La nueva información que poseía de Franchesco me había intrigado, pero a la vez me negaba a dejar fluir mi curiosidad.
Preguntarle directamente podría ocasionar que me dejara de hablar y no quería eso, especialmente ahora que teníamos un acuerdo.
Además, por lo que sabía, ahora Gen era una clase de amiga. Tal vez podría acompañarme a algunos lugares, siempre y cuando no se comporte de manera estúpida. Lo cual... no creía que sucediera, ya que, ir a tomar un café con ella no salió tan mal.
No salió mal, admítelo.
Vale, lo admito.
Un golpecito en el vidrio de mi ventana hizo que me desconcentre de mis pensamientos. Era Franchesco, mirándome con el ceño fruncido, como si estuviera molesto.
—¿Por qué la cierras? —preguntó brusco, ni bien abrí la ventana.
—Ya estaba así cuando llegué, ¿por qué estás molesto?
—Solo... no la cierres, nunca lo hagas.
Asentí con la cabeza lentamente, sin entender por qué le daba tanta importancia a una ventana cerrada.
—Ya. Entendido, Murphy —murmuré, dejándolo pasar y notando que consigo llevaba algunos pinceles, acuarelas y hojas. Arqueé una ceja al pensar en qué podría llegar a tramar.
—¿Qué? Me gusta dibujar —farfulló, sentándose en el sillón verde.
Me encogí de hombros al no saber qué responderle, sinceramente, no sabía nada de dibujo, así que, a él podía gustarle lo que se le diera la gana que yo no sería quien vaya a juzgarlo.
—¿Qué hacías con Gen en la cafetería de los intensos? —indagó, removiéndose en su asiento, hasta estar del todo cómodo.
—¿Qué te hace creer que voy a contarte?
Franchesco sonrió de lado, para luego fruncir la nariz y negar con la cabeza, divertido.
—Eso dolió —aseguró, comenzando a hacer algunos trazos en su hoja.
Si él quería usar mi dormitorio para dibujar, yo lo usaría para comer helado y escuchar música mediante mis audífonos, así que los tomé y me los coloqué, para luego dejar a Franchesco a solas e ir a por un pote de helado.
Como era de esperar, mi padre no estaba. Me había ido a recoger a la cafetería y luego me dejó en casa, a solas.
¿Me regañó por salirme de teatro?
Era probable, pero no me di cuenta, porque no le presté atención cuando me recogió.
Si él amaba tanto la música o el teatro, que se involucre él en eso, que no me meta a la fuerza a mí.
Que me gustara tocar el teclado y algún que otro instrumento, no significaba que me pudiera obligar a hacerlo siempre.
No, no y no.
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Keira y sus problemas [COMPLETA]
Ficção AdolescenteLo último que esperaba Franchesco era que su vecina le llamase la atención, en cambio, Keira solo deseaba no meterse en problemas. 🚬 Keira nunca fue de tener amigos, de hecho, ya ni siquiera lo intentaba. De tanto mudarse, perdió la habilidad de so...