Capítulo 24

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Alex lleva varios minutos observándome. A pesar que dijo que íbamos a hablar. Aún él no ha comenzado a hacerme preguntas y solo me observa detenidamente. Me siento como un insecto en el laboratorio de biología a punto de ser diseccionado.

Vuelvo a tomar otro sorbo de vino. Alex se levanta y baja la comida del fuego.

—¿Quieres cenar primero? —me pregunta con un plato en la mano para comenzar a servir la comida.

—No. —le digo rápidamente.

—¿No tienes hambre?

—Sí. Pero con el tema de conversación sé que me va a caer mal la cena. —le digo honestamente mientras él sonríe.

Deja el plato y vuelve a sentarse junto a mí.

—Bien. Conversemos entonces. ¿Qué piensas del sexo casual?

—No me gusta. —Alex me mira enarcando una ceja.

—¿Por qué?

—No lo sé. Nunca lo he intentado.

—¿Nunca te has acostado con un extraño que conociste en un bar? —inquiere alzando una ceja.

—No. —le doy otro sorbo a la copa.

—O sea, nunca has tenido sexo con un extraño.

—No. Bueno sí. —le digo mirándolo fijamente. —Tu eres el primer extraño con el que me acuesto.

—¿Soy un extraño?

—Lo eres para mí. —aún recuerdo que lo dejé darme un masaje erótico y ni siquiera sé qué edad tiene.

—Puedes preguntarme lo que sea Lia.

—¿Qué edad tienes?

—Veintinueve. —me contesta sin titubear mientras me le quedo mirando estupefacta. —¿Cuánto pensabas que tenía? —Inquiere con una sonrisa en la comisura de los labios.

—Un poco más. —admito en voz baja.

Durante mi breve investigación no se me ocurrió buscar su edad. Además, que había supuesto que con el cuerpo que tiene, tuviese más años. Me imaginé que estuviese cerca de los 35.

—Te estoy tomando el pelo Lia, solo quería ver tu reacción, tengo 35 años. —me dice mientras me mira sonriendo y esta vez lo miro fijamente mientras entrecierro los ojos.

Sí, esa edad corresponde más con su físico. Le doy un sorbo al vino. Al final creo que acerté con lo que había pensado.

—¿Qué tipo de sexo has practicado? —escupo el vino de repente.

No puedo creer que él me esté preguntando esto. Por suerte no escupí sobre él, no quiero ni imaginar lo que hubiese sucedido si lo hago. Observo a Alex. Me está mirando con una sonrisa en el rostro y una ceja enarcada. Imagino que está esperando una respuesta.

—¿A qué te refieres? —le digo mientras dejo la copa en la encimera.

No tengo idea de cuál será su próxima pregunta y puede que deje caer la copa al suelo por el rumbo que está tomando esta conversación.

—Me dijiste que conocías el bondage y por lo que puedo ver no te han impresionado mucho los juguetes eróticos que hemos utilizado.

—Conozco el bondage y los juguetes, pero solo porque he leído muchas novelas.

—O sea, que solo has tenido sexo normal. El clásico Vainilla.

—Sí.

Se me queda mirando fijamente mientras le da un lento sorbo a su vino sin apartar su mirada de mí, antes de bajar la copa y hacer su siguiente pregunta.

Seducción©  ✔️(+18)#1 LentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora