Capítulo 14 🚬

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—Mientras Gen cocina

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—Mientras Gen cocina... ¿nos besamos o qué?

Rodé los ojos.

—Ya te dije que no volveríamos a besarnos, ya. Olvídalo, solo pasó anoche. Hay que superarlo y seguir hacia delante.

—Yo no quiero superarlo —murmuró, mientras jugueteaba con mi cabello.

Bufé y lo miré seria.

—Tendrás que hacerlo, siendo honesta, sí, me calientas. ¿Ya? Pero no es momento para revolcarnos y dejar que las hormonas se apropien de todo.

Esta vez, Franchesco fue el que rodeó los ojos.

—Bien. Pero no te esperaré toda la vida.

—No me esperes, nunca dije que lo hagas —aseguré.

¿Esta era mi manera de defender mis sentimiento y no dejarme llevar por miedo? Pues sí.

¿Estaba siendo una cretina estúpida? También.

Pero no entendía qué demonios me pasaba junto a él, así que debía entenderme antes de lanzarme.

—Realmente eres detestable cuando te pones así —masculló Franchesco.

Arqueé una ceja.

—¿Así cómo?

—Cuando te pones a la defensiva, te dejé bien en claro que sería sutil y te entendería, siempre y cuando dialogues conmigo —parecía molesto.

Me di un golpe mentalmente, en vez de apagar el fuego parecía que le estaba echando gasolina.

—Franchesco, no quiero hacer nada de lo que pueda arrepentirme. Así que, si no me dejas aclarar mi mente, no sabré qué hacer respecto a ti.

Él me miró curioso, pero no tardó en acercarse y tomar mi rostro con sus manos, aparentemente, le gustaba hacer aquello.

—¿Tanto te costaba ser sincera? —inquirió con una sonrisa malicioso.

—¿Tanto te cuesta dejar de ser un terco?

—Bien, tú ganas —aseguró mientras se acercaba a mi oreja y colocaba un mechón detrás de esta—. Pero cuando estés lista, planeo hacerte soltar palabrotas y mi nombre entre gemidos —susurró en mi oído.

Oh, mierda...

Eso fue... excitante.

Y eufórico.

Tragué grueso tratando de calmarme, aquellas palabras provocaron tanto que no sabía como reaccionar.

—¿Keira? —inquirió la voz de Gen mientras se adentraba a mi dormitorio—. Hay alguien merodeando por la entrada. Lo vi por la ventana mientras cocinaba... ¿Esperabas a alguien?

Fruncí el ceño, que yo supiera no debería venir nadie.

Aún así, salí de mi habitación y ellos me siguieron silenciosamente. Al arrimarme a la ventana de la sala, corrí un poquito la cortina y sí, definitivamente había alguien allí.

Keira y sus problemas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora