tuyo no está mal.

Reímos ante lo dicho por Amelia, Percy volteó a vernos agradecido y le di una pequeña sonrisa.

Metió las perlas de nuevo en su bolsillo.

—Vamos a repartir un poco de leñas subterráneas.

Entramos en la recepción de EOB.

Una suave música de ascensor salía de unos altavoces ocultos. La moqueta y las paredes eran gris acero. En las esquinas habían cactos como manos esqueléticas. El mobiliario era de cuero negro, y todos los asientos estaban ocupados. Había gente sentada en lo sofás, de pie, mirando por las ventanas o esperando el ascensor. Nadie se movía, ni hablaba ni hacia nada. Con el rabillo del ojo los veía a todos bien, pero si me centraba en alguno particular, parecía transparente. Veía a través de sus cuerpos. El mostrador del guardia de seguridad era bastante alto, así que teníamos que mirarlo desde abajo.

¹Adhara Black | HP × PJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora