Capitulo 12.2 ~Recuerdos de un Corazón Dormido~ (con diálogos)

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Chizuru estaba sumida en sus pensamientos, recostada en el sofá de su apartamento y mirando fijamente al techo. El timbre de la puerta interrumpió su concentración y, antes de que pudiera levantarse, escuchó golpes insistentes.

¡Chizuru-San, abre la puerta! —la voz de alguien que parecía tener mucha prisa atravesó la madera con urgencia.

Nerviosa, Chizuru se acercó rápidamente a la entrada. Miró por la mirilla y, al reconocer a Yaemori, abrió la puerta.

¡Yaemori-san! —dijo Chizuru alterada—. ¿Qué pasa? ¿Por qué todo este alboroto?

Yaemori, con el rostro enrojecido por la prisa y la emoción, apenas podía contener la energía que emanaba de ella.

¡Chizuru-san, tienes que escucharme! —exclamó, tomando aire con dificultad—. He encontrado a Mashta. ¡Lo he encontrado!

El corazón de Chizuru dio un vuelco. La emoción la invadió de inmediato, haciendo que sus manos temblaran.

La conversacion continuo dentro del apartamento de Chizuru.

¿Es cierto lo que dijiste, Yaemori-san? —preguntó Chizuru, con su rostro reflejando toda la ansiedad que había estado acumulando en las últimas dos semanas—. ¿Realmente encontraste a Kazuya-san?.

Yaemori asintió con seriedad.

Sí, Chizuru-san. —dijo Yaemori, con un tono firme—. He solicitado ayuda a mis seguidores en redes sociales para localizar a Mashta. La respuesta fue rápida.

Chizuru miró a Yaemori con asombro, sorprendida por la popularidad de su amiga.

Estoy realmente sorprendida de lo popular que eres, Yaemori-san. —admitió Chizuru y con el corazon acelerado no pudo contener mas lo que queria preguntar—. ¿Sabes la ubicación exacta de Kazuya-san?

Yaemori asintió nuevamente, su expresión grave.

Sí, está en la ciudad de Iiyama. —respondió Yaemori—. Es donde he rastreado la última señal.

Chizuru no podía creerlo.

¿Es en serio? —se preguntó mientras se llevaba la mano al pecho—. ¿Por qué ahí, de todos los lugares?

Su corazón latía acelerado.

¿Qué significaba eso? —pensó, recordando aquella noche compartida, cuando él había hecho realidad su sueño en ese lugar. No quería perder tiempo. Debía salir inmediatamente a buscarlo.

Yaemori también comprendió el significado del lugar y, sin perder un segundo, Chizuru se dirigió a su habitación. Diez minutos después, salió con una maleta preparada, sin saber cuánto tiempo tomaría encontrarlo. Agradeció a Yaemori, quien la acompañaría a la estación de trenes.

¿Por qué vienes, Yaemori-san? —preguntó Chizuru.

Yaemori respondió con una sonrisa.

También quiero ver a mi Mashta.

Chizuru sonrió y aceptó sin objeciones. Juntas salieron del apartamento. Yaemori fue a su propia casa, tomó su maleta (que ya había preparado antes de ir con Chizuru) y se unió a ella en la búsqueda de Kazuya. Chizuru no notó que Yaemori no había sido completamente honesta; su rostro mostraba preocupación, ya que tenía un motivo adicional para ir

A kilómetros de allí, Ruka se dirigía a una cafetería, aún perturbada por los eventos de la noche anterior. Su mente estaba en un torbellino de emociones, la furia con Yaemori era evidente, pero su rabia hacia Chizuru era aún más profunda.

Ruka estaba convencida de que el corazón de Kazuya habría sido suyo si Chizuru no se hubiera interpuesto, envenenando su mente con sus intrigas. Ella creía firmemente que, para Chizuru, Kazuya solo era una fuente de dinero y que él era el único que no se daba cuenta.

Sabía que él era el hombre que amaba; su corazón latía a más de 90 bpm cuando estaba con él. Aunque era consciente de que él no le correspondía de la misma manera, había hecho todo lo posible para ganarse su amor, y sin tener éxito.

Ruka recordó su infancia: frágil y agotada por actividades físicas, el doctor le había prohibido cualquier cosa que la alterara. Sus padres, preocupados, evitaban cualquier cosa que pudiera provocarle emociones fuertes. Desde pequeña, se dio cuenta de que no podía experimentar emoción. Aunque había crecido, nada había cambiado.

Escuchaba a sus amigas hablar de cómo sus corazones se aceleraban en los parques de diversiones y, al intentarlo, no sentía nada, como un robot. Recordó una conversación de la preparatoria, cuando una amiga le dijo que sentía que su corazón estallaba después de un beso.

¿Era eso amor? —se preguntaba Ruka, mientras su mente viajaba al pasado—. Tal vez estaba buscando algo que acelerara mi corazón.

Por eso se convirtió en una novia de renta: buscaba a alguien que provocara esas sensaciones que nunca había logrado experimentar.

Salió con varios hombres, pero nada cambió. Entonces conoció a Kazuya, y todo cambió. Él intentaba proteger a alguien que no tenía ninguna relación con él. Ella estaba conmovida: 79 bpm, la frecuencia cardíaca más alta que había experimentado. Nunca había sentido nada igual. Era la primera vez que lloraba mientras su corazón se aceleraba. Kazuya había despertado en ella un torrente de emociones, algo que nunca había experimentado antes.

Ruka llegó a la cafetería, sumida en una espiral de pensamientos inquietantes. A medida que cruzaba el umbral, el aroma a café envolvía el lugar, pero su mente estaba demasiado perturbada para apreciarlo. Caminó con decisión hacia una mesa en la esquina, donde una figura familiar la esperaba con una expresión de calma expectante.

Ruka se detuvo frente a la mesa. Sin preámbulos, se sentó frente a la figura que ya estaba esperando y, con una voz quebrada por la preocupación, comenzó a hablar.

¡Ruka-chan! —saludó la persona alzando la mano en un gesto de bienvenida—. Me alegra verte. ¿Y bien? ¿Por qué me pediste que nos reuniéramos?

Ruka habló con gran pesar, como si cada palabra le exigiera un esfuerzo monumental para ser pronunciada.

Necesito ayuda. —dijo Ruka-chan a regañadientes—. Estoy en una situación complicada y no sé a quién más recurrir.

La persona frente a ella, mostrando una mezcla de sorpresa y curiosidad, se inclinó hacia adelante.

¿Cómo obtuviste mi número de contacto? —preguntó con curiosidad—. No recordaba haberlo compartido contigo recientemente.

Ruka explicó con pesadez que lo consiguió del amigo de Kazuya, un tal Kibe, que frecuentaba el Karaoke donde trabajaba. Bajo el pretexto de que se habían hecho amigas en el viaje. La persona frente a ella, que resultó ser Mami, quien la felicitó brevemente por su ingenio.

Buen trabajo, Ruka-chan. —dijo Mami con una sonrisa—. Ahora. ¿Qué tipo de ayuda necesitas de mi?

Ruka sintió que estaba a punto de sellar un pacto con el diablo. Con una mezcla de desagrado por la persona frente a ella, pero también de determinación, mencionó a Kazuya. Al oír su nombre, la sonrisa de Mami se curvó en una expresión siniestra.

kanojo okarishimasu: El amor de Chizuru (temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora