Capítulo 25

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   Esto parecía ser algo peor de lo que podía llegar a haber imaginado al principio, pensó Severus volviendo junto con Nathan a la casa, la varita firme en su mano, pero oculta tras el pliegue de su túnica, intentando no preocupar o asustar a los que seguro estaban esperándolos pegados tras el vidrio de la ventana. Harry como uno de ellos, sin duda.

   No habían encontrado nada en el lago ni los alrededores, y los numerosos hechizos (hechizos oscuros en su caso) que realizaron no le arrojaron ningún resultado, siquiera cuando intentaron convocar la amenaza que sabían había dentro del lago, los resultados le llegaban limpios.

   Nathan había repetido más de una vez “Sé que hay algo allí. Tenía sujeta a la niña”, pero conforme los hechizos no manifestaban nada, ya empezó a mostrarse menos seguro.

    Si no hubiera estado caminando por cerca del lago que le permitió escuchar el grito desesperado de Harry, y luego hubiera llegado corriendo justo a tiempo para ver mientras Laurel, Casia y Haba se esforzaban inútilmente por sacar a Tamy del agua, antes de ser despedidas hacia atrás por la fuerza del hechizo convocador de Nathan, entonces habría puesto en duda las palabras de su cuñado. Pero él lo vio, había estado allí en ese momento, y sabía que no podía ser muy bueno lo que fuera que hubiera estado impidiendo que tres mujeres, con la suficiente fuerza, no pudieran sacar a una niña pequeña de debajo del agua.

   No, realmente hubo algo malo allí… sólo que ahora ya no estaba.

   Cuando esa información se asentó en su mente, Severus frenó su caminata, pero tan violentamente como se había detenido volvió a colocarse en marcha, esta vez a la carrera.

-Severus –Nathan lo llamó, siguiendo sus pasos al mismo ritmo, aunque desconcertado.

-Cualquiera fuera la amenaza en el lago ya no está allí –Severus no se detuvo en lo que contestaba – ¿Qué posibilidades hay que se moviera a algo que tocó?

   Nathan no necesitó más explicación para apurar su carrera hacia la casa, su mente centrada principalmente en su esposa e hijas.

   Severus estaba en las mismas condiciones. Los hechizos que realizaron en el lago no le mostraban nada porque la amenaza, cualquiera fuera, ya no estaba allí… ¿Qué impedía que se moviera hacia alguien más? ¿Qué se moviera hacia Tamy?

   Severus entró a la casa, e ignorando al resto de la familia que esperaba en la sala, siguió hacia la escalera que lo llevaba a los apartamentos superiores.

-Papá.

   La voz de Harry, al contrario de cualquier otra, logró hacerlo detenerse. El niño estaba en el pasillo principal que separaba su apartamento privado de los que pertenecía a Canela y su familia, su rostro preocupado y algo culpable lo hacía verse como un niño mucho más joven.

   Severus enseguida tomó al chico del hombro con una mano mientras con la otra le lanzaba un hechizo. Harry también había estado dentro de ese lago, y así como la amenaza podía estar en la niña, también podía estar en él.

   Harry no dijo una sola palabra ni se movió un solo milímetro cuando la varita lo apuntó en medio de los ojos. No tenía miedo, nunca lo tenía cuando se trataba de papá porque sabía que él no lo dañaría, pero eso no quitaba que estuviera inquieto con todo lo que estaba sucediendo y que no podía entender.

   Al final, cuando su papá lo abrazó, pareciendo un poco más tranquilo de cómo se veía mientras lo contemplaba por la ventana cuando empezó a correr hacia la casa, recién se animó a hacer un movimiento.

>Había algo en el lago, papá. Lo sentí. Me sujetó del tobillo, pero no quise decir nada. Y después intentó llevarse a Laurel.

-Pero no lo hizo. Ella está aquí ahora, está con nosotros. Nadie se la llevará.

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