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Iba caminando al lado de Roy, por las calles de Starling.
—¿En qué piensas, pequeña?—preguntó Roy, tomando mi mano.
—En nada—él asintió y me abrazó sonriendo.
—¿Sabes? Oliver me dijo que hoy viene el equipo Flash—susurró y asentí.
—Ah, bueno, necesitamos toda la ayuda posible, en cuantos más seamos, mejor—le respondí sonriendo.
Él beso mi cabello y siguió caminando conmigo hasta la "guarida" de Oliver.
—Ya llegamos—canturreó Roy, al entrar.
—Hey, sólo faltaban ustedes, nuestros invitados de Central City han llegado—anunció Oliver y los mencionados salieron a nuestro encuentro. Caitlin y Cisco me miraron con una amplia sonrisa, que yo correspondí. Caitlin se acercó a mi y me abrazó fuerte. Igual que Cisco.
—Te hemos extrañado, Jen—susurró la ojiverde.
—Y yo a ustedes, Cait—respondí separándome de ellos. Mi mirada viajó hasta detrás de ellos y vi a Barry, a quien le sonreí cortamente.
—Bien, supongo que no tengo que presentarles a mi equipo— bromeó Oliver.
Volteé y vi a Roy sentado con las manos detrás de la cabeza. Advirtió mi mirada y me hizo una seña para que me acercara. Sonreí y me dirigí a él.
—¿No deberías ayudar a Oliver?— Murmuré.
—Nah... Sí— corrigió cuando Oliver le mandó una mala mirada—Entonces, hasta luego, hermosa.
Me guiñó y se fue detrás de Queen.
—¿Ustedes dos...?— susurró Caitlin y asentí—¿Tienen mucho tiempo juntos?
La miré y ella sonrió.
—¿Qué? Tengo un año y seis meses sin saber de ti. Y no es como que cuente el tiempo.
Reí y ella me miró expectante.
—Llevamos seis meses juntos, exactamente—respondí y ella asintió sonriendo.
—Felicidades, entonces. La verdad, se ven lindos juntos—murmuró pícara y luego se fue al lado de Felicity.
—Necesito que alguien me ayude con las mejoras del traje de Phoenix—pidió Felicity.
—Yo lo haré—respondimos Barry y yo al unísono.
—No hace falta, es mi traje, yo lo arreglo—repuse amablemente. Él me miró y asintió.
Ocho horas más tarde, todos nos encontrábamos devuelta en las guarida. Habíamos ganado, como lo planeábamos.
Roy había dicho que sería buena idea celebrar, a lo que todos aceptamos gustosos. Todos se divertían, incluso Oliver.
—Tu novio tiene ideas geniales—me susurró Roy, pegándome a su cuerpo.
—¿Sí? ¿Qué otra idea genial tienes ahora?—pregunté y él se acercó peligrosamente a mis labios.
—Qué tal si te llevo a casa y...
Una ráfaga de viento pasó por mi costado, llevándome a la azotea, alejándome de Roy.
Barry.
—¿Qué rayos, Barry?— pregunté y él me miró con los ojos llorosos.
—¿Roy y tú... están juntos?— preguntó y asentí—¿Cuánto tiempo?
—Seis meses—murmuré.
No entendía por qué él estaba así, de todos modos, él fue quién me dejó.
—Debí imaginarlo, debí suponer que quizás ahora estabas con alguien más, alguien que se dio cuenta de lo maravillosa que eres, pero de todos modos duele. Duele saber que no podré sostener tu mano al caminar o regalarte flores, que no podré bailar contigo esas canciones lentas que tanto te gustan. Dios, fui un imbécil al dejarte ir.
—Pero ahora es tarde— repliqué en un susurró y él asintió.
—Lo sé.
De pronto, Roy estaba ahí también, Barry lo miró y habló antes que él pudiera hacerlo.
—Felicidades, tienes a una gran mujer a tu lado. Jenna es la mujer más fuerte y valiente que conozco, por no mencionar también que es muy inteligente y hermosa, pero supongo que eso ya lo sabes. Hazla feliz, cómprale flores, los tulipanes son sus favoritos, llévala a bailar, ella prefiere las canciones lentas y regálale libros, ella los ama. Mantente a su lado, por que si la pierdes, te darás cuenta demasiado tarde de lo perfecta que es.
Roy pasó un brazo por mis hombros y asintió.
— No te preocupes, lo haré— respondió Roy, apretándome hacia él.
Barry murmuró una despedida y Roy giró hacia mí.
—¿Todo bien, amor?— preguntó Roy, mirándome a los ojos.
