CAPÍTULO 25

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—Sunghoon pareces una hoja de papel ¿que pasó? —Nayoung preguntó sacando su telefono lista para llamar a un número de emergencia.

—E-es Minyoung —balbuceo y tropezó en sus palabras—. Hay sangre, en su cama y en su ropa. Dice que le duele el abdomen ¿Crees que está teniendo una hemorragia interna?

Nayoung se tranquilizó un poco. Tenía una idea de lo que podía estar pasando. Sunghoon por su lado estaba muy alterado, sentía que en cualquier momento le daría un infarto. Lo peor, Sunghoon veía a Nayoung muy tranquila, y eso no ayudaba.

—Sunghoon cálmate, te vas a desmayar si sigues así y te tendrán que llevar al hospital a ti. —Nayoung dijo y Sunghoon solo la miró mal—. ¿Puedo subir donde tu hermana?

— ¿Y la ambulancia? —Sunghoon preguntó—. ¿No la vas a llamar? Si mi hermana se muere es tu culpa.

—Entonces ten tú mi telefono y llamas cuando te diga. —Nayoung le pasó el teléfono y subió las escaleras. Sunghoon la seguía—. ¿Dónde está la habitación de tu hermana?

—La puerta que sigue. —Sunghoon señaló. No entendía porque le hacía caso a Nayoung si su hermana estaba claramente en dolor. Pero había algo en ella que le causaba confianza ¿la razón? Sunghoon todavía no sabía.

Nayoung tocó la puerta dos veces antes de preguntar: — ¿Puedo pasar?

La suave voz de la niña dijo que sí. Nayoung podía ver lágrimas en sus ojos, ella estaba asustada, claramente. Sin embargo, por un momento pensó ver una escena más trágica, tal como Sunghoon lo había descrito. No fue así, apenas era una mancha de sangre, Nayoung supo de inmediato lo que estaba pasando.

Así que se acercó a ella y se sentó en la cama. Sunghoon solo se veía más perdido de lo que ya estaba.

— ¿Has escuchado de la menstruación? —Nayoung preguntó y Sunghoon sintió que en cualquier momento tendría que irse del lugar. La hermanita de Sunghoon asintió—. ¿Cuántos años tienes?

—Doce. —Respondió y Nayoung asintió—. Mamá me contó sobre la menstruación hace poco ¿duele mucho?

—Depende de cada mujer, a mi, por ejemplo si me llega a doler. —Nayoung respondió acordandose de Sunghoon diciéndole que su hermana tenía dolor—. ¿Por qué? ¿Te duele?

La niña asintió apenada y Nayoung sonrió.

—No es nada que no se pueda arreglar con una pastilla. —Sonrió intentando darle un poco de confianza a la hermana de Sunghoon—. ¿Tu mamá te explicó cómo ponerte una toalla?

Minyoung negó. A Nayoung le pareció tierno. Recordó su primera vez y lo incómodo que había sido haberle dicho a su maestra que estaba sangrando en frente de todo el salón, también recordó que la llevaron al baño y le explicaron todo ahí dentro. Nayoung le enseñó cosas ese día a Minyoung, también le dio consejos a base de su experiencia.

—¡Esa es mamá! —La niña exclamó feliz cuando escuchó el timbre de la casa y salió caminando casi corriendo por las escaleras.

Nayoung se dirigió a la puerta para salir de la habitación, solo que la voz de Sunghoon la detuvo.

—Oye, gracias. No sabes como me había asustado. —Sunghoon rascó su nuca—. Creo que hubiera pasado pena en la sala de emergencias. No se que hubiera hecho si estuviera solo.

—No te preocupes, es algo normal. Nos pasa a todas las mujeres. —Ella sonrió y esa sonrisa fue contagiada a Sunghoon—. Tu hermana ya es toda una mujercita.

—Callate —Sunghoon la empujó delicadamente con su hombro—. Es todavía una bebé.

La primera vez que me llegó casi me pongo a llorar

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La primera vez que me llegó casi me pongo a llorar. No me había dado cuenta de lo mucho que había crecido.

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