CAPÍTULO 2

8.6K 722 72
                                    
















—¿Vas a hacer el test? —Heeseung le preguntó a Sunghoon, quién se encontraba en la entrada a su escuela de patinaje—. Me imagino que has escuchado ¿no? Tu no te pierdes de nada.

—Es ridículo hyung —respondió dándose la vuelta listo para entrar—. Solo te dará un número, es imposible que eso pueda saber qué tan compatibles son todos. Suena demasiado fantasioso.

Sunghoon comenzó a caminar hacia la pista de hielo. Heeseung rodó sus ojos.

— ¡Por lo menos despídete bien mocoso! —Le gritó desde lo lejos.

— ¡Hasta luego hyung! —Sunghoon grito de regreso volteando su cabeza mientras le sonreía a su amigo—. ¡No pienses demasiado, todo es engaño del gobierno!

Heeseung iba a devolverse a su auto hasta que recordó la pequeña misión que la madre de Sunghoon le había dado. Maldijo por dentro y se devolvió casi corriendo para alcanzar a su amigo.

— ¡Sunghoon espera! —Fue lo último que dijo antes de correr hacia su amigo.

Heeseung y Sunghoon eran probablemente los mejores amigos que conocerían en sus vidas. Desde pequeños se conocían el uno al otro gracias a que sus madres también eran mejores amigas. Sus madres eran tan buenas amigas que no faltaba día que no se vieran, incluso eran vecinas. Ellas también quisieron que sus hijos fueran amigos. Durante su infancia, las pijamadas no faltaban cada 15 días, en los cumpleaños siempre estaban ahí.

Sunghoon y Heeseung nunca tuvieron queja alguna por eso.

—Todavía no entiendo porque mi mamá te manda a cuidarme. —Sunghoon dijo—. Ya soy grande y me puedo cuidar solo, además, llevo patinando desde los 9 años, no puedo creer que me tenga tanta desconfianza.

—No lo pienses así —Heeseung le respondió—. Piensa en qué pasa si te abres la cabeza y nadie está para ayudarte.

—No me abriré la cabeza, eres igual de dramático que mi mamá —Sunghoon rodó los ojos—. Igualmente tengo a mi entrenador.

Heeseung rió.

—Si sabes que ese señor es como de la prehistoria ¿verdad? —Heeseung dijo divertidamente a lo que Sunghoon soltó una pequeña carcajada—. Además, tengo la tarde libre ¿y qué mejor cosa puedo hacer que ver al rostro de Corea del Sur para los juegos olímpicos?

—Hyung ¿tenías la tarde libre por fin y vienes a verme? —Sunghoon exclamó sintiéndose culpable—. No es justo, la próxima haz algo que te guste, no verme chocarme contra el hielo. Y hyung, no iré a los juegos olímpicos, me falta mucho todavía.

—Hoon no digas eso. —El mayor lo consoló—. Ahora ve que te están llamando, antes de que te tiren un patín en la cabeza.

Sunghoon rió y fue con sus cosas hacia donde era llamado por su entrenador. Heeseung por su lado se colocó sus audífonos y se fue a la gradería para ver el entrenamiento de su amigo.

Ya había pasado media hora desde que Sunghoon había comenzado su clase, había terminado de hacer su calentamiento físico y luego pasó a ponerse sus patines. Al inicio solo daba vueltas alrededor de la pista de hielo, lo hacía parecer tan fácil. Sunghoon parecía un bello ángel cuando estaba en el hielo, y para él, el patinaje era un pasatiempo de dos filos. Por un lado, amaba el deporte, era su pasión, pero por el otro lado, a veces lo llenaba de mucho estrés el querer ser mejor cada vez.

Pero así era todo, o por lo menos así Sunghoon había creído mientras crecía.

Pero así era todo, o por lo menos así Sunghoon había creído mientras crecía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝟭𝟬𝟬 | SUNGHOON ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora