Capitulo 10.1 ~El Valor de creer en uno mismo~ (con diálogos)

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Sentado en la hierba y mirando al cielo, Kazuya escucha su nombre. Se levanta y se encuentra con una figura pequeña, de cabello rojizo que parece captar toda la luz del sol, como si el viento mismo temiera desordenar su belleza. Sumi está frente a él, deslumbrante.

Kazuya miró a Sumi con los ojos bien abiertos, sin poder articular una sola palabra. Su mente parecía haberse quedado en blanco, atrapada entre la incredulidad y la confusión.

¿!Sumi-san!? —preguntó finalmente casi gritando.

Sumi, visiblemente avergonzada, no respondió con palabras. En cambio, su rostro pálido y sus manos temblorosas hablaban por sí solas. Con un gesto nervioso, sacó su móvil y comenzó a teclear frenéticamente. Kazuya había olvidado que Sumi tenía ese problema que le causaba temor hablar en frente de los demás.

Kazuya observó en silencio, su ansiedad aumentando con cada segundo que pasaba. Finalmente, Sumi le mostró la pantalla del teléfono. El mensaje en el móvil decía: "¡He estado observándote todo el tiempo!" (dos días).

Las palabras flotaron en el aire entre ellos, y Kazuya sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Cómo era posible que Sumi hubiera estado allí durante casi dos días sin que él se diera cuenta? La sorpresa y la incomodidad se mezclaban en su mente, como si una intrusa curiosidad lo invadiera por completo.

Kazuya miró a Sumi con los ojos bien abiertos, sin poder articular una sola palabra. Su mente parecía haberse quedado en blanco, atrapada entre la vergüenza y la confusión.

Dejando ese de lado, Kazuya le preguntó:

¿Por qué no intentaste hablarme antes?

Sumi tecleó de nuevo con urgencia. El nuevo mensaje decía: "Intenté hablarte desde el momento en que te encontré, pero no lo conseguí."

Kazuya seguía sin entender. Sumi explicó:

Durante casi dos días escribí en mi móvil la palabra 'Kazuya-San', esperando que tú lo notaras. Pero nunca volteaste.

Con una expresión de frustración, agregó:

Hoy me tomó cuatro horas reunir el valor para acercarme a ti.

Kazuya se quedó mudo debido a la situación mientras pensaba que el sonido de una mosca sería más perceptible que la presencia de Sumi.

Sumi escribió de nuevo con prisa. Kazuya leyó el mensaje, sintiéndose avergonzado por la situación. La preocupación de Sumi por él era genuina. ¿De verdad esta chica tan encantadora estaba preocupada por él? Kazuya se sintió profundamente conmovido.

¿Cómo supiste dónde encontrarme? —preguntó Kazuya, con curiosidad y gratitud en su voz.

Sumi escribió con agilidad, sus dedos moviéndose tan rápido que parecían un borrón. Kazuya observó, recordando lo inusual que era ver a Sumi tan dinámica. Finalmente, Sumi le mostró el mensaje en su móvil:

Estaba en camino  a una cita (últimamente he sido muy solicitada). Pero me pareció haberte visto, y cuando vi que en realidad eras Kazuya-San , levanté la mano para llamar tu atención y noté que tenías una expresión vacía. Pensé que algo grave te había ocurrido. Decidí cancelar mi cita y seguirte. Intenté, de manera silenciosa, captar tu atención. Cuando me di cuenta, ya habíamos llegado a la estación de trenes. Al ver tu mochila colgada en tu espalda, supuse que  saldrias de la ciudad.

Sumi escribió una vez mas , sus dedos se mueven con rapidez. Kazuya leyó el mensaje con atención:

Me subí al mismo tren que tú. Deseaba acercarme, pero temía molestar a los demás pasajeros

Cuenta que sucedió después de que el tren llegara a lo que parecía ser su destino. le dice que quedó atrapada en una marea de gente al salir de la estación. Finalmente pudo liberarse, pero Kazuya había desaparecido entre la multitud. Sumi se sintió en pánico total. ¿Qué hacer ahora? Lo buscó durante tres días, revisando hoteles y posadas. Desesperada, decidió regresar a la ciudad.

En su camino de vuelta, escuchó a alguien comentar que en una colina cercana había un "rarito muy feo y con cara de idiota" que no se había movido en tres días. Sumi creyó que podría haber encontrado a Kazuya.

Por lo tanto, entre su llegada y el tiempo que pasó tratando de llamar la atención de Kazuya, habían pasado un total de cinco días,

Kazuya parecía aún más abatido, aun que mucho tenia que ver  con lo ultimo que habia dicho aun que parecía que Sumi no se había dado cuenta de ello, aun así, quería ser de ayuda para el, armándose de mucho valor y esfuerzo logro emitir una  voz temblorosa, logró decir:

Estoy... aquí... para ti. Te escucharé. Así que, si puedes... cuéntamelo.

Kazuya sintió que su corazón se detenía. Sumi era tan hermosa y su torpeza inocente la convertían en la persona perfecta para él. Sentía una envidia amarga hacia quien hubiera ganado su corazón. No podía evitar preguntarse qué habría pasado si hubiera conocido a Sumi antes.

Pero luego pensó en Chizuru y la realidad lo golpeó con fuerza. Una chica tan hermosa como Sumi jamás le habría prestado atención. Ella estaba en otro nivel, igual que Chizuru.

En poco tiempo, Kazuya le contó a Sumi, sin comprender del todo por qué, cómo se sentía herido. Explicó que siempre creyó que acercarse a esa persona, cómo ella había dicho cosas dolorosas, y cómo no podía culparla ni odiarla.

Ella tenía razón; yo no soy alguien en quien se pueda confiar. Cometo errores tras errores. Me siento como un idiota inmaduro. Mi propia familia se avergüenza de mí. —dijo Kazuya, con la voz quebrada—. Me odio a mí mismo por no ser diferente, por no poder alcanzar a esa persona, por no poder convertirme en un hombre digno de ella.

Kazuya estaba destrozado. Sumi tomó su mano con ternura. Kazuya se dio cuenta de que ella lloraba a su lado. Con el corazón apesadumbrado, él se disculpó de inmediato:

Lo siento... no quise causarte tristeza. —dijo el pobre hombre con voz quebrada

Sumi negó con la cabeza, moviéndola lentamente de un lado a otro, en señal de que no debía disculparse.

Sumi toma su móvil una vez más y escribe con cuidado. Después de unos minutos, le muestra a Kazuya lo que ha escrito:

"Eres una persona maravillosa que aún no ha reconocido su propio valor. La grandeza de alguien no solo se mide por sus acciones hacia los demás, sino también por lo que uno cree de sí mismo. Ser humilde no es lo mismo que creer que lo que haces no tiene valor. El coraje para aceptar quién eres por naturaleza es lo que realmente hace grande a una persona. Eso es lo que tú me has enseñado. Tú me salvaste de muchas maneras, y ahora me toca devolver esa amabilidad. Estoy segura de que muchas personas piensan lo mismo que yo. La única persona que falta por descubrirlo eres tú."

Kazuya llora nuevamente. Ha perdido la cuenta de cuántas veces se ha sentido miserable y patético, pero esta vez es diferente. Las palabras escritas por Sumi curan las heridas de su corazón. Mientras esboza una pequeña sonrisa, siente que el peso que ha llevado todo este tiempo finalmente se aligera. Le agradece a Sumi, mientras aún quedan vestigios de sus últimas lágrimas.

El corazón de Sumi palpita mientras observa al hombre que ama, sintiéndose feliz y orgullosa de compartir no solo sus tristezas, sino también sus alegrías.

kanojo okarishimasu: El amor de Chizuru (temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora