Alex Turner

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Why'd you only call me when you're high?
Warning: Lenguaje adulto, mención de alcohol, drogas.

[Alex]

Me pareció verla a lo lejos, su cabello lucía diferente pero parecía ella. O tal vez solo eran las cuatro cervezas que tenía encima.

En efecto, era ella, se veía tan hermosa como siempre, tan radiante con esa sonrisa pero sus ojos contaban otra historia. Sus ojos eran capaces de hundirte en un pozo de tristeza tan profundo que te preguntabas porqué alguien como ella guardaba tanto dolor.

Aún peor, te hacía cuestionarte quién era él que puso tanto dolor en su corazón.

Y ese era yo.

Ella estaba de perfil, pero aún así se podía apreciar el pequeño lunar en su mejilla izquierda cada vez que giraba levemente, o quizás sólo yo lo notaba. La manera en que su pequeña nariz se fruncía cuando reía si encontraba algo realmente divertido. La forma en que hablaba con las manos, algo que siempre había amado de ella, era tan apasionada que no podía quedarse quieta ni cuando hablaba.

Y cuando hablaba de algo que ella amaba era aún mejor, la emoción que se prendía en sus ojos como una llamarada, la sonrisa de lado que ella ni siquiera sabía que hacía o ver sus mejillas teñidas de rosa cuando se le escapaba decir algo que solo tenía que guardarse ella. Dios, si ella era perfecta.

Y yo un perfecto imbécil.

Sus amigas la dejaron sola y me quedé paralizado en mi sitio, preguntándome si debía ir a hablar con ella. A pesar de que suponía que ella me odiaba ahora.

—¿Vas a quedarte ahí como un idiota?—me preguntó Matt con una ceja arqueada, yo lo miré sin entender—La ví hace rato, amigo. Sé que a quién miras, así que ¿Irás a pedir que Lily te escuche o te quedarás sentado como un cobarde?

Las palabras de Matt sonaron en mi cabeza haciéndome debatir internamente, tal vez no debería.

Aparté la mirada de ella y me concentré en el shot que tenía enfrente, lo tomé con rabia y lo bebí de golpe, tomando el de Matt repitiendo la acción. 

Él me miró y sólo negó con la cabeza, dándome una palmada en la espalda.

Sabía que la estaba jodiendo más de lo que hace días, pero no podía tomar la confianza de ir hasta ella y hablarle como si nada hubiera pasado.

[Lily]

3:00 a.m

Mi teléfono sonó en mi velador, me froté los ojos y tomé el aparato en mis manos. La luz blanca golpeó mi rostro, obligándome a cerrar mis ojos de golpe, viendo manchas verdes, parpadeé un par de veces para quitar el efecto y me centré en el teléfono.

Era una llamada, el sueño se me fue al leer el nombre del remitente.

Alexander.

Ni siquiera sabía porque aún tenía su número agregado, por suerte había borrado el apodo. 

Pensé un momento si responder o no, hasta que ví que él no iba detenerse hasta que le contestara.

—Alexander, ¿Qué demonios quieres a esta hora?—pregunté irritada, con mi voz aún somnolienta. Escuché el suspiro de Alex al otro lado de la línea.

—Amo tu voz de recién levantada, ¿Te lo había dicho?—su voz se escuchaba muy ronca, había bebido. Mucho.

—¿Qué quieres, Turner?—volví a preguntar, está vez disminuyendo el tono de mi voz.

—Perdóname—su petición me tomó por sorpresa, su voz tenía un tinte lastimero, sinceramente, me rompía el corazón escucharlo así—Perdóname, mi vida, perdóname.

Un nudo se formó en mi garganta sin yo desearlo, la voz de Alex se escuchaba rota y me lastimaba, me lastimaba mucho saber que estaba así de roto.

—Cariño, estoy abajo, en la puerta de tu casa—me senté de golpe cuando el dijo eso, me levanté con ganas de dirigirme a la ventana. Allí estaba él, bajo la lluvia, con el pelo pegado a la frente y con la mano en el rostro, de manera desconsolada.

Levantó su vista hacia la ventana, y me miró, sus ojos estaban rojos, no sabía muy bien si por las cantidades de alcohol que había consumido o por las lágrimas que tenía en los ojos ahora.

—Mi amor, por favor, déjame entrar, tenemos que hablar. No importa si tú no quieres hablar, yo lo haré. Sólo tienes que escucharme, corazón.
Sí ya no me amas no hay problema, tengo suficiente amor para los dos.

Las palabras de Alex me arrancaron un sollozo, lo miré a los ojos y suspiré al teléfono.

—Alex, ¿Por qué sólo me llamas cuando estás drogado?—murmuré y él agachó la cabeza. Me alejé de la ventana, bajando a la puerta.

Al abrirla, Alex me miró a los ojos y se lanzó a abrazarme. Estaba frío, empapado y lloraba tanto que hacía mi corazón romperse en mil pedazos.

—Por favor, Lily, te amo, no sabes lo difícil que se está volviendo esto, fui un idiota, por favor perdóname—susurró y sollozó en mi hombro—Te amo, preciosa.

—No sabes lo que dices, estás ebrio... Y podría decir que hasta drogado—contradije tratando de que sus palabras no me afecten.

Él se separó de mí, mirándome dolido y con lágrimas no derramadas.

—No, no lo estoy. Tomé sí, quizás mucho pero en estos momentos te juro que estoy en mis cinco sentidos y estoy totalmente consciente de lo que digo, así que por favor, por favor te lo suplico, escúchame.

Lo miré a los ojos y esperé a que hablara.

—Lo siento, lo siento tanto, no quise, yo... No quise decir eso el otro día, amor, siempre tendré tiempo para ti, siempre. No importa si tuve una gira de un mes, no importa si sólo dormí una hora, no importa si tengo que tomar un avión desde el otro lado del mundo para verte, porque te amo y tú eres lo más importante para mí—él terminó de hablar y yo no podía hablar por los sollozos que se escapaban de mi boca—Déjame volver, por favor, permíteme volver.

Sin decir más, Alex me estrechó en sus brazos con más fuerza, aferrándose a mí como si fuera su salvavidas. Sus manos recorrían mi cabello y se alejó levemente, acariciando mi rostro.

Él me miró esperando mi respuesta, lo miré a los ojos y suspiré.

Lo pensé por un momento, y caí en la cuenta de que en un mundo donde al mínimo fracaso es fácil soltar y olvidar, es necesario saber amar y luchar por algo. A pesar de que esto no siempre salga como esperas, sólo queda dar lo mejor de ti.

—Te perdono, Alex—susurré sobre su oído y él tembló levemente—Te permito volver, mi amor.

Los ojos de él se iluminaron y parecía que la felicidad había vuelto a él de golpe.

—Te amo, mi vida, te amo como no tienes idea—susurró y sonrió de la manera en la que lo hace cuando todo parece ir bien, cuando realmente algo lo hace feliz.

Westview; MultifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora