Noticia del Pasado

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Luego de la velada compartida con Magda, Javier llega a su casa pasadas las ocho de la mañana. Esa experiencia le da vueltas en la cabeza. Pero está convencido que el paso dado era necesario, ya lo había pospuesto demasiado. Por el tipo de fama que ya recorría en el barrio, muy pocas mujeres tenían la valentía de acercarse a él. Y el pequeño grupo de mujeres que lo hacía, luego de no obtener mayor avance, terminaban por catalogarlo de homosexual. Y ese no era el objetivo.

Al haber anotado con Magdalena les demostraba que además de ser heterosexual y alcanzable, dejaba en claro que no bastaba una cara bonita y un cuerpo escultural, tenías que tener algo más. Y todo esto sin dar la más mínima muestra de quererse ligar a ninguna. Era un balance difícil de mantener. Cualquier paso en falso y el teatro se caería.

Entra sin sigilo alguno y a grandes voces llama a su madre.

—¡Ma! le traigo empanadas— era su costumbre llevar algo a casa de lo que desayunaba fuera. Doña María asomándose por la puerta de la cocina le da los buenos días.

—¿Diay mijo, se le hizo temprano?, pero que caritica se gasta, ¿ y qué me trae en esa bolsilla?—

— Unas empanadas de aquella soda, ¿se acuerda? Las que le gustan por suavecitas—

— Ay si Javi ya se dé cuales son, esas no me maltratan la encía. A su papá también le gustan, ¿cuántas trajo?—

—Solo dos, no me alcanzaban para más, pero yo ya desayuné, dele una a mi tata si quiere—

— Si, si esta bien, y ¿hoy trabajas?—

—No, hoy no pero mañana entro temprano, me toca en la librería medio tiempo—

Parte de la mañana se la pasó viendo novelas y escogiendo frijoles con doña María, ya tenían sus horas para las novelas y sus horas para las noticias apartadas. Eran sus ratos sagrados con su mamá a excepción de cuando le cambiaban el horario en alguno de sus dos trabajos de medio tiempo.

En la tarde, ya aburrido de vegetar frente la televisión y a punto de salir al gym le llegan visitas.

—¿Ya ibas a salir Bro?—

—Si Juan, ya me dolía el trasero de estar en el sillón viendo nada en la tele, vamos conmigo y hace algo de cardio—

—Está loco, no, no ¿ yo para qué eso?—

—¿Entonces qué? ¿Se queda aquí mientras vengo? Mi tata quiere lijar unas sillas, para que se entretenga, ayúdele mientras vengo—

—Jale vago, ni vos le ayudás—

—Jajaja—

—Bueno ya, no se haga el loco que ya sabe que vengo a enterarme de los detalles con la Magda, por teléfono no cuentas nada, según vos te voy a grabar la llamada bañazo —

—No, ni por teléfono ni en persona, un caballero no tiene memoria—

—No me vengas con esas Javier, aquella vez éramos muy chamacos y se me fue, pero no lo he vuelto a hacer—

—No, porque ya no te cuento nada—

Y es que una sola vez cometió el error de contarle a Juan sobre la primera conquista después de lo de Soraya, la del desquite. Y todos los amigos cercanos supieron, hasta el chino de la esquina supo. Pero eso fue hace mucho y Javier quedó curado y ya no habla de más.

Mientras estaba en plena faena con Magdalena, dudó. Las manos experimentadas de la mujer llegaron a ser mucho más de lo que él podía manejar. Tanta coordinación, tanta habilidad. Fue casi una danza de almas antiguas que ya se conocían a profundidad. Pero él no se puede atar a nadie, no. El no le complicaría la vida a una mujer que quiere algo más que amistad. El no se ve casado y con hijos. Su fuerza de voluntad lo llevó a declinar y absorber ese pensamiento que fue fugaz.

Y recordó a Soraya quién tenía más de 9 años viviendo en el extranjero, tenía rato de no pensar tanto en ella, ¿por qué sería?

—¡Mae! ¡si cierto! ¿Adivine a quien vi?—

—¿A quién?—

— A Soraya...—

Javier Un Carajo MísticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora