Keira y sus problemas [COMPLETA]

Capítulo 32 🚬

Advertencia +18, si no gustan de leer estas escenas pueden seguir de largo. Pero sí les gusta; levanten sus manos 🤚 y comenten un chingo si es que les gustaría más escenas así.

Franchesco alzó la cabeza, mirándome fijo. Examinándome de pies a cabeza.
Pero al cabo de unos segundos, volvió su vista a su dibujo.

—No me acostaré contigo, no hoy.

Fruncí el ceño.

—¿Por qué no?

—Porque no me acuesto con desconocidas ni mentirosas.

Bufé.

¿Era en serio?

—¿Ahora soy una desconocida?

Franchesco ladeó la cabeza.

—No, una mentirosa.

No podía creer lo que estaba diciendo.

¿Yo? ¿Una mentirosa? ¡Pero si solo le ocultaba mis miedos!

Negué con la cabeza molesta, pero a la vez decidida a hacerle entender que estaba arrepentida de cagarla y que quería serle sincera.

Pero no encontraba la jodida manera de hacerlo.

Así que me subí a su cama, trepándola en cuatro patas y una vez que estaba enfrente de él, le quité su cuaderno y lápices. Coloqué todo en su mesita de noche mientras él se cruzaba de brazos y me asesinaba con la mirada.

Terminé de acercarme, sentándome sobre mis rodillas. Solté un suspiro y apoyé mi frente en la de él, cerrando los ojos con fuerza.

—Yo... —balbuceé—. Tengo miedo. Eres la primera persona con la cual me involucro. La primera en gustarme, la primera en dejar que me toque. Todo es nuevo para mi. Así que tener miedo debe ser normal. Miedo a lo nuevo, a lo desconocido y a las consecuencias de adentrarse al caos.

Suspiré, sabiendo que mi respiración chocaba contra la suya y sus labios.

—Estoy llena de inseguridades que no puedo dejas atrás y tú no me quitarás. Porque así no funciona y lo sabes.

Una de sus manos apareció lentamente por mi cintura y se quedó allí, quieta.

—Y por más que seas sincero conmigo, a veces no puedo evitar pensar en que me mandarás a la mierda luego de obtener lo que sea que quieras de mí.

—Yo solo te quiero a ti —murmuró—. Y es lo único que debe importarnos.

»Soy capaz de hacer de todo por ti, Keira. Vivir, morir y matar —aseguró y aquellas palabras me hicieron estremecer—. He hecho cosas malas de las cuáles no me arrepiento, así que, por ti, soy capaz de desatar el caos y protegerte con mi vida si hace falta.