La Calavera es oscura y maloliente. Namjoon y Jin se posan en un lugar apartado, donde también puedan observar la canoa donde está J-Hope, que llora desconsoladamente.
—¡Suéltame, suéltame!
Los otros dos niños gemelos sonríen cual caníbales. El de sombrero vino tinto se acerca hasta el muchacho de cabellos color ébano, agarrándolo del mentón. El labio inferior sobresale, así que lo muerde, haciéndolo incrementar su llanto.
Jin quiere bajar a salvar a su hermano, pero Namjoon lo agarra del hombro.
—Calma, Jin, no es el momento.
—¿Cuándo lo es? ¡Lo va a matar!
Namjoon rueda los ojos—. Por supuesto que no, Suga quiere...
—¡Quiero que me digas el escondite de Namjoon! A cambio, te dejaré vivir.
El rubio, aburrido, se mira las uñas—. ¿Cómo así? Pensé que a este lo habíamos atrapado para divertirnos y luego despedazarlo.
Es curioso porque J-Hope jugaba a ser el Capitán cuando estaba en casa. ¡Podía enfrentarse con el mejor de los piratas! Aunque... no contaba con que tuviera tal cicatriz horripilante, o ese garfio puntiagudo con el que no dudaría en sacarle los ojos. El labio mordido empieza a sangrar y J-Hope se lo chupa, mirando las botas de su raptor.
—Más vale que hables ya, ardillita, porque pronto subirá la marea y las aguas te cubrirán. ¡Dime dónde está el escondite del marica de Namjoon!
J-Hope vuelve a llorar con fuerza, queriendo explicar que es su primer día en esa isla y que, por consecuencia, todavía no sabe en dónde vive el héroe de la historia.
—¡Haz algo! —Jin le dice a Namjoon desde el lugar en la que miran la escena. No puede soportar ver a su hermanito destrozado.
Namjoon sonríe, confiado—. Quédate aquí y disfruta del espectáculo.
Jin lo agarra del brazo una vez se dirige a la batalla, acercándolo a él—. Espera..., cuídate mucho, Namjoon —murmura levemente, dejándole un beso en la comisura derecha de los labios. Namjoon frunce el ceño, queriendo cuestionar, pero Jin se le adelante—. Eso es un beso...
—Oh..., me gustó mucho, gracias. —sus ojos brillando. Jin ríe quedito.
—Te daré otro cuando regreses sano y salvo.
Namjoon desciende de espaldas mientras mira los hermosos ojos de Jin, sonriéndole. El muchacho le indica con las manos que tenga cuidado, lo que lo obliga a quitarle los ojos de encima.
—¡Capitán Suga, tiempos sin vernos! —saluda entusiasmado, con una falsa cortesía—. ¿Cómo ha estado usted?
Suga aparta su atención del sollozante niño, poniéndose rojo al instante.
Agust bosteza fuertemente, tomando asiento con expresión aburrido. Para nadie es un secreto que el Capitán de los piratas nunca ha ganado una batalla contra el maravilloso Líder de los Niños Perdidos, pero sigue teniendo la esperanza de derrotarlo. A su hermano le parece fastidioso, porque su obsesión desmesurada tiene todo que ver con la profunda envidia que le profesa.
Todo comenzó con una amistad. Los tres habían aparecido en la isla como los primeros niños perdidos; vivieron juntos en un tiempo, pero las peleas comenzaron cuando el maknae de su pequeño grupo, Namjoon, empezó a creerse el mayor. Romper la jerarquía de las edades se convirtió en una ocasión para mantener peleas incesables; entonces, cuando los gemelos cumplieron los catorce y se dieron cuenta de que estaban creciendo, dejando la inocencia atrás, se enfrentaron a la peor de las realidades: madurar sucede cuando se pierde la pureza, y el único que la estaba manteniendo era Namjoon.
Namjoon es el único que no crece. Ha criado a su grupo de Niños Perdidos, a sabiendas de que eventualmente se convertirán en hombres, y el futuro de ellos pueden ser dos: unirse a la tripulación del Capitán Suga, o morir en la bondad.
Ha pasado el tiempo y los gemelos tienen dieciséis, mientras que el Elegido y Líder continúa con sus constantes trece años. Suga lo envidia porque, a diferencia de Namjoon, el llamado chico inmortal, perecerá como una flor en invierno..., y su legado se evaporará.
Agust fluye con la corriente, pero tiene claro que, por muy descabelladas que sean las ideas de Yoongi, naturalmente lo ayudará. Porque lo quiere y lo sigue cual apóstol: es la razón de su crecimiento.
La espada de Suga es larga y reluciente, forjada por los duendes más agraciados en el arte; baila al compás del experto movimiento de muñeca que realiza su portador, quien ha tenido que aprender a usarla así una vez perdió la mano derecha. La de Namjoon es corta, el mango es de un oro que le han regalado los aborígenes, brilla con elegancia mientras chocan los dos tipos de aceros.
Jin se tienta el corazón, con ganas de acercarse hasta dar con su hermano, quien sigue llorando. Pero, entonces, pasa lo indeseable.
—¡Ataquen! —grita el rubio que acompaña al Capitán.
De pronto, se da cuenta de que hay cañones rodeando La Calavera. Jin se hace bolita en su posición, preocupado. Observa la manera en que Namjoon se sorprende, separándose de Suga. Lanza un grito cuando el Capitán rasguña la mejilla del héroe, dejando un hilo de sangre. Los piratas, aliados de los malos, se dan cuenta de su existencia, y gritan con alegría.
Sucede muy rápido: Jin no sabe qué hacer, cómo ayudar. Se siente insuficiente e impotente, lo que le obliga a actuar como un idiota, lanzándose de espaldas desde lo más alto. Huye del hombre calvo que carece de un ojo, pero empieza a caer en picada.
Unas manos lo toman de las partes traseras de las rodillas. Grita tan fuerte que está seguro de que quedará sin habla. La cara de Namjoon, enojado, se muestra ante sus ojos. Le está cargando como a una novia, pero Jin no tiene tiempo para sonrojarse por eso, pues se encuentra destruido y las lágrimas empiezan a salir.
—¡Mi hermano! ¿Qué ha pasado?
—¡Por tu culpa se lo ha llevado Suga! Cuando caíste, corrí aquí para atraparte. ¡Lo he perdido! Ese pirata, por alguna razón ¡sabía que estaría aquí!
—¡Fue mi cu-culpa, Nam-Namjoon! —llora desmedido.
Namjoon suspira—. No seas bobo. Lo tratará de extorsionar, pero lo detendremos antes de que lo mate.
—Si no me hubiera tirado...
—Te hubieran matado los piratas con los que nos ha sorprendido, no te preocupes, confía en mí, él estará bien, Jin...
Jin asiente, escondiendo su rostro lavado en lágrimas en la curva del cuello y hombro de Namjoon.
—Sí, confío...
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Neverland
Fanfiction1951, Seúl Seokjin, Hoseok y Taehyung son los tres hijos de la familia Kim. Residen en Seúl, una ciudad golpeada por la Guerra de Corea. Hay problemas políticos más allá de la bonita casa hogareña de nuestros chiquillos, conflictos de adultos que no...