Pegarse contra un muro

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—Mirá Sofí, ahí viene el cara de barro* ese—

—¿Cara de barro? ¡Cara de bobo querrás decir! mirá la jacha* que se trae.—

—¡Oh por Dios Sofí! yo recuerdo esa expresión...¡está enamorado!— ambas mujeres se llevaron las manos a sus respectivos rostros en señal de pavor.

Juan, quién se encontraba aún despierto esperando a que regresara su amigo, presentía que la cosa se iba a poner fea y envió a su esposa e hijos a dormir dónde los padres de ella y así evitarles una penosa escena a los niños—Muchachas, pero ¿por qué esas caras? qué yo sepa él no está jalando* con ninguna de ustedes dos, ya dejen el teatro—

—Mae, mejor no hable de lo que no sabe— dijo Sofi y lo apartó de un codazo. Juan mantenía una expresión seria en su rostro pero por dentro se estaba divirtiendo con la situación-

—¡Hola mi gente bella! ¿disfrutando del aire fresco de la noche o me estaban esperando?—dijo alegremente Javier.

—Usted, adentro, ¡ahora!... tenemos que hablar— Soraya, cuál mujer regañando a su marido, dió media vuelta e ingresó al hogar seguido por Sofía. Juan palmeó la espalda de su amigo para brindarle apoyo moral—Mi hermanito, recuerde que yo estoy de su lado en las que sean— ¿A qué vienen ahora estas mujeres disgustadas? se preguntaba Javier.

Sentaron al joven en una gran silla en medio del salón principal, Juan permanecía a su lado cuál abogado defensor y las dos mujeres eran los fiscales. Ahí no había juez ni jurado. Le pidieron qué les hablara de la mujer y del porqué las estaba haciendo a un lado ya que vinieron juntos y de lógica la tenían que pasar juntos. Javier, ignorando el tono de reproche, les contó gustoso todo lo que había pasado y lo que Nayuribe le contó sobre su destino juntos. Al terminar reinó unos dos minutos de silencio luego de los cuales ellas comenzaron a reír sin poder detenerse. Tal era de incontrolable la risa que ambas salieron como alma que llevaba el diablo* en dirección al sanitario, aunque ambas llegaron tarde y tuvieron que tomar un baño.

Mientras aquellas se aseaban, los chicos se quedaron hablando en el salón.—¿Jav, se pasaron de groseras, no?—

—No me interesa lo que ellas piensen—

—¿Y vos sí crees todo lo que ésta mujer...Nayuribe...te dijo?—

—Ciegamente—

—Si claro muy lindo todo, pero recuerde lo que le pasó a Sora en los Estados, por estar ciegamente enamorada—

—No es lo mismo, Bro...no lo puedes comparar— Escucharon risas ahogadas acercarse. Las dos mujeres venían bañadas y con cambio de ropa.—¡No, pues que vaciado* todo!. ¿No les bastó orinarse encima que aúnn vienen riéndose?—

El tenía razón, ya la bromita se les había pasado y estaban resultando desagradables. Soraya tomó la palabra, luego de respirar profundo y beber un vaso con agua.

—Mire, señor Martínez, debe comprender que este cuentico de hadas que nos has contado, se pasa de lo ridículo y cursi. ¿Es que acaso tenés 15 años que le puedes creer toda esa fantasía barata a alguien?. Yo lo creía más listillo luego de jugar con los sentimientos de tantas mujeres a través de los años.— Javier permanecía en silencio escuchando—Hablo por ambas, no nos parece que te dejes enredar por una mujer que a leguas de distancia se nota que es mañosa. Vea ver si el fresco del almuerzo no era otra cosa que agua de calzón*— A este punto Javier quiso reír pero se aguantó, no les daría ese gusto.

—Vea mi Javi, guevón. Yo le voy a ser sincera, yo ando detrás de sus carnitas* y no me sirve que esté pepiado* de una vieja. Puedo jugármela si la pasa de picaflor y no se compromete con ninguna pero esta hablada hedionda, que dis que "¡encontré a mi alma gemela!" me deja fuera de competencia. Es más, yo le puedo pasar que siga tonteando con la aquí Sorayita presente, porque sé que ella ya jugó y lo perdió, pero vos a mí no me has dado chance de entrar de lleno en la cancha, mae...— Soraya miró de reojo a Sofía y bufó. Aquel comentario le molestó y bastante.

—¡Ah! ¿pero con qué derecho dices eso? yo aún estoy en la cancha, ¿verdad Javi?— Javier no salía de su asombro al saber realmente lo que cada una de ellas pensaba —Además Javi, ¿cómo sabes que ella no se quiere aprovechar de vos? Dices que es abogada y de divorcios que son los más mañosos*— Replicó Soraya.

—Bueno ya es suficiente muchachas. Yo a las dos las quiero mucho pero, como amigas. Si vinieron aquí, a la respetable casa de Juancito con esas intenciones, déjenme decirles que estoy avergonzado de ambas. Esperen a que termine que yo las dejé hablar y reírse a sus anchas, además Nayu no sabe que yo tengo esa casa que pienso vender, con la pinta de vago muerto de hambre y mal dormido que me ando encima, dudo que dé la impresión de que tengo plata que me sobre. Hablando de mis atributos como hombre, tampoco son la gran cosa cómo para que ambas estén de esta manera, cualquiera que las escucha puede creer que soy un príncipe que se les va de las manos—Juan no pudo evitar reír esta vez— Aquí mi estimado amigo, sabe que digo la verdad. No sé, no comprendo el por qué ambas están de esta manera—

—Javier, mae no diga eso. Vos tenés algo raro, algo que atrae a pesar de la pinta de perdedor que tienes...no, no, en serio, estoy hablando en serio. Sos un mae tuanis, buena nota*, que sabe escuchar y chinear a las cabrillas*. Siempre andás de buen humor a pesar de la perra vida que llevás y cuando una te necesita, aunque sea para pegarse la llorada, ahí estás mae...—a Sofía se le quiebra la voz llegando a este punto, Javier tuvo la intención de abrasarla pues no le gustaba verla llorar — No mae ya ni me abrace, si se va a poner a andar con una sola vieja, ya ni me toque— salió corriendo hacia el monte llorando.

—Voy por ella, puede perderse— Juan salió detrás de Sofía.

—Ay Javiercín...vaya que la hiciste buena esta vez, ¿no?—

—Sofí tiene razón, si no quiero nada en serio con ustedes o con otras, no debería ser tan atento y afectivo. Se presta para malos entendidos y...bueno yo ya no quiero jugar más al Carajo Místico—

—¿Místico? jaja ¡ay no Javier!... No espera... Puede que tengas razón, debe ser eso lo que te hace tan irresistible para las mujeres, especialmente con las mayores...—

—Juan me dió ese título desde hace tiempillo ya, pero yo le pedí que no lo usara en público, me da vergüenza.—

Sofía corrió en dirección a la casa de doña Mitzi. Debía ver con sus propios ojos a la famosa Nayuribe. No tenía miedo a perderse, pues era buena caminando en la oscuridad y ella memorizó la dirección de la casa. Cien metros antes de llegar a la propiedad, pudo ver a una mujer, una muy alta, del tamaño de Javier, sola en medio de la callecilla. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Sintió cómo ambos pies quedaron inmóviles y se le trabó la lengua, afortunadamente para ella, su vejiga había sido vaciada momentos antes. Nayuribe se fue acercando poco a poco a Sofía con una cara inexpresiva al inicio y de curiosidad después.

—Hola, ¿me buscabas?—

—¿Eh?...yo...no, no. Solo pasaba por aquí—

—Eres amiga de Javier, ¿cierto?— Sofía se atragantó* con un poco de saliva y tosió por un rato.

—No vea, negrita yo ya me voy. Olvide que me vió — dio media vuelta y corrió más rápido que antes.

" Ay pobre chica, no la culpo por querer defender lo poco que tiene con mi Javier" Y regresó a casa a dormir como una bendita.

Mientras Sofía se dirigía de regreso a casa de Juan , se encontró con él, quién había salido a buscarla—¿Sofí a donde fuiste?— preguntó él, —Solo fui a tomar aire y de pasó me pegué contra un muro— respondió ella llena de resignación.

Notas:

Cara de barro: Persona que no tiene vergüenza.

Jacha: Rostro.

Jalando: Tener una relación de noviazgo.

Salir como alma que lleva el diablo: Correr muy deprisa.

Vaciado: Divertido

Agua de calzón: Brebaje para el amarre de una persona en contra de su voluntad.

Andar detrás de las carnitas de alguien: Buscar relación con esa persona o que simplemente le gusta.

Pepiado: Enamorado.

Mañoso: Que hace trampa.

Buena nota: Persona agradable.

Cabrillas: Nombre despectivo dado a las mujeres.

Atragantar: Ahogarse

Javier Un Carajo MísticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora