Una carrera loca detrás de "Vida"

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La luna fue generosa, a pesar de no estar del todo llena, su luz le reveló el rostro de aquella mujer. Las facciones marcadas y bellas lo dejaron paralizado al instante. La seguía con la mirada, cada saltito era minuciosamente grabado en su memoria. Llevaba un lindo vestido corto de color negro, no llevaba calzado y su cabello se movía con el viento que en ese momento soplaba un poco más fuerte.

La mujer seguía correteando a la cabra, ¿Qué hacía una mujer como aquella correteando a una cabra en mitad de la noche? La cabra detuvo su alocada carrera justo en frente de la ventana en la que se encontraba Javier; el aroma era increíblemente fuerte, tenía el nombre de aquel olor en la punta de la lengua pero no le podía recordar del todo.

Sus miradas se encontraron y él notó cómo ella reaccionó en un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, el sintió lo mismo. Era una mujer más o menos de su edad, notaba sus rasgos afrocaribeños y estaba en lo correcto respecto a parte de su origen pues era notorio, pero también había sangre cabécar en aquella Zamba despampánate. Los segundos se hicieron minutos y ella empezó a sentir el frio ya que hacía rato que dejó de correr. Cuándo Javier estuvo a punto de articular palabra ella hizo la señal de la cruz y lo miró con cara de horror. —"Eres aquel quién está maldito...¡eres tú!"— dijo, y tomó a la cabra en brazos dió media vuelta y se alejó unos metros, luego vió cómo se inclinó para tomar lo que parecían unos zapatos tipo sandalia de tacón alto y siguió su camino descalza.

A Javier le entró una desesperación, no por lo que dijo, porque de inmediato recordó a Cindy y su dichosa maldición dada con toda las fuerzas de su corazón, si no por que la vio marcharse sin saber su nombre siquiera.

—¿Javi, qué te pasa?—

—Sora, vení, vení, huele aquí cerca de la ventana—

—Sí, bueno huele a madera de sándalo, y ¿qué con eso?—

—¡Sándalo! eso era jaja yo sabía que lo había olido antes. Una vez compré de esas barritas de incienso en un bus, disque para ambientar la casa, pero olían mejor sin quemar. Cuándo las quemé perdieron la gracia pero alejaron a los mosquitos y...—

—Javier...¿y qué con todo eso? ¿Qué haces con la ventana abierta? se meterán los mosquitos y no tenemos de esas barritas ¿o sí? Además Sofí está dormida y le puede entrar un aire— le interrumpió Soraya pues no sabía a qué iba toda aquella verborrea sobre el sándalo.

—Sora, una mujer y una cabra, allá afuera. Muy bonita y me dijo que yo estaba maldito y yo quiero salir a buscarla— su amiga lo miró con desconfianza —¿Cuántos te has tomado jovencito? ya párela y váyase a dormir, ¿vale?—

Pero Javier no le hizo caso y corrió donde Juan a preguntarle si conocía a una mujer con aquellas característica, pero por más detalles que el muchacho daba a su amigo, aquel no le pudo ayudar pues no recordaba ninguna mujer de las cercanías con aquella descripción. No le quedó más que irse a la cama, pero no logró dormir.

♦♦♦

Abrieron la puerta de una casita de madera donde se encontraba una mujer ya mayor tejiendo en telar, la mujer tejía con gran habilidad a pesar de estar ciega. Pero podía distinguir bien las texturas de los hilos y lograba maravillas, verdaderas obras de arte.

—¡Mína!* —le decía así porque ella la crió a pesar de ser su abuela— aquí tienes tu cabra—

—Ven mi niña, contame pa 'donde te llevó mi nena—Le dijo a su nieta mientras tomaba a la cabra , cuyo nombre era "Vida", y la alzó en brazos dándole un gran beso en la frente, a la cabra.

—Pues fue cómo me dijiste, salió corriendo a una dirección fija y había un hombre maldito mirando por una ventana—

—Ta güeno y ¿por qué no lo trajiste con vos? ¿Yo qué te dije pues?—

—Si...pero Mína, me dió mucho miedo. Se veía muy pálido y ojeroso. Era cómo un aparecido. No puede ser que ese paliducho sea el hombre de mi destino. La verdad que lindo no es...—

—Muchacha boba, te digo que ese es. Estará mal trecho pero es porque le faltas vos. ¿No me dirás que no sentiste cosquillitas en el pecho cuándo lo viste?— La muchacha asintió con la cabeza de manera afirmativa— La luna te lo iluminó mucho Nayuribe, y te pació un fantasma. Mira que Vida no se equivoca—

La anciana seguía terapeando a la joven mujer y le recordaba desde cuando ella había soñado a aquel hombre. Nayuribe es hija de padre limonense y madre cabécar de la zona, quien a su vez tuvo un padre cartaginés de los que son lechosos de piel y entre tanta mezcla la muchacha era muy bella. Grande y robusta pero muy armoniosa en el aspecto físico. Javier nunca había visto a una mujer tan diferente y llamativa pero, cómo cosa de la Vida él no sabía que su hilo rojo estaba atado a ella.

—Mína, el está en la casa de don Marcos y doña Chepita, ¿Será familia de ellos?—

—No, porque el muchacho no había venido antes, debe ser familia del hombre que se caso con Laurita—

Esa noche la mujer volvió a soñar con aquel hombre pero ahora tenía rostro. A la mañana siguiente, Javier quién no había dormido, siguió preguntando a todos los de la casa para saber por la mujer con olor a sándalo, cómo le llamaba. Soraya y Sofía estaban muy aburridas de ver a su acompañante de viaje tan necio con el tema.

—Mae, Javier, me ostína* verlo tan idiotizado, si se viera en un espejo, hasta da miedo. Para mí que lo que vio fue a la Segua*, mae—

—¿La Segua?, ¿con esa cara tan bella? ¡Jamás!—

—Sofí tiene razón, Javi. Qué aburrido, yo quiero ir de compras al centro. Vamos juntos y conocemos el lugar. Nos comemos un helado o algo, no sé. Son nuestras vacaciones—

—Lo siento chicas, prefiero quedarme a preguntar más por aquí, seré una mala compañía—

—Eso fijo mae. Sora vamos vos y yo. Quiero buscarme un vestidito todo pipis, aquí hace mucho calorsh y quiero algo de ropa nueva, todo lo compro en las americanas* . Digo, algo nuevo para variar— ambas muchachas salieron llevándose a Laura cómo guía pues no conocían el lugar bien y no querían extraviarse.

Ya para la tarde las muchachas regresaron cargadas de cosas bonitas para ellas y algo para Javier. Quién aunque no estaba siendo atento con ellas, aún lo querían.

—Javi, ¿cómo me queda este vestido?—

—¿Mm? ¿Lindo?— respondió distraído.

—¡Cómo has cambiado!...pero en fin, mira que nosotras si somos buenas—

—No se lo merece machillo, pero ya sabemos quién es la "Segua"—

—¿Así? ¿y cómo lo saben?—

Las chicas le relataron cómo escuchando una conversación ajena en la tienda de ropa, unas señoras hablaban de la nieta de doña Mitzi, quién vive en Alajuela y tenía mucho tiempo de no venir a visitar a la anciana. Se decían muchas cosas, entre ellas el abuso al usar el perfume. Cosa que era un poco molesto, en su opinión. Sofía, con toda la educación de que pudo valerse en ese momento, pidió las referencias de la casa de doña Mitzi.

Javier muy agradecido, besó a ambas en la frente por haberle dado el dato. Salió corriendo de casa sin tomar el almuerzo.

—Sofí, amiga...lo perdimos ¿verdad?—

—No mae, no se puede perder lo que nunca se tuvo...ah no si, espera, vos si lo perdiste pues alguna vez fue tuyo ¿Pero yo? yo nunca lo tuve...—

Nota:

Mína: mamá.

Segua: La Cegua, ​ también conocida como Segua o Tzegua, es un personaje de las leyendas centroamericanas, un ser espectral que se materializa por las noches en caminos solitarios, solicitando ayuda para que la lleven a algún poblado cercano. De cuerpo hermoso pero con rostro de Yegua.

Ostína: Aburre

Americanas: Tiendas de segunda mano.

Javier Un Carajo MísticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora