Capítulo 7

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La clase ha sido extenuante. Pero era lo que necesitaba. Regreso al apartamento exhausta y con nada más en mi mente que no sea una deliciosa y refrescante ducha.

Entro al apartamento y voy directo hacia el baño. Me desnudo, abro la ducha y me meto debajo del agua fría. Esto es justo lo que necesito para relajar mis músculos sobrecalentados por tanto entrenamiento.

Siento unos pasos afuera del baño y me quedo mirando fijamente la puerta. Puedo ver su sombra por debajo. Él no se atrevería a entrar, ¿o sí? Unos segundos después, siento nuevamente sus pasos y la sombra desaparece.

Termino de bañarme, tengo que recordar buscar una secadora de pelo, no puedo continuar así. Cojo una toalla, me seco y salgo de la ducha hacia la habitación.

Estoy secándome el pelo cuando toca a la puerta.

—¡Sí! —le grito pues no quiero que entre, estoy envuelta solamente en una toalla. —¡Un momento! —le grito una vez más mientras camino apresuradamente hacia la puerta.

Abro un poco la puerta, lo suficiente para que él me vea. Puedo ver como su mirada se detiene momentáneamente en mi pelo mojado y después baja lentamente hacia la toalla que traigo enredada en el cuerpo.

—Ordené unas pizzas. —me dice mientras vuelve a subir su mirada y la posa en la mía.

—De acuerdo. —le contesto mirándolo fijamente. —¿Algo más?

—No, solo te avisaba que llegarán en un rato.

—De acuerdo, me visto y salgo. —le digo mientras cierro la puerta lentamente.

Cierro los ojos y me recuesto a la puerta respirando agitadamente. ¿Por qué su presencia me hace sentir así? Nunca antes me he sentido así cerca de ningún hombre. Me acerco al armario por una ropa. Pero para mi suerte, o mala suerte en este caso, de las ropas que me dejó Beth no hay muchas opciones que no sean shorts cortos, camisetas y ropa formal de trabajo, ah y algún vestido. Así que, sin más preámbulo, cojo un short y me lo pongo.

¡Por dios!

¿A dónde salía Beth con estos shorts?

El short se ajusta a mi cuerpo y me queda justo por debajo de las nalgas, las cubre, pero solo lo justo como para no mostrar nada. Me pongo una camiseta y salgo de la habitación. Veo a Alex de espalda a mí en la cocina. En lo primero que me fijo es en su espalda ancha debajo de la camiseta de manga ajustada que lleva puesta. Y después, me fijo en que tiene delante de él dos cajas de pizza.

—Pedí hawaiana y napolitana pues no sabía cuál te gustaba. —me dice mientras yo llego a su lado.

Las pizzas huelen deliciosas y mi estómago ruge de hambre. Después del entrenamiento, además de exhausta, estoy hambrienta. Lo veo colocando varias porciones de hawaiana en un plato.

—Si te gusta la hawaiana creo que vamos a tener un serio problema. —le digo mientras él se gira hacia mí y me mira sonriendo.

En cuanto se gira bajo mi vista hacia sus anchos pectorales bien formados que se marcan perfectamente debajo de la camisa. Y se me corta la respiración.

—Podemos compartirla. —me dice mientras coge también de la otra y después camina hacia la sala apartando su cuerpo de mi mirada curiosa.

Cojo un plato y comienzo a poner mis porciones de pizza en él antes de dirigirme hacia la sala y sentarme en la butaca, lejos de él. Comienzo a comer mi pizza, está deliciosa. Pero puedo ver por el rabillo del ojo que él se me queda mirando. Alzo la vista y lo veo mirándome fijamente.

—¿Sucede algo? —le pregunto frunciendo el ceño.

—¿Esa ropa es de Beth? —me pregunta de repente.

Seducción©  ✔️(+18)#1 LentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora