La primera vez que Maca vio a Frank Culpepper sintió que al fin había encontrado lo que estuvo buscando por tanto tiempo, aunque sin saber realmente que lo buscaba.
Ese muchacho robusto que llegó con una sola maleta desde el Viejo Continente, era como ella, lo reconoció enseguida. Ambos se reconocieron, a decir verdad. Y desde ese momento siempre estuvieron juntos, tanto que quien los veía decía que era más que seguro que terminarían comprometiéndose antes de que terminara el año.
Aunque eso, en realidad, estaba muy lejos de suceder.
Frank veía a Maca como una hermana a quien debía cuidar y enseñar todo lo que sabía, evitando así que se volviera loca por no poder manejar las numerosas imágenes que siempre llenaban su cabeza al tocar a la gente, o que de tanto reprimir su don terminara perdiéndolo definitivamente. Al mismo tiempo, Maca era como un cable a tierra para él, ayudándolo a mantenerse centrado cuando sus visiones, demasiado desarrolladas para su propio bien, se volvían excesivas.
Casi no hablaban, mucho menos cuando meditaban, pero eso no les impedía conocer sus sueños y anhelos; como saber que Frank estaba en busca de aprender de todos los verdaderos videntes que había por el mundo, y así dominar su don para luego poder ayudar a esos pocos Profetas de Sangre que existían y que siempre terminaban perdiendo el hermoso regalo de la visión por ser personas incomprendidas, o explotadas. Maca, por su lado, le dijo que el único anhelo que tenía era poder tocar a su familia sin sentir que se volvía loca en el intento.
Frank le sonrió. -Lo mismo me sucedía a mí, y pude conseguir que parara –dijo tomando una de las manos enguantadas de la joven –Lo conseguirás tú también.
Un par de años después, Frank le comunicó a Maca que viajaría a Escocia, más específicamente al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, donde, según sus averiguaciones, se encontraba la tataranieta de la gran vidente Cassandra Trelawney.
Según le dijo, esa mujer, Sybill, era a la que más había estado buscando desde hacía tiempo, pero, como su residencia permanente era el castillo, jamás había podido hablar con ella.
-La única manera que tenía para acercármele era si trabajaba allí –explicó Frank –Así que hace unas semanas mandé una solicitud para un puesto. Hoy me contestaron con una afirmación –agregó sacando de su bolsillo un sobre lacrado con un escudo que Maca jamás había visto antes –Por lo que escribieron, parecían agradecidos por mi solicitud.
- ¿Qué puesto te dieron?
-Defensa Contra las Artes Oscuras.
Un mes después, Frank se despedía de ella para un viaje que duraría un año, porque según él, “Intuía que no duraría mucho más que eso en el puesto”.
Efectivamente, un año después volvió a Massachusetts… y sus ojos se fueron directamente a Amapola ni bien llegó a la Casa de los Lilians Evans.
-Amapola fue la primera visión que recuerdo –le reveló Frank a Maca esa tarde, después de haberse visto obligado a despegar sus ojos de la joven pelirroja más hermosa que viera en su vida; en especial por respeto a los padres de ella que estaban presentes allí, y también porque tenía muchas cosas que quería contarle a su amiga –En realidad, no sabía que se trataba de ella, hasta hoy –especificó, mientras colocaba sobre los hombros de Maca, de manera amorosamente fraternal, la pañoleta blanca que le había traído de regalo –Cuando me la presentaste no lo noté, no realmente. Entonces sólo era una niña de, ¿cuántos? ¿quince años? Pero ahora…
Maca sólo sonrió sin saber qué contestar, sabiendo que todo el asunto terminaría en boda, aun si alguien quisiera oponerse al hecho. Después de todo, cualquier visión de un profeta, por mínima que fuera, siempre se cumplía. Frank pertenecía a Amapola.
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ADA(O)PTARTE
FanfictionLa vida de Severus Snape termina siendo unida a la de Harry Potter de una manera por demás extraña y poco ortodoxa. ¿Quien hubiera creído que llegaría a él como un regalo "para mejorar su humor" en medio de la noche?