Los días seguían su curso y Javier no dormía tranquilo pensando en el día en que le daría el invaluable obsequio, porque en sí era algo sin valor monetario. Realmente él consideraba que el amor desinteresado que él le brindaba era algo que ninguna otra podría tener.
Una semana antes de Navidad, Javier recibe una llamada de Soraya.
—Hola Javi, ¿Qué tal todo?—
—Pues bien muñequita. Pensando que haremos de hoy en ocho—
—¡Uy sí ni que lo digas!, vieras las carreras en las que hemos estado aquí en casa. Casi no encontramos vuelo para llegar a tiempo, celebraremos la navidad con unos amigos de mis padres en Nueva York—
— ... — Javier se quedó en blanco. Él sabía que ella tenía que regresar y seguir con sus estudios, pero por alguna loca razón creyó que sería después de año nuevo.
—¿Javi? ¿Aló?¿ estás ahí?, ¿por qué no contestas?—
—S-sí... aquí estoy—
—Ok...y bueno para eso te llamaba. Salgamos hoy, es que los días antes del viaje tengo que ayudar con unos asuntos y no podremos vernos más...ya sabes—
—Cielos Sora... me dices todo esto de golpe, creí que te irías luego de año nuevo, yo...—
—¡Oh no!, el plan era después de navidad, pero sabes cómo son mis padres. Además, cómo saben que odio viajar en avión me quieren acompañar y de paso ver a sus viejos amigos. Bueno ¿Entonces qué? ¿Dónde siempre?—
—Si Sora, donde siempre—Contestó un no muy convencido Javier.
♦♦♦
La habitación estaba como de costumbre, ella le pagaba a una señora para que mantuviera en orden aquel departamento que había alquilado mientras durara su estadía en el país. Ahí era el "Donde siempre" al que Soraya se refería. Amueblado con un gusto muy minimalista, derrochaba elegancia y buen gusto, derrochaba dinero. A Javier aquel departamento, que en ocasiones pasadas sentía tan acogedor, ese día tenía un aura fría y repulsiva.
Soraya estuvo especialmente complaciente y ocurrente. Mientras ella le modelaba el modelito de lencería alusivo a una "colachita" que había adquirido esa misma mañana y le hablaba palabras lascivas, Javier sólo la miraba a los ojos y se perdía en ellos.
En más de una ocasión las lagrimas quisieron hacer acto de presencia, pero cada vez él lograba retenerlas.
—¿Javi? ¿Te pasa algo? estas extraño—
—¿Cómo quieres que esté, si no te volveré a ver más en mucho tiempo?—
—Ay si es verdad, ¿pero la pasamos rico, no?—
—¿Sabes? hay algo que se llama Skype, podríamos usarlo para seguir en contacto. Los correos electrónicos son muy fríos, está el Messenger también, pero igual la idea es verte aunque sea por la pantalla— Soraya, que hasta ese momento se encontraba tranquilamente recostada en el pecho desnudo de Javier, se sienta sobre la cama y sus facciones cambian drásticamente.
—¿Cómo? pero Javier, quedamos en que esto era momentáneo, mientras yo estuviese en el país—
—¿Ah?... momen...¿qué carajos?—
De estar tiernamente abrazados en la cama después de aquel sexo de despedida, pasaron a ser dos gatos a la defensiva.
—Javier...mirá, no me confundas. Según tengo entendido acordamos tener una relación de amigos con derecho, igual a las que estas acostumbrado a mantener con tu "amiguitas"—
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Javier Un Carajo Místico
Lãng mạnJavier es un adulto joven con problemas para entablar y formalizar una relación amorosa estable. Realiza el viaje del héroe en busca de crecimiento personal. Lucha contra sus demonios para así liberarse de eso que no le permite amar de verdad. Cart...