Capítulo 10

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Miro al profesor fijamente mientras frunzo el ceño. El profesor me mira enarcando una ceja. Cuando bajé, estaba dispuesta a patearle el trasero a mi compañero de clases. Ahora, no estoy tan segura de querer patearle el trasero a nadie. No creo que pueda patearle el trasero a un excampeón de MMA. Y mucho menos uno que está tan bueno como él.

Trae una camiseta negra, que se ajusta perfectamente a cada uno de los músculos de su cuerpo. Un cuerpo que está hecho para el pecado, estoy segura de eso. Nada que ver con el profesor suplente del otro día. Como también estoy segura que debo tener cara de idiota por mirarlo tanto tiempo fijamente, y no precisamente a los ojos. Más bien estoy deleitándome con su cuerpo fornido frente a mí.

—¿Puede decir su nombre para que sus compañeros la conozcan? —me dice apartándose de mí y caminando hacia el frente de la clase.

Miro en todas direcciones. Todos los ojos puestos en mí. Vuelvo a mirar al profesor que espera una respuesta. El otro profesor ni siquiera me había preguntado mi nombre. Creo que nadie sabe cómo me llamo. Por eso me miran todos de esta forma.

—Lia.

—¿Cuánto tiempo llevas practicando el deporte? —pregunta con curiosidad?

—Dos años. —le contesto mientras vuelvo a mirar su cuerpo de pecado.

—Bien, comiencen el calentamiento y después la práctica con lo aprendido en la clase anterior. —dice mientras me hace una seña para que lo acompañe donde él está.

Esto no puede ponerse peor.

O sí.

Cojo los guantes y camino en su dirección. Me detengo frente a él y me quita los guantes de las manos poniéndolos a un lado. Lo observo coger unas vendas rojas del suelo y comenzar a vendarse las manos rápidamente. No puedo apartar la mirada de sus manos, ni de cada movimiento que hace al vendárselas. Es como si todo transcurriese en cámara lenta. Y mientras se venda las manos imagino cosas que no deberían estar pasando por mi mente en estos momentos.

Como que me ate a la cama con esas mismas vendas.

Si, ya lo sé. Estoy pensando en sexo. Nuevamente.

Nunca en mi vida había pensado en esto, y sé que probablemente tenga que ver con la novela que he estado releyendo en estos días. Y con que llevo tiempo sin sexo. Alzo la vista de sus manos, nerviosa, por el rumbo que han tomado mis pensamientos. Lo miro y él me sonríe perversamente como si supiera lo que estoy pensando.

—Calentemos. —me dice en tono firme haciendo que vuelva a la realidad.

Comienzo a hacer mis estiramientos por encima de la cabeza. El profesor se para frente a mí, a unos metros de distancia, repitiendo los mismos ejercicios que yo. Pero sinceramente, no creo que pueda hacer esto con el frente a mí. Intento por todos los medios no mirarlo. Pero es imposible dejar de hacerlo cuando todos sus músculos se tensan al estirar los brazos sobre la cabeza.

Mis músculos también se tensan, pero los de la cintura para abajo. Esta es la segunda vez en el día que me encuentro excitada y deseando un buen revolcón. La falta de sexo está comenzando a afectar mi cordura, definitivamente necesito desahogarme.

Continúo admirando el espécimen que tengo enfrente mientras intento pensar en algo que no sea en sexo y en el sin ropa. Los recuerdos que tengo del sexo son vagos, pero sé que todos mis encuentros sexuales fueron, por decirlo de alguna forma, insatisfactorios. He sentido más placer con mis dedos que con los imbéciles que me han tocado como pareja. ¿Cómo puedes recordar algo que nunca te ha dejado extasiada?

Bajo las manos y hago unos estiramientos. Y no sé porque motivo miro sus manos, fuertes, grandes. Y me imagino que recorren mi cuerpo, lentamente.

Lo siento carraspear. Levanto levemente la vista. Me está mirando. No. Me está devorando con la mirada. Y sé exactamente dónde está clavada su vista. En el escote de la camiseta corta y negra que llevo puesta. Y rápidamente siento como mis pezones se tensan contra la camiseta, como si supieran que él está observando.

Seducción©  ✔️(+18)#1 LentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora