Existía una manera de saber que tan compatible eres con las personas. Nayoung creía ser perfectamente compatible con su pareja. Sunghoon estaba convencido de que no era compatible con nadie.
Lindo es el destino que une a las personas menos esperada...
La semana pasó con normalidad y de la misma manera una más. Sunghoon y Nayoung se habían convertido en amigos bastante cercanos.
Sunghoon sabía lo que sentía por Nayoung. No era una simple atracción. Amaba los momentos en los que pasaba con ella. Deseaba incluso que el proyecto nunca acabara. Pero también sabía que no podía aprovechar que ella estaba soltera para tenerla de novia. Por más que quisiera, ella solo lo veía como un amigo.
—Sunghoon ¿será que podrías llevarme hoy a mi casa? —Nayoung preguntó—. Sunoo tiene una cita hoy y no tengo en qué ir a casa.
Sunghoon asintió y juntos caminaron al auto.
— ¿Has pensando en conseguir una licencia de conducir? —Sunghoon preguntó. Nayoung negó con su cabeza—. ¿Tienes algo que hacer esta tarde?
—No creo ¿por qué? —Nayoung devolvió la pregunta. Casualmente ella no hacía mucho por su vida, hasta ella se quedaba sorprendida.
—Solo preguntaba. —Sunghoon dijo y ambos se quedaron en silencio. La música de fondo los acompañaba y el sonido de cláxones para que se movieran adelante.
Era un momento tranquilo, un silencio al que ya se habían acostumbrado. Y ese hermoso silencio fue interrumpido por la llamada que recibió Nayoung.
— ¿Hola? —Preguntó mientras escuchaba murmullos al otro lado de la línea—. ¿Riki? ¿No tienes que estar en clase o algo?
—No, te quería preguntar si estabas libre esta noche. Extraño jugar contigo, los demás hacen todo difícil menos.
—Menos difícil. —Nayoung corrigió. Riki aprendía coreano de ella, mientras ella aprendía japonés de él. Nayoung en sí tenía más ventaja, pues Jay siempre solía ayudarla.
—Eso. —Riki dijo y soltó una pequeña risa—. ¿Si puedes esta noche?
—Claro que puedo. Diles a todos que se preparen para perder. —Nayoung dijo y ambos amigos rieron. Riki y ella siguieron hablando por un tiempo más. Los dos amigos tenían una manera de comunicarse. Nayoung lo haría en japonés y Riki en coreano. Se corregirían si era necesario.
Era una buena manera de aprender.
—Tengo que irme, mamá quiere que saque a Bisco a pasear. —Riki dijo—. Esta noche hablamos.
—Luego hablamos Riki. —Dijo y colgó la llamada. Luego giró su cabeza y vio a Sunghoon con los ojos en la carretera.
—Así que sabes japonés. —Sunghoon señaló. Nayoung sonrió.
—Eso supongo. —Respondió—. ¿Y tú? ¿Hablas otro idioma?
—Inglés, Jake me ha ayudado últimamente. Mi papá insiste en que debo hablarlo fluido. —Suspiró.
— ¿Tu padre? Nunca lo he visto.
—Es porque él no vive en casa. Solo estamos mi hermana, mi mamá y yo. Mi padres se separaron y mi padre insiste en que debo irme con él. He insistido más desde que cumplí los 15 años. —Sunghoon quiso sonreír, pero la mueca que hizo no mostraba felicidad alguna—. Detesta el hecho de que hago patinaje artístico y no es hockey como inicialmente.
— ¿Y tú quieres irte con él? —Nayoung preguntó.
—No quiero. Canadá está muy lejos. No quiero alejarme de mi madre y hermana. Mi vida está aquí. Tengo a mi familia, mis amigos, el deporte. No me interesa que entrenadores haya, quiero estar aquí. —Sunghoon miró a Nayoung—. Siempre me compara con Jungwon, diciendo cómo el deporte que él practica es mejor. Estoy cansado de eso.
Nayoung no sabía qué decir. No podía pedir perdón de algo que ni siquiera tenía la culpa.
— ¿No hay ninguna manera de que te quedes?
Sunghoon suspiro antes de hablar.
—Tengo una competencia el domingo. Debo mostrarle a mi padre que merezco mi lugar en el equipo y debo quedarme. Tendría que quedar en el 3 lugar como mínimo. —Nayoung nunca había visto a Sunghoon así—. Son nacionales, todo el país competirá y tengo que quedar entre los primeros tres.
Debo ser perfecto. Pensó.
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