Capítulo 16 🚬

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¿Qué clase de delito iba a cometer yo?

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¿Qué clase de delito iba a cometer yo?

Eso no tenía sentido.

Al terminar de comer, limpiamos lo ensuciado y volvimos a mi dormitorio.

Pero una vez estando allí, me quedé embobada al notar nuevos dibujos en mi pared.

Una chica de rodillas, llorando y con un cigarro en las manos. Sonreí internamente tras notar que tenía mi mismo peinado, mi estilo... Era yo. En una faceta dolorosa y destructiva.

Al lado había otro más pequeño, un fantasma andando en patineta. Era idéntico al tatuaje que tenía Franchesco...

Y fue ahí cuándo lo entendí, el fantasma era Caleb.

Tragué grueso tras ver el último, no era más sentimental, pero... me fascinó. Era Emily, de la película "El cadáver de la novia".

—Guau, me encanta... —murmuró Gen, asombrada por los dibujos de mi pared.

—A mí también —confesé.

Por instinto miré por la ventana, tenía la esperanza de poder verlo. Pero no estaba allí, al menos no cerca de su ventana.

—Me encanta este —dijo Gen, apuntando al dibujo de Maléfica.

—Sí, Franchesco es bueno en lo que hace.

—Me alegra que esté relacionándose con nosotras, hacía mucho que ni siquiera hablaba. ¿Puedes creer que no le dirigía la palabra ni a sus padres?

Fruncí el ceño, pensativa. Aún no terminaba de entender por qué le resultaba fácil soltarse con nosotras y no con su familia.

—¿Crees que triunfe cocinando? —cuestionó Gen, aunque por su tono de voz sentí que se lo preguntaba más así misma.

Se encontraba recostada en mi cama, mirando el techo. Porque cuando dejó de admirar los dibujos de Franchesco se apropió de mi cama.

—Yo creo que lograrás todo lo que te propongas —le aseguré—. Siempre y cuando confíes en ti.

Gen se puso de lado y me miró con tristeza.

—A veces siento que aspiro a mucho... o que no lograré nada... o que debería dejar de vivir...

Hice una mueca de tristeza, por alguna razón, no me gustó lo que estaba diciendo. Me ponía mal que se sintiera así.

—Sabes, creo que muchas veces tenemos ganas de morir... —suspiré—. Pero no es lo mismo que querer dejar de vivir, Gen.

Una pequeña lágrima se escapó por su ojo.

—No me gusta vivir así... —sollozó—. He intentado superarlo, seguir adelante. Pero cada vez que hago un paso, las personas me empujan y retrocedo tres. Ya no quiero sufrir...

Keira y sus problemas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora