Javier Un Carajo Místico

Tarde tranquila

Javier por fin pudo abrirse y contar a Juan lo que por tantos años guardó para sí. Luego de que su amigo le comunicara que vio a Soraya, después de tantos años. Algo en él lo obligó a confiar de nuevo en el que había sido su compinche en las buena y las malas.

Lo de Cindy los tuvo riéndose por un buen rato y no porque la pobre muchacha pasó un tiempo en Pavas* reponiéndose o porque al final sus padres la llevaron a vivir a San Carlos para alejarla de Javier, eso a él le dolió mucho. Sea como fuere ella era una buena muchacha, algo impulsiva pero buena. Se rieron contando las anécdotas de la comisaria y como tuvieron que explicar mil veces lo mismo para que los oficiales les creyeran. Además ayudó mucho que Javier no tocara para nada a Cindy.

Al recordar sus aventuras más memorables y compartirlas con su amigo del alma, omitiendo detalles muy privados por consideración a las damas, Javier se dio cuenta que ha pasado diez años de su vida condicionando las relaciones con la medida de Soraya y eso ya lo tenía harto.

Es más, el hecho que haya propiciado un encuentro con Magda fue precisamente Soraya.

—Hey Jav, ¿vos ya sabías que la Soraya había regresado?—

—Pues más o menos. Te voy a explicar, ya que estamos en eso. Resulta que desde que Soraya se marchó, ella estuvo un tiempo escribiéndome correos. Como yo no los quería abrir me hice otra cuenta, ¿entiende?—

—Si claro, prosiga—

—Gracias men, bueno la cosa es que hace tres meses yo, por pura vara, abrí esa cuenta y me llevé la sorpresa de que por varios años ella siguió enviando correos...más o menos uno por semana—

—A que loca, ¿pero si vos ni le respondiste ninguno, para qué seguía en la necedad?—

—¡Eso! ¿está raro no?. Bueno igual aun no he abierto ninguno. Pero revisé las fechas y tengo un grupo de correos durante tres años, 2009, 2010 y 2011. Luego de eso hay un vacío entre 2012 y 2016. pero resulta que casi iniciando este año regresó y ya hay varios con fechas de 2017. Y uno que me llamó la atención, uno de hace tres meses precisamente dice, "al fin salí, me regreso"—

—Ósea que ya sacó la carrera—

—Eso supongo, no me dio la gana abrirlo—

—Ok y ¿qué pitos toca en todo esto Magdalena?—

—Ah pues como hace rato ando solito, por la dichosa famita que me tengo, pues estuve estudiando posibles candidatas a ligue. Para no estar solo cuando Soraya volviera a aparecer—

—Ah mae...si pero que playada. Yo estaría ostinado de seguir jugando con las mujeres y más con esa señora—

—Si lo sé, ayer me sentí mal cuando le dije que fuéramos solo amigos. Creo que con ella puede ser diferente. Ya le dije estoy cansado de condicionar todo según Soraya. Ya debería superar el trauma ¿no cree?—

— Mi duda ahora es, como escogiste a Magda, la tenias estudiada—

—Así es mi querido Juan. Llevé a cabo una investigación profunda. Vea, nunca se ha casado, no tiene hijos, tampoco es tan vieja como crees, me lleva 11 años y no es para tanto lo que pasa es que ha sufrido un poco.—

—Solo faltó el historial médico—

—¿Cómo crees? ese también—

—No te creo y ¿cómo?— Pregunta Juan asombrado.

— Resulta que me llevo bien con la secretaria del Ebais y coincidimos en horario, ella y mamá tenían cita. Y como yo suelo acompañar a Doña Laura en la recepción le ojeé el expediente. Está solo bueno, salud normal y todo los exámenes de rutina al día—

—¡Sos un bicho!—ambos chocaron los puños al terminar la frase.

—¿Y entonces que harás?—

—Por el momento llamar a Magda, no quiero que piense que me voy a esfumar luego de lo de ayer—

Y Javier llamo a Magda, hablaron amenamente y acordaron la siguiente cita. Luego de eso y viendo que ya se hacía tarde, doña María les sirvió la cena. Para este entonces ya la señora contaba con 69 años los cuales no habían pasado en vano. Cada vez la mujer luchona se iba marchitando.

—Oiga Juan, ¿por qué no se queda a dormir?—

—Mañana trabajo—

—Pero no entras tan temprano y aquí hay cambio de ropa que has dejado antes—

—Es verdad...¿sabes? tengo curiosidad por saber que dicen esos correos, ¿por qué no los leemos?—

—Podemos hacer palomitas—Respondió Javier con mirada pícara.

—Pero son muchos la cosa es ir en orden, bueno quizá no sean extensos, deben ser cosas como "La estoy pasando "divis" con mi novio y su dinero"—

—Si claro debe haber algunos así, pero ¿por qué tantos diciendo lo mismo? No creo, ahora que lo pienso fríamente hay algo que me inquieta. Bueno voy a hacer las palomitas, vaya al mini súper y se trae unas sodas—

—Voy volando—