—¡¿Sí, qué quiere si se puede saber, joven?!— Pregunta una muy enfadada Rosemary, luego de abrir la puerta.
—¡Rose! soy yo Javier, ¿me recuerdas?— Rosemary posa sus ojos en el muchacho, aún aturdida por la pedrada le es difícil conectar los hechos.
—Muchacho loco, que haces aquí. ¿Buscas a Oscar? debes saber que él trabaja todo el día y parte de la noche—
—No lo vengo a buscar a él. No fuiste a mi fiesta y quería verlos a vos ya al niño—
Era notable que la mujer no se esperaba tal respuesta. Que alguien llegara a su casa, expresamente a buscarla a ella y más extraño aún, buscando a Joaquín. No quería dejarlo pasar, eso Javier lo entendió rápidamente, pero no quería irse, así que presionó un poco más.
—¡Joaquín, dígale a su mamá que me deje pasar!— dijo Javier a voces de vendedor de Pati*.
A Rosemary le dio mucha pena, y al ver que el joven no se iría fácilmente, decidió dejarlo entrar, muy a su pesar.
—Pasá, pasá, pero rápido, que ya escucho a Joaquín alterado. Viniste a revolver el gallinero—
Javier lo logró. Cada día sin notarlo, adquiría habilidades de manipulación y eso le agradaba. Ya dentro del hogar, notó algunas cosas inquietantes. La casa se notaba algo fría y triste ya que tanto las paredes como la mesa y los estantes estaban vacíos y recordó el episodio del que le habló su madre con los recuerditos de cerámica. Miró hacia todas partes y no veía al niño, pero lo podía escuchar al fondo de la casa. Rosemary se notaba muy ansiosa de que la visita terminara.
—¿Y el niño? ¿dónde está? hace mucho no lo veo. Debe estar grandísimo—
—Javier, mira no sé como decírtelo, pero seré sincera. No me parece bien que llegues a una casa de visita sin avisar—
—Si Rose yo sé, igual aunque te hubiera avisado con meses de anticipación no me hubieras permitido venir—
—¿Y entonces qué haces aquí?—
—Ya te dije que vengo a verlos pero, estás tan odiosa que ya no te vengo a ver a ti, ahora solo vengo a ver a Joaquín—
Aquella ocurrencia le pareció tierna y al ver que a pesar de ser cortante con él, Javier aún sonreía. Eso la sacó un poco de onda.
—Ok Javi, lo siento, fui grosera. Es solo que no sé como lo tome Joaquín. Nadie nos visita hace mucho. Temo que su comportamiento sea inapropiado—
—Sí, ya mamá me habló de lo que tiene el niño. Antes de venir, vi un par de películas. Pero creo que algo no anda bien porque, si Joaquín fuera como los chicos que salen de las películas, ya estaría en la universidad a sus diez años de edad—
Rosemary solo cerró los ojos, asintió con la cabeza y expiro el aire que tenia retenido desde que escuchó la piedra sobre el zinc. Ella le explicó algunas cosas básicas que Javier debía saber antes de sacar a Joaquín de "la habitación del pánico" como ella cariñosamente le bautizó a la habitación acolchada que utilizaba el niño para descargar la frustración y el exceso de energía. Le dijo que el 99% de las películas sobre autismo retratan una verdad muy por encima y que eso le daba mucha cólera, ya que se prestaba para que mal interpretaran la situación de su hijo.
Rosemary abrió la puerta muy lentamente, el niño se notaba algo incomodo y al ver a Javier, este pudo notar que Joaquín aún lo recordaba. Él lo saludó justo como le recomendó Rosemary, sin tocarlo y con su rostro relajado, ya que la visión de una boca llena de dientes alteraba al chico bastante. Al paso de los minutos la tensión bajó gradualmente y Javier escucho todo lo que Rosemary quiso contarle.
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Javier Un Carajo Místico
RomanceJavier es un adulto joven con problemas para entablar y formalizar una relación amorosa estable. Realiza el viaje del héroe en busca de crecimiento personal. Lucha contra sus demonios para así liberarse de eso que no le permite amar de verdad. Cart...