¡Vamos a Practicar!

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De regreso en casa de Rosemary, el niño llego muy cansado y tomo una siesta. La tarde estaba fresca y ya podían sentir el viento que trae la lluvia. Rosemary preparó chocolate caliente para ambos y aprovechó para seguir la conversación sobre Sofía. Ella notaba que Javier no quería hablar pero algo muy dentro de ella, algo que no sabía cómo explicar la incitaba a seguir presionando hasta que logró sacarle toda la historia.

—Entonces...eres virgen...—

—Si algo así, pero aún soy joven— cof cof, tosió el muchacho aclarándose la garganta—Creo que perder la virginidad está sobrevalorado—

Un brillo jovial tomó posesión de aquellos ojos, que meses antes se veían sin brillo alguno. Ella seguía y seguía preguntado... aconsejando, y se veía divertida. Javier rápidamente dejó de sentirse incómodo y sin darse cuenta empezó a bromear sobre aquella fatídica noche de pulguero.

Luego, solo un silencio pesado tomo posesión de aquella habitación. El ambiente se tornó espeso y sus miradas se conectaron fuertemente sin que ninguno pudiera redirigir la mirada a otro lugar.

—Entonces...— dijo ella.

—Entonces... ¿qué?...—dijo él.

—¿Quieres que te enseñe cómo se hace?—

—Jo...bueno sí pero... no, me da miedo—

—¿Por Oscar? o ¿por qué de tanto tiempo que no lo he hecho me siento virgen de nuevo?—

—Ay eso no pasa, ¿oh si?— pregunto dudoso.

—Creo que sí, hasta puede que sangre de nuevo—

—Me estas molestando Rose, pero sí ya tuviste un hijo y todo—

—Ay sí hombre que te estoy molestando, mira no lo tomes como que traicionarás a Oscar, yo no lo veo así. Solo será como devolverte un favor de los muchos que me has hecho. Has sido mi bendición—

Su voz, su mirada, la seguridad con que decía aquello lo tranquilizaba un poco. Pero eran 15 años de diferencia. El aún se sentía niño pero la lógica manipulada por aquella mujer, quién aún no sabía qué la estaba motivando a hacer aquello, lo terminaron de convencer.

— Bueno pero y ¿si en niño se despierta?—

—Ya vengo, iré a cerrar con seguro, no pasa nada—mientras ella iba al cuarto del niño, a Javier le sudaban las manos y se las pasaba en las mangas del pantalón para secarlas.

—Listo—

—Bien...¿y Oscar? ¿Qué pasa si llega?—

—Son las 5 de la tarde, nunca llega a esta hora y dudo que tardemos más de media hora—

—¡Auch! eso duele— Javier dudaba que esto funcionara. Se preguntaba en esos momentos si hacia bien. Pero ella le ofrecía mostrarle lo que él deseaba aprender. La admiraba más que amarla, él ni siquiera sabía que era amar. Soraya le atraía, y la veía más como obsesión.

—Hay algunas reglas Javier—

—¡Santo! y ¿cuáles son?—

—Nada de besos, esos son el portillo al amor y esto es una clase práctica donde aplicaras la teoría que manejas—

—Me parece justo y lógico—

—Y segundo, pones las manos donde yo te diga, ¡ah sí! y ocupamos condón—

—¿Y me enseñaras a ponérmelo?—

—Momento, ¿te fuiste con la Sofía sin saber cómo usar uno?—

—Ya que lo dices así, suena estúpido— Javier se sintió tonto al pensar en los riesgos que iba a pasar por alto sólo por calentura.

Y Rosemary sacó uno de los que guardaba en la mesita de noche, buscó primero la fecha de vencimiento ya que hacía mucho que ese condón estaba ahí guardado. Lo llevó al cuarto de huéspedes, ya que le daba algo de culpa hacerlo sobre el lecho matrimonial. El sólo empezar les tomó la media hora que Rosemary había calculado en terminar.

—Bueno Javi apúrese que ya casi se despierta el niño—

—Ay Rosé, dejémoslo para otro día—

—Ándele que usted puede, venga y le ayudo...ve que si puede—

—¿Y ahora qué?—

—Agarre aquí y póngalo acá...no no por ahí no muchacho eso no se toca... eso así, colóquese así, ¿ya? bueno ahora si... ¿Y ya terminó? bueno yo no, va la segunda...—

—¿Pero con una basta no?—

—Obvio que no... siga pues..—

Y entre regaños y ánimos lograron su cometido con el tiempo ajustado.

—¿Y qué opinas Javi? ¿Sientes que me amas?—

—La verdad no, Rose me siento extraño y no lo tomes a mal, pero creo que no fue como yo esperaba—

—Claro que no bobo, ahora sabes por qué hacerlo sin amor no vale la pena. ¿Y qué hubiera pasado con Sofía de haberlo logrado cuando lo intentaste?—

Javier se quedó pensándolo, realmente aún no estaba listo. Pero aquella lección impartida por su amiga le dio seguridad para ir y hablar con La Mae, de frente, sin miedos y sin ganas de algo más.

—Rose...esto no se volverá a repetir, ¿cierto?—

—Jamás en la vida mi amigo...jamás...—


Javier Un Carajo MísticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora