Capitulo 12 ~Recuerdos de un Corazón Dormido~

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Chizuru estaba sumida en sus pensamientos, recostada en el sofá de su apartamento y mirando fijamente al techo. El timbre de la puerta interrumpió su concentración y, antes de que pudiera levantarse, escuchó golpes insistentes. Nerviosa, se acercó a la entrada y, al mirar por la mirilla, reconoció de inmediato la voz de Yaemori llamando su nombre. Sintió un alivio inmediato y abrió la puerta, preguntando por el alboroto. Yaemori le anunció que había encontrado a Kazuya. La emoción invadió a Chizuru de inmediato.

Dentro del apartamento, mientras servía el té, Chizuru le preguntó a Yaemori si lo que había dicho era cierto. Yaemori había solicitado ayuda a sus seguidores en redes sociales para localizar a Kazuya, y la respuesta había sido rápida. Chizuru, sorprendida, no esperaba que Yaemori fuera tan popular. Quería saber la ubicación exacta de Kazuya. Yaemori, mirándola con seriedad, respondió que Kazuya estaba en la ciudad de Iiyama.

Chizuru no podía creerlo. —¿Es en serio?—, se preguntó mientras se llevaba la mano al pecho. —¿Por qué ahí, de todos los lugares?— Su corazón latía acelerado. —¿Qué significaba eso?— Recordó aquella noche compartida, cuando él había hecho realidad su sueño en ese lugar. No quería perder tiempo. Debía salir inmediatamente a buscarlo. Yaemori también comprendió el significado del lugar y, sin perder un segundo, Chizuru se dirigió a su habitación. Diez minutos después, salió con una maleta preparada, sin saber cuánto tiempo tomaría encontrarlo. Agradeció a Yaemori, que la acompañaría a la estación de trenes. Cuando Chizuru preguntó por qué, Yaemori respondió que también quería ver a su Mastah. Chizuru sonrió y aceptó sin objeciones. Juntas salieron del apartamento. Yaemori fue a su propia casa, tomó su maleta (que ya había preparado antes de ir con Chizuru) y se unió a ella en la búsqueda de Kazuya. Chizuru no notó que Yaemori no había sido completamente honesta; su rostro mostraba preocupación, ya que tenía un motivo adicional para ir.

A kilómetros de allí, Ruka se dirigía a una cafetería, aún perturbada por los eventos de la noche anterior. Estaba furiosa con Yaemori, pero su rabia hacia Chizuru era aún mayor. Ruka estaba convencida de que el corazón de Kazuya habría sido suyo si Chizuru no se hubiera interpuesto, envenenando su mente con sus intrigas. Ruka creía firmemente que, para Chizuru, Kazuya solo era una fuente de dinero y que él era el único que no se daba cuenta.

Sabía que él era el hombre que amaba; su corazón latía a más de 90 bpm cuando estaba con él. Aunque era consciente de que él no le correspondía de la misma manera, había hecho todo lo posible para ganarse su amor, y sin tener éxito.

Ruka recordó su infancia: frágil y agotada por actividades físicas, el doctor le había prohibido cualquier cosa que la alterara. Sus padres, preocupados, evitaban cualquier cosa que pudiera provocarle emociones fuertes. Desde pequeña, se dio cuenta de que no podía experimentar emoción. Aunque había crecido, nada había cambiado. Escuchaba a sus amigas hablar de cómo sus corazones se aceleraban en los parques de diversiones y, al intentarlo, no sentía nada, como un robot. Recordó una conversación de la preparatoria, cuando una amiga le dijo que sentía que su corazón estallaba después de un beso. ¿Era eso amor? Tal vez estaba buscando algo que acelerara su corazón. Por eso se convirtió en una novia de renta: buscaba a alguien que provocara esas sensaciones.

Salió con varios hombres, pero nada cambió. Entonces conoció a Kazuya, y todo cambió. Él intentaba proteger a alguien que no tenía ninguna relación con él. Ella estaba conmovida: 79 bpm, la frecuencia cardíaca más alta que había experimentado. Nunca había sentido nada igual. Era la primera vez que lloraba mientras su corazón se aceleraba. Kazuya había despertado en ella un torrente de emociones, algo que nunca había experimentado antes.

Ruka llegó a la cafetería, sumida en sus pensamientos. Al entrar, se acercó a una mesa ocupada y se detuvo frente a la persona que estaba sentada allí. Esta persona la saludó y le preguntó el motivo de la reunión. Ruka, con gran pesar y como si le costara arrancarse las palabras de la boca, admitió que necesitaba ayuda. La persona frente a ella se sorprendió un poco y preguntó cómo había conseguido su número de móvil.

Ruka explicó con pesadez que lo consiguió del amigo de Kazuya, un tal Kibe, que frecuentaba el Karaoke donde trabajaba. Usando el pretexto de que se habían hecho amigas en el viaje, La persona frente a ella, resultó ser Mami, quien la felicitó brevemente por su ingenio y preguntó qué tipo de ayuda necesitaba. Ruka sintió que estaba a punto de sellar un pacto con el diablo. Mencionó a Kazuya. Al oír su nombre, la boca de Mami se curvó en una sonrisa siniestra.



kanojo okarishimasu: El amor de Chizuru (temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora