Estaba sentada en mi cama, mirando fijo mi sillón violeta.
Mientras Gen estaba ocupada en el baño lavándose ya que había tenido un par de problemas en la cocina (se le había volcado harina), con Franchesco habíamos guardado los bolsos con armas en mi armario.
Pero mi sillón violeta me atormentaba, al igual que el verde.
—No podemos abrir todos los sillones, sería evidente que descubrimos algo —dijo Franchesco, sentado en el suelo y fumándose un cigarro.
—Lo sé.
Solté un suspiro y me arrojé de espaldas a la cama, con las piernas colgando de esta.
Tenía dos bolsos llenos con armas.
Un padre que podría ser un asesino.
Y una familia que también podría dedicarse a matar gente.
¿Cómo demonios iba a vivir sabiendo eso?
O más bien, creyendo eso.
—¿A quién crees que se refieran con el muchacho? —cuestionó Franchesco.
Cerré los ojos con fuerza, tampoco tenía una respuesta para eso.
¿Y si se referían a Caleb?
¿O a Franchesco?
—No pretendas que tenga las respuestas —murmuré.
—¿No olvidarás nunca esa discusión? —masculló.
—Fue la primera y única que tuvimos —chisteé—. Peleemos más seguidos y así no será lo único que te recrimine.
Esta vez, él no dijo nada, pero me lo imaginé rodeando los ojos mientras exhalaba el humo de su cigarro.
—¿Les gustaría probar la tarta de limón que hice? —propuso Gen adentrándose a la habitación.
Me incorporé rápidamente.
—La lasaña estaba riquísima, pero sí, sí quiero. Aún hay espacio en mi estomago —dije, poniéndome de pie.
Gen se quedó mirando a Franchesco con curiosidad.
—¿Fran? ¿Vienes?
—No quiero herir tus sentimientos, Gen... —dijo Franchesco sin mucho ánimo—. Pero ya estoy lleno.
—Oh, entiendo. No pasa nada —respondió Gen.
Ahora era ella la que se veía sin ánimos.
Le eché una mala mirada a Franchesco y seguí a Gen. Al llegar a la cocina noté que estaban prendidas las luces y que su móvil estaba en aquel aparato raro para grabar.
—Esto no estaba en el acuerdo —solté burlona—. Me veo horrible y tú quieres grabar.
Gen se rascó el brazo nerviosa.
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Keira y sus problemas [COMPLETA]
JugendliteraturLo último que esperaba Franchesco era que su vecina le llamase la atención, en cambio, Keira solo deseaba no meterse en problemas. 🚬 Keira nunca fue de tener amigos, de hecho, ya ni siquiera lo intentaba. De tanto mudarse, perdió la habilidad de so...