9. Sirenas, tritones y problemas

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La Laguna de las Sirenas y los Tritones es hermosa. Hay agua transparente, purificada, también rocas grandes con criaturas preciosas posadas en ellas. Jin recuesta su cabeza en el hombro musculoso de Namjoon, y suspira enamorado. El sol en lo alto le recuerda la calidez en el corazón de su hermano Hoseok, y el clima tan diferente a Seúl –caliente y abrazador- le rememora todos aquellos momentos en los que su Taehyung sonríe.

—Es bellísimo. —afirma, feliz.

—¡Lo es! —concuerda Namjoon, volando hacia una roca particularmente apartada—. ¡Jackson, estoy aquí!

Jin frunce el ceño, queriendo preguntar quién es el susodicho. Algunas sirenas y tritones miran a Namjoon con admiración, pero cuchichean entre ellos al verlo a él. No le apetece estar solo porque, según las leyendas, los híbridos del agua son egoístas y odian con todo su ser. La hermosura de sus rostros y cuerpos solo existe para engatusar al visitante, y entonces apoderarse de sus almas. Le parece exagerado, ya que de ninguna forma tan bonitas criaturas podrían hacer daño, así que sonríe para ellos y saluda con su mano.

—¡Namjoon, querido! —saluda un tritón, saliendo del agua con una sonrisa preciosa. Su piel es tostada, su cara muy simétrica y sus labios rojos como la sangre, al igual que sus penetrantes ojos. La cola es de color perla, con escamas brillantes y lisas. Su voz es suave, cantarina. Namjoon muestra sus hoyuelos y se sienta en la piedra, olvidando que Jin ya no puede volar, pues le llama con una seña—. ¿Cuánto tiempo sin verte? ¡Una tortura si me lo preguntas! ¿Has tenido muchas aventuras?

Jin intenta acercarse a pie, resbalando con las rocas y ganándose unas burlas de los híbridos del agua que más cerca yacen.

—¡Definitivamente! El otro día le corté la mano al Capitán Suga y se la di de comer a los cocodrilos —una mueca caníbal que hace trastabillar a Jin y soltar un grito poco masculino en el proceso, pero Namjoon continúa hablando—. ¡El idiota de su hermano me hizo esta cicatriz —apunta su estómago, enojado—, pero yo le cause problemas a su tonto cabello rubio!

—¡Oh, Namjoon, eres genial! —suspira Jackson, encantado. Un par de sirenas se colocan a su lado, todos muy contentos de escuchar su narración épica.

Jin, quien está a punto de llorar por ser incapaz de acercarse, le llama con angustia—. ¡Namjoon, voy a caer!

Jackson lo enfoca y sus facciones se desfiguran en una ira poco contenida—. ¿Quién es ese?

—Ah, es Jin —le resta importancia—. Como te decía, entonces le tiré su propia ancla a uno de los piratas de Suga, lo que provocó...

Para ese entonces, Jin comienza a sollozar con fuerza. Se siente impotente y Namjoon se ha olvidado de su existencia, más preocupado en narrar sus hazañas sanguinarias. Se pregunta si el momento que habían compartido hacia minutos significó algo para el absurdo chico, pero al parecer no.

Namjoon se da cuenta de la tristeza de Jin y vuela confundido—. ¿Pasa algo? —se rasca la nuca. Jin absorbe sus mocos y se cruza de brazos, las sirenas empiezan a carcajearse maldadosamente.

—¡Claro que pasa! ¡Se están burlando de mí porque me has abandonado, no me quieres ayudar!

Namjoon luce confundido—. ¿Cómo así? Solo están jugando contigo.

—¡Por supuesto que no! Incluso me ignoraste cuando te hablé.

—Oh..., entonces, ¿me perdonas? —Namjoon está asustado, Jin no para de llorar y descubre que no le gusta verlo triste.

—E-está bien.

Namjoon sonríe y le besa la frente, feliz. Jackson jadea de fondo, algunas sirenas y tritones están desconcertados por la muestra de afecto por parte del torpe Líder de los Niños Perdidos.

De pronto, la oscuridad se apodera del lago. Jin se estremece, sintiendo la maldad en el ambiente. Namjoon le pasa un brazo por los hombros y los híbridos de agua se adentran en la laguna.

—¡El Capitán Suga!

—¡Es Suga, corran, a esconderse!

Jin conoce muy poco de la historia del enemigo de Namjoon. Se maravilla de que en ese universo tiene el nombre de Suga, porque en el suyo se llama Capitán Garfio. Está ahí para laborar de némesis del héroe, así que no espera mucho trasfondo en su personaje.

No quita el hecho de que le dé escalofríos.

—Vamos, Jin, veamos qué hace Suga. —invita Namjoon, pero cuando acaba la oración ya se encuentra llevándolo hasta detrás de una roca gigante.

En efecto, se trata del pálido pirata cuya cicatriz en el ojo le deja mudo. De todas maneras, asiente cuando Namjoon le hace un gesto con el índice en la boca para que se quede en silencio.

El sol parece haber sido eclipsado por el muchacho de sombrero vino tinto. Hay una diferencia marcada con el verde de Namjoon, como si, al igual que sus personalidades, las mismas esencias de ambos seres estuvieran destinadas a chocar. Allí yace, en una pequeña canoa, con un chico que se le parece en demasía, pero es rubio y con un traje impoluto de color blanco.

—Es su gemelo —explica Namjoon, quien seguramente notó su confusión—. Y...., oh, Dios, Jin, no te va a gustar nada, pero se trata de...

Pero Jin ya lo había reconocido.

—Es mi hermano...

—Tranquilo, Jin, no vayas a hacer escándalo. Lo recuperaremos, ¡te lo juro!

Jin está llorando, preocupado—. Es Hoseok..., ¡Namjoon, tiene a mi hermano! Es mucho más sádico en este universo, seguramente le hará daño.

—No creo que sea así, Jin, porque yo siempre lo detengo. J-Hope estará bien —infla el pecho—. Vamos a seguirlos, parece que van a La Calavera.

Jin se las arregla para calmar su pecho, pero el corazón sigue latiendo desbocado en su pecho. Asiente, decidiendo que confía en Namjoon.

Se agarran de las manos una vez emprenden el vuelo detrás de la pequeña canoa en la que el hermano de Suga rema, J-Hope llora y Suga tiene su inconfundible mueca de asesino. Namjoon ruega que, como siempre, pueda detener sus planes malignos.

NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora