ADA(O)PTARTE

Capítulo 18

    La renuncia de Severus Snape como profesor de Pociones y Jefe de la Casa de Slytherin no pasó desapercibida para el alumnado, y tal como sucede con todo lo que no tiene una información muy clara, se empezaron a crear diferentes teorías sobre el suceso; entre ellas cosas tan descabelladas como que fue expulsado del castillo al tener un hijo que no había sido clasificado como debería, o que le habían llevado a Azkaban por querer deshacerse de Harrison al considerarlo una deshonra.

   La historia se fue corriendo y llegó a ser el único tema de conversación antes del horario del almuerzo, con cada quien agregando algo nuevo, algunos incluso llegando a decir  que fueron testigos del hecho, salvándose del horrible temperamento del malvado profesor Snape únicamente porque no los descubrió cuando todo sucedía.

   Los profesores simplemente lo dejaron correr, sin hacer el mínimo esfuerzo de callar las habladurías, cosa que de todos modos ocurriría dijeran lo que dijeran. Aparte ninguno de ellos estaba realmente enterado de lo que estaba sucediendo allí; lo único que sabían era que Severus Snape había abandonado el castillo con toda su familia, aparentemente de noche o temprano en la madrugada, dejando una carta de renuncia en la mesa de su despacho. Fuera de eso no sabían más, y el hecho de que el director Albus Dumbledore, la directora adjunta Minerva McGonagall y el jefe de la Casa Ravenclaw Filius Flitwick también habían desaparecido, sólo aumentaban sus incógnitas.

    Albus Dumbledore había tenido que volver a su trabajo en el Ministerio como brujo Supremo del Wizengamot, después de que recibiera en su despacho un paquete con el “fallecido” Peter Pettigrew en su forma animaga. Incluso la inexplicable y apresurada renuncia de Severus Snape había quedado en un segundo plano (y hasta casi olvidado) para él ante tal descubrimiento.

   El Consejo se formó más rápido de lo que Dumbledore recordaba que hubiera sucedido nunca cuando dio el aviso en el Ministerio; y aunque habían tomado todos los recaudos posibles de privacidad, la información se infiltró de alguna manera llegando a tener a la prensa mágica a pleno pugnando por noticias en el atrio.

   El interrogatorio fue largo y más que desconcertante que el hecho en sí. Peter Pettigrew admitió haber sido el guardián secreto del encantamiento Fidelio de los Potter, siendo luego el que lo revelara a Lord Voldemort; asimismo declaró todo la coartada que tuvo que armar cuando Sirius Black (el único que sabía sobre su posición de guardián porque él mismo lo había propuesto para tal fin) comenzó a perseguirlo, haciéndolo aparecer como el culpable de su muerte y la de una docena de muggles más.

    Hasta allí ya fue difícil de creer para muchos que conocieron a Peter en su juventud y sabían que no era más que un cobarde bueno para nada; pero cuando tras la pregunta de dónde había estado y qué había estado haciendo durante todos esos años, Peter simplemente quedó en silencio, aun estando bajo veritaserum. Y tampoco funcionó cuando los mejores legeremantes (algo que no se usaba en los juicios, pero que en este caso dado la gravedad del hecho permitieron) intentaron inmiscuirse en su mente; sus recuerdos simplemente estaban en blanco desde que se hizo pasar por muerto hasta el momento que despertó en el despacho de Albus Dumbledore.

   Era evidente que alguien se había tomado el trabajo de borrar esos recuerdos. Seguramente el mismo alguien que lo había hecho llegar hasta el castillo de Hogwarts en un paquete de correo.

    Pero lo extraño (o no si se tenía en cuenta que quien fuera estaba intentando preservar su identidad a como diera lugar) era que no lo había hecho con magia, dado los resultados que arrojaron los análisis realizados sobre el acusado. Si ese hubiera sido el caso aún podrían revertirlo, pero no era así y eso tornaba todo más incomprensible y difícil de asimilar para cualquiera. Incluso los inefables mismos que estaban intentando desentrañar toda la madeja de incógnitas que pusieron en sus manos tras el interrogatorio.