•Capítulo Veintitrés•

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Se encargó de que los culpables no volvieran a salir de la cárcel el resto su miserable vida. Paró proyectos disminuyendo trabajo para poder estar más con los niños. Sus fans, al enterarse de lo sucedido, pusieron su granito de arena donando desde ropa, comida y juguetes, eso Marlowe podía hacerlo pero sus seguidores decidieron hacerlo por su cuenta propia. Eran ángeles disfrazados de humanos.

***

Su vida se redució a atender y mimar a los niños, intentar de alguna manera compensar su cegadura.

Los trasladó a todos a un piso donde solo los guardias, empleados y médicos elegidos por ella podían pisarlo.

Echó todos sus problemas a un lado y se centró en ellos. No dormía monitoriándolos. La seguridad aumentó y la confianza disminuyó.
Leo y Adam hacían lo que podían para mantener a Marlowe sana.

Ese día tenía que ir a dar un vistazo a la empresa, a pesar de que Kelia estaba haciendo un excelente trabajo, algunas cosas requerían su presencia; por ejemplo, un sobre marrón con solo su nombre escrito.

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