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Alina había ido a Québec, era demasiado lejos de Forks y sentía la ausencia de sus padres y sus hermanos adoptivos.
Y la de Edward.
Pero se las había arreglado muy bien para adaptarse a la gran diferencia de la ciudad con su hogar.
Había encontrado un clan de brujas y brujos que la estaban ayudando mucho a encontrar su don propio... a encontrarse a sí misma.
Había descubierto que tenía magia elemental y podía conectar su energía a los cuatro elementos.
Y sí, ya había aprendido a hacer portales a largas distancias.
Había congeniado muy bien con todos y Helen, la mayor de las brujas, había tomado cariño por la pequeña Hale.
Así como su hijo.
Alina había encontrado el apoyo y la amistad que extrañaba de los Cullen en Leo.
El misterioso pelinegro de bonitos ojos azules que se había mostrado bastante amable cuando llegó a la academia.
Ambos al ser los más jóvenes del aquelarre entrenaban sus habilidades juntos, logrando unirlos de manera increíble.
Aún con todo esto, Alina extrañaba a su familia y ellos a ella.
La chica regresó a Forks, cumpliendo la promesa que volvería a ver a los Cullen pronto.
Y al regresar, después de ese mes, casi todo seguía igual, excepto que esta vez, Edward no estaba a su lado, Alice estaba con Bella casi siempre en la escuela.
Los cuchicheos en la escuela no se hicieron esperar, todos hablaban de la pareja que hacían Edward y Bella, y algunas veces escuchó decir a Alice que Bella sacaba lo mejor de Edward.
Alina esperaba que Edward sea feliz, pero ella quería ser feliz por su propia parte.
Así que volvió a Québec, diciéndole a su familia que solo iría por un mes.
Su estancia, sin embargo, se extendió a medida que se relacionaba con los demás miembros del aquelarre.
El primer mes luego de que se marchara de nuevo de la casa Cullen llamaba todos los días a sus padres y sus hermanos, Rosalie siempre era la que atendía emocionada y dejándole en claro cuánto la echaba de menos, Jasper siempre decía que no podía esperar más para tenerla en casa, Alice le hacía saber que le compraría ropa nueva aunque ella no estuviese y Emmett prometía que a su regreso iba a comprar toda la pizza que la menor quisiera.
